Centro de Historia Intelectual, Departamento de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Quilmes
← Volver a Prismas, vol. 22, núm 1, 2019
Ori Preuss,
Transnational South America: Experiences, Ideas, and Identities, 1860s-1900s,
Londres y Nueva York, Routledge, 2016, 176 páginas
Ori Preuss se desempeña actualmente como Senior Lecturer de Historia Latinoamericana en el Departamento de Historia de la Universidad de Tel Aviv. Este libro, publicado en 2016, amplía objetivos e introduce nuevos argumentos y materiales a su primera obra, Bridging the Island: Brazilians’ Views of Spanish America and Themselves, 1865–1912 (Iberoamericana, 2011), donde examinaba la invención y reinvención de la identidad nacional brasileña en el contexto latinoamericano. En Transnational South American, el autor analiza las circulaciones, conexiones y redes que denomina “transnacionales”, generadas entre letrados (diplomáticos, políticos, juristas, escritores y periodistas) principalmente entre las dos ciudades capitales hegemónicas del Atlántico sur: Río de Janeiro y Buenos Aires, y en menor medida Montevideo, junto con otras de la región. El libro pretende demostrar, mediante una histoire croisée, la construcción en espejo de las dos nacionalidades (argentina y brasileña) y, a la vez, la de un espacio y una identidad supranacional, Sudamérica y/o América Latina, a partir de aquellas experiencias transnacionales que se intensifican en el último tercio del siglo XIX gracias a la modernización tecnológica del transporte y las comunicaciones. Enseguida recordamos la primera frase de la ya clásica obra de Anne-Marie Thiesse: “Rien de plus international que la formation des identités nationales”.[1] Preuss podría afirmar, entonces, que no hay nada más transnacional que las construcciones nacionales y regionales.
Preuss inscribe su investigación en el cruce entre la historia cultural, de los intelectuales y la historia diplomática, en combinación con los aportes de las teorías de la traducción y la crítica literaria. Si bien el enfoque transnacional se remonta en historiografía a mediados de los años 1990 e impacta en el campo hacia mediados del 2000,[2] todavía resulta una opción novedosa para el estudio de fenómenos del siglo XIX en esta parte del subcontinente. Desde hace varios años, son cada vez más numerosos los trabajos sobre viajes intelectuales sudamericanos, redes continentales y circulación de textos impresos (libros, prensa periódica, revistas) en Latinoamérica en momentos muy distintos, desde fines del período colonial al siglo XX. Ori Preuss se sitúa en esta corriente estudiando el momento en que los gobiernos oligárquicos en la Argentina, el Brasil y demás países latinoamericanos insertan sus economías en el mercado mundial como productores de materias primas y, a la vez, se aceleran las transformaciones sociales y culturales bajo la retórica del “orden y progreso” y “paz y administración”. Su propuesta se ve enriquecida, por un lado, porque hace dialogar aquellas circulaciones propias del mundo letrado con los avatares de la diplomacia. En este sentido, la obra también puede ser considerada un rico abordaje cultural de la historia de las relaciones internacionales.
Por otro lado, el autor introduce como actor protagónico al Brasil con el fin de demoler el mito del aislamiento, un mito alimentado más por la división de los estudios latinoamericanos –que no suelen incluir a este país en las relaciones y comparaciones con sus vecinos hispanoamericanos– que por la propia experiencia histórica, más allá de la “frontera” lingüística a la que se alude comúnmente. Incluso los pocos autores que indagaron en las relaciones diplomáticas y culturales entre el Brasil y sus vecinos hispanoamericanos han subestimado estos intercambios.[3] Asimismo, su agenda se aleja de la tradición que prioriza el estudio de los viajes y las miradas de los intelectuales latinoamericanos con respecto a los Estados Unidos y a Europa. Las circulaciones entre letrados brasileños y argentinos se realizan en un marco de relativa igualdad, sin “zonas de contacto” asimétricas signadas por la relación colonial o bajo los ojos imperiales.[4] Preuss sostiene que, aun cuando el modelo de modernidad proviene de París, Londres y Nueva York, el espacio que se construye en esta parte del Atlántico comienza a ser percibido por los brasileños como una modernidad alternativa, producto de la adaptación de modelos del Norte a la realidad local. Finalmente, la “religación” entre letrados brasileños y argentinos, siguiendo el clásico concepto de Ángel Rama y Susana Zanetti, es abordada creativamente por el autor desde un conjunto de prácticas pocas veces asociadas entre sí en las investigaciones sobre redes intelectuales: los viajes individuales y las visitas oficiales, los encuentros intelectuales y los banquetes diplomáticos, el papel de la traducción en la prensa y su vínculo con las relaciones internacionales.
