Centro de Historia Intelectual, Departamento de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Quilmes

 ← Volver a Prismas,  vol. 22, núm 2, 2019

 

Presentación

Lidiane Soares Rodrigues y José de Souza Muniz Jr.

UFSCar/CAPES-UECE, Brasil

 

Contextos en diálogo

Este dossier reúne reflexiones acerca de la influencia de las prácticas editoriales en la historia de las ciencias sociales, en particular, y de las humanidades, de modo general. Incluye enfoques que ayudan a comprender el papel de las editoriales en la difusión del pensamiento social y la intervención de los científicos sociales como editores, o sea, como mediadores o catalizadores de la producción de conocimiento sobre la sociedad. Plantea por lo tanto interrogantes acerca de las relaciones entre las ciencias sociales, las políticas editoriales y la intervención de los intelectuales (en la condición de publicados y, sobre todo, de publicadores) en el debate público. El interés colectivo en ese conjunto de relaciones, bajo el prisma específico de una sociología histórica de la vida intelectual, merece algunos comentarios preliminares.

En primer lugar, hay que destacar que los estudios sobre prácticas editoriales nunca llegaron a constituir un campo académico o sub-académico plenamente establecido. No obstante, es cierto que, desde la publicación de las primeras grandes “historias nacionales” del libro llevadas a cabo en la década de 1980, los investigadores dedicados al tema vienen encontrando oportunidades cada vez más provechosas de intercambio intelectual. En América Latina, el Brasil y la Argentina son dos de los países donde tales estudios se han desa-rrollado de modo más sólido en las últimas décadas, y la existencia de este dossier es, en gran parte, testimonio de ese desarrollo.

Es cierto que en el Brasil el proceso de consolidación e institucionalización de estos estudios fue mucho más temprano y relativamente más denso que en la Argentina. En parte gracias a la creación de las primeras ca-rreras de Edición en las facultades de Comunicación a comienzos de la década de 1970, nuestro país ya contaba en el inicio de los años 1990 con colecciones de “libros sobre libros” (algunas de las cuales perduran hasta hoy) y con un grupo de trabajo que comenzó a reunirse anualmente en los congresos nacionales de la Sociedad Brasileña de Estudios Interdisciplinarios de la Comunicación (INTERCOM). Vale la pena recordar, como contrapunto, que la carrera de Edición de la Universidad de Buenos Aires surge a comienzos de la década de 1990 y que aún es la única oferta en ese campo (en el Brasil, ese tipo de carrera se diversifica y se expande por el territorio), y las colecciones dedicadas al tema aparecieron más de una década después. Ahora bien, a partir de entonces no solo estos estudios han cobrado un particular impulso en la Argentina, sino que también la riqueza de las perspectivas analíticas que allí se han desarrollado –sobre todo como fruto del trabajo de historiadores y científicos sociales– encontró eco del otro lado de la frontera.

En ese sentido, hay que señalar que dichos contactos le deben mucho al trabajo de diplomacia intelectual llevado a cabo por Gustavo Sorá, que también participa de este dossier: además de ser uno de los responsables del desarrollo notable de esos estudios en la Argentina en los últimos años, el investigador dio una vuelta de tuerca en los estudios sobre la edición en el Brasil a partir de su paradigmática investigación sobre la editorial José Olympio. En años más recientes, investigadores brasileños han hecho el recorrido inverso y se han interesado por el mundo editorial argentino, lo que es un resultado no solo de la fascinación que la Argentina letrada y lectora ejerce desde hace muchas décadas sobre los intelectuales brasileños, sino también de los intercambios académicos, que han crecido cada vez más en un período en que, al amparo del Mercosur, los dos países comenzaron a entablar una cantidad inédita de intercambios comerciales, educacionales y simbólicos.

Uno de de esos intercambios, que resultó particularmente provechoso, fue el proyecto de historia social de los intelectuales latinoamericanos desarrollado en conjunto por un grupo de investigadores de la Universidad de San Pablo, coordinado por Sergio Miceli, y el Centro de Historia Intelectual de la Universidad Nacional de Quilmes. Los diversos encuentros, trabajos conjuntos e investigaciones comparadas que se realizaron en el marco de dicho proyecto dieron aliento a otra serie de relaciones académicas, de las cuales, al fin y al cabo, este dossier también es resultado. Nos parece oportuno y significativo que sea publicado en Prismas, ya que, en gran medida, él da cuenta tanto de la valoración de esos intercambios como de su deseo de darles continuidad.

En la Argentina, una de las instancias que han contribuido al desarrollo de los estudios sobre prácticas editoriales ha sido el Coloquio Argentino de Estudios sobre el Libro y la Edición, que tuvo su primer encuentro en 2012 en la ciudad de La Plata y cuya tercera versión tiene lugar en 2018, en Buenos Aires. En gran medida, este dossier fue motivado por la productividad de las perspectivas analíticas que pudimos registrar en la segunda edición de ese evento, que se llevó a cabo en 2016 en la ciudad de Córdoba. Allí entramos en contacto con el trabajo de un conjunto heterogéneo de investigadores interesados en la relación entre prácticas editoriales y prácticas intelectuales en el ámbito de las ciencias humanas y sociales. Más allá de la diversidad de disciplinas y perspectivas metodológicas, hay entre los investigadores aquí reunidos algunas claves de interpretación que permiten ubicarlos en un fondo común de referencias analíticas.

