Centro de Historia Intelectual, Departamento de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Quilmes
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Introducción
Tras el fin de la última dictadura militar la sociología argentina comenzó un proceso de recomposición institucional e intelectual. Durante este proceso, el libro fue el principal medio de publicación. El análisis de sus condiciones de producción y circulación revela rasgos significativos de la evolución de los vínculos entre la sociología, las instituciones académicas y el mercado editorial.
En el presente artículo nos proponemos mostrar algunas de las principales características de la publicación de la sociología argentina, concentrándonos en la edición universitaria. Para ello, elaboramos una matriz de datos con las características de las obras publicadas por sociólogos entre 1983 y 1995.[1] Como se ha señalado, la publicación en ciencias sociales y humanas depende tanto de los modos de validación del trabajo de investigación de las propias disciplinas como de la acción de los editores, quienes poseen diferentes relaciones con el campo académico y universitario, con el campo intelectual y con la edición para el gran público.[2]
En este artículo nos concentramos en las editoriales universitarias que más títulos de sociólogos argentinos publicaron: el Centro Editor de América Latina (CEAL), Biblos y el Grupo Editor Latinoamericano (GEL). Mostraremos cómo la edición universitaria no es homogénea: varía de acuerdo con las diferentes estrategias editoriales y los patrones académicos de publicación.
El Centro Editor de América Latina y la edición