El libro está estructurado con una introducción en la cual la densidad teórica y metodológica está supeditada a sus objetivos claramente expuestos; cuatro capítulos organizados en función de los fenómenos transnacionales estudiados, cada uno con criterio cronológico con el fin de detectar cambios en las representaciones y en las relaciones entre los vecinos, y una breve conclusión que restituye sus aportes. En la bibliografía se consignan las fuentes documentales y las publicaciones periódicas consultadas. Esto da una idea del elenco de personajes en los que se ha centrado el autor. Además del archivo de Cancillería de Río de Janeiro (Archivo Histórico de Itamaraty), Preuss consultó los archivos personales de Estanislao Zeballos, Ruy Barbosa, Joaquim Nabuco, el Barão do Rio Branco, Oliveira Lima y Vicente Quesada (en el Instituto Iberoamericano de Berlín). La mayoría de las numerosas publicaciones periódicas examinadas provienen de Río de Janeiro y de Buenos Aires, y en menor medida de Montevideo, Asunción, Nueva York y Lisboa.
El primer capítulo indaga en el papel de la traducción en la religación intelectual y la construcción de las relaciones internacionales entre la Argentina y el Brasil, intentando vincular los aportes de la teoría de la traducción con la historia cultural y diplomática. Encuentra una constante tensión entre proximidad y distancia, nacionalismo y regionalismo en los intercambios lingüísticos entre hispanohablantes y luso-hablantes en varios momentos clave. Aunque analiza el lugar de la traducción entre los unitarios exiliados y los publicistas pagados por el régimen rosista, y luego la proximidad potenciada por la batalla de Caseros, el corpus de textos publicados (traducidos o sin traducir) en la prensa de ambas capitales aumenta considerablemente durante la Guerra de la Triple Alianza y particularmente a partir de la década de 1870, conforme avanzan en el Brasil los movimientos abolicionista y republicano. Esa guerra constituye para el autor un punto de inflexión en la historia del conocimiento de ambos vecinos, y, en oposición dialéctica, de las representaciones de uno mismo. Si en Traducir el Brasil,[5] Gustavo Sorá enfatizaba para el período la construcción de la otredad en coherencia con la competencia por la hegemonía entre los dos países, Preuss, sin negar este aspecto, hace hincapié en el acercamiento cognitivo y afectivo que genera la traducción y su papel en la producción de nuevas identidades macro-regionales.
El segundo capítulo examina los viajes personales de letrados brasileños a Buenos Aires y de argentinos a Río de Janeiro, ya sea por motivos periodísticos, diplomáticos, congresos científicos, negocios o simple curiosidad. Los brasileños coinciden en el asombro y admiración ante una modernidad original en el Río de la Plata, a la vez que confirman su atraso respecto de la capital argentina. El racismo biológico imperante a fines del siglo XIX es un factor primordial en ese cambio de percepción. La inmigración aluvional europea hacia el Río de la Plata ha sido más contundente que en el Brasil, donde los abolicionistas creían que el blanqueamiento, como sinónimo de progreso, llegaría lentamente a raíz del mestizaje, además de la apuesta común a la inmigración del Viejo Continente. Aunque no desaparecen los estereotipos negativos de los letrados brasileños con respecto a las repúblicas hispanoamericanas, percibidas como políticamente inestables bajo el violento capricho de caudillos, a partir de la Guerra de la Triple Alianza emerge un sentimiento de admiración por la moderna y “blanca” sociedad de Buenos Aires. Joaquim Nabuco llegará a afirmar que “ya no es necesario ir a París”.
El tercer capítulo desarrolla una aproximación cultural a la historia diplomática y analiza la conexión de tres prácticas transnacionales: la diplomacia, las visitas internacionales y la prensa periódica. A diferencia del capítulo anterior, esta sección está centrada en las visitas oficiales y semioficiales. Esos encuentros actualizaron un determinado discurso público sobre las relaciones internacionales y, a la vez, afirmaron identidades nacionales y regionales en un espacio cada vez más interconectado por el telégrafo (desde 1875) y el transporte marítimo. El autor reconstruye las redes político-intelectuales latinoamericanas del intelectual, jurista, político y diplomático Estanislao Zeballos (en la literatura recordado más por su nacionalismo xenófobo), los proyectos regionales del ministro de relaciones exteriores el Barón de Rio Branco, el político y jurista Ruy Barbosa y el diplomático y presidente Roque Sáenz Peña. Proliferaron a fines de siglo los congresos internacionales que ponían en relación a hombres de Estado, científicos, médicos, juristas y demás expertos en áreas de conocimiento en proceso de institucionalización. En estos marcos fue constante la oscilación entre proyectos y sentimientos de rivalidad y solidaridad. Las visitas presidenciales de Campos Salles, Julio A. Roca, y luego Roque Sáenz Peña, como candidato y presidente, constituyeron momentos de significación densa tanto en la historia de la proximidad bilateral como en la producción de identidades supranacionales debido a sus repercusiones en el mundo político, la prensa y la opinión pública.