Perspectivas cruzadas

Hay por lo menos dos maneras de tratar las prácticas editoriales. Por un lado, esta actividad puede ser entendida como efecto del amor a los libros, de la apuesta en la difusión de las ideas, como algo que resulta atractivo para aquellos con vocación para las ofrendas nobles y desinteresadas. Por otro lado, se puede comprender la misma actividad como parte constitutiva de la colaboración y competencia de los agentes en una lucha constante de vida o muerte simbólicas en el interior de los respectivos campos especializados con los que se vinculan los segmentos editoriales –la literatura, las artes plásticas, el teatro y, por qué no, las ciencias sociales–. En ese sentido específico, los catálogos, las colecciones y las series pueden ser vistos como partidos intelectuales, modos de organización y ordenamiento de los discursos, y principios específicos –entre muchos otros– de jerarquización de autores, obras, disciplinas, países e idiomas de las ciencias humanas.

Dentro de la segunda perspectiva, los autores que participan en este dossier han optado por diferentes encuadres. Alexandra Tedesco y Diego García, por ejemplo, se concentraron en las tomas de posición epistemológicas y políticas de figuras clave de la sociología y el marxismo argentinos: Gino Germani y José Aricó. En ambos casos, el análisis circunstanciado de las estrategias editoriales de esos protagonistas sugiere nuevas hipótesis sobre el papel destacado que ellos tuvieron y las polémicas que suscitaron dentro de sus respectivos espacios de competencia intelectual.

Juan Bonacci y Alejandro Dujovne, por su parte, se ocuparon de las tensiones entre principios económicos y científicos en la definición del conjunto de lecturas puesto a disposición en mercados que son, a un mismo tiempo, materiales y simbólicos. En la misma línea, pero operando con otras escalas de análisis, se ubican los trabajos de Mariano Zarowski y Leonardo Nóbrega: al analizar emprendimientos editoriales paradigmáticos de la segunda mitad del siglo XX, los autores ponen en evidencia las tensiones que el desarrollo de un campo de producción académica –la Comunicación en la Argentina, en el primer caso, la Sociología en el Brasil, en el segundo– genera cuando estos emprendimientos que le dan lugar y voz se dirigen a públicos más amplios.

Los trabajos de Gustavo Sorá y Andrea Novello y de Miguel Palmeira apuntaron, en especial, a la posición periférica ocupada por el Brasil y la Argentina en la producción teórica en ciencias sociales y exploraron dimensiones nacionales de la apropiación y circulación de autores “clásicos”. También en el ámbito de la problemática de la circulación internacional, se encuentra un abordaje simultáneamente histórico y sociológico en los artículos de Karina Janello –que se ocupa del contexto de la Guerra Fría y sus efectos sobre las opciones y los principios de lectura– y de Jimena Caravaca y Ximena Espeche, que ponen de relieve el rol central que tuvo la inmigración española en México en cuanto a la divulgación de las ideas económicas en América Latina.

La diversidad de los objetos analizados en los trabajos aquí reunidos está hilvanada por una perspectiva desencantada de las prácticas simbólicas. En ese sentido, los autores se inspiran, cada uno a su manera y de modo creativo y no dogmático, en la obra de Pierre Bourdieu. En una primera vertiente, se trata de pensar las lógicas del campo editorial en conexión con las lógicas del campo académico, del que las editoriales y los editores de ciencias humanas toman los insumos discursivos de su actividad y los móviles de sus disputas específicas. En una segunda vertiente, el interés se focaliza en un desarrollo más reciente de las proposiciones bourdieusianas: el análisis de las asimetrías entre los espacios nacionales en la circulación internacional de los bienes simbólicos. En todos los casos, lo que se pone en evidencia es la distribución desigual de los recursos entre regiones diferentes del espacio editorial en una relación de homología con las jerarquizaciones y clasificaciones propias del espacio intelectual.

Además de los artículos, este dossier trae una entrevista inédita al sociólogo brasileño Sergio Miceli. Nuestro propósito consistió en sumar a las investigaciones presentadas las confesiones de un agente que encarna ambiciones, contradicciones y dificultades inherentes a la articulación temática que compone este dossier. El lugar central que su figura ha asumido en el espacio de las ciencias sociales brasileñas se relaciona no solo con su práctica sociológica, sino también con su trabajo como editor y como introductor de la obra de Pierre Bourdieu en el Brasil. En ninguna de sus muchas entrevistas ya publicadas Miceli se había interesado de manera tan directa por su trabajo con las editoriales. Los lectores se sorprenderán al advertir en qué medida ese tipo de trabajo puntúa su trayectoria prácticamente desde el comienzo de su incursión en la sociología hasta el momento actual. A la luz de los análisis presentados, la entrevista adquiere una luminosa inteligibilidad y estimula a llevar a cabo un examen minucioso de las trayectorias de este y de otros científicos sociales que se han dedicado al oficio de publicar, entre los que el mismo Bourdieu tal vez sea uno de los más significativos.

Por último, esperamos que este dossier contribuya a consolidar los diálogos entre investigadores brasileños y argentinos dedicados a la vida intelectual y al trabajo editorial, diálogos que el propio Miceli ayudó a fortalecer y para los que Prismas ha ofrecido un espacio privilegiado?