Por último, el cuarto capítulo indaga en el concepto de “América Latina” e introduce a los letrados (políticos y escritores) brasileños en la discusión sobre la identidad nacional y continental acelerada por la guerra hispano-norteamericana de 1898. Además del conocido arielismo de los escritores modernistas, Preuss recupera otras apropiaciones del “latinoamericanismo” en el discurso de juristas, políticos y diplomáticos como Ruy Barbosa o Estanislao Zeballos, comúnmente ignorados en esta discusión. Por eso intitula este capítulo “Calibanistic Ariels”, puesto que este latinoamericanismo oscilaba entre el estereotipo de continente débil (o enfermo) y también espiritual ante el Calibán del norte, y un sentido “calibanístico” local según el cual el espacio sudamericano se imponía ante el mundo como región moderna, no exento de pretensiones hegemónicas.
La originalidad del planteo, la audacia de sus hipótesis y el elogiable manejo de un conjunto heterogéneo de fuentes (prensa, revistas especializadas, memorias, correspondencia personal, documentos diplomáticos) instala esta investigación como referente ineludible para los especialistas en el campo de las relaciones internacionales y la historia de la cultura latinoamericana de fines del siglo XIX y comienzos del XX. Nos permitimos, para concluir, dos reflexiones finales que no van en desmedro de la obra, sino que se desprenden constructivamente de sus interesantes propuestas.
El libro analiza en detalle la constante invención y reinvención de identidades nacionales –en momentos en que reinan los nacionalismos beligerantes en el mundo–intrínsecamente articuladas con la producción de nuevas identidades regionales o macro-regionales (Sudamérica, Latinoamérica). Las experiencias transnacionales crearon un espacio sin precedentes por la densidad de la interconexión, pero también, posiblemente, hayan contribuido más a afianzar las nacionalidades modernas antes que a fortalecer nuevas identidades supranacionales; la nación era la unidad mínima de soberanía para imaginar cualquier proyecto viable de integración regional. Cabe preguntarnos, entonces, sobre el alcance de esas nuevas identidades regionales en la “conciencia criolla” de los protagonistas letrados de fin de siècle.
La segunda reflexión tiene que ver con la necesidad de incluir en la histoire croisée la circulación de letrados y prensa de Montevideo y, especialmente, de Santiago de Chile, con similar empeño al dedicado al eje Río de Janeiro-Buenos Aires. Ello podría aportar más elementos al análisis de la producción del espacio/identidad “Sudamericano” en relación con la percepción nacional de sí mismo y de los demás. El eje Santiago-Buenos Aires posee una historia igualmente rica en sus aristas de competencia y solidaridad. En las cumbres presidenciales de los Centenarios chileno y argentino de 1910, durante la inauguración del ferrocarril trasandino, varios periódicos de las dos capitales parafraseaban a Luis XIV: “ya no hay Andes”.
Pablo Ortemberg
CEHP-EPYG-UNSAM/CONICET
[1] Anne-Marie Thiesse, La création des identités nationales. Europe XVIII-XX siècle, París, Éditions du Seuil, 2002, p. 11 [trad. esp.: La creación de las identidades nacionales. Europa siglos XIX y XX, Santiago de Compostela, Ezaro, 2010].
[2] Por ejemplo, Akira Iriye, “Transnational history”, Contemporary European History, 13, 2, 2004; Patricia Clavin, “Defining transnationalism”, Contemporary European History, 14, 4, 2005.
[3] Leslie Bethell, “Brazil and ‘Latin America’”, Journal of Latin American Studies, 42, 3, 2010.
[4] Mary Louise Pratt, Ojos imperiales. Literatura de viajes y transculturación, Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes, 1997.
[5] Gustavo Sorá, Traducir el Brasil. Una antropología de la circulación internacional de ideas, Buenos Aires, Libros del Zorzal, 2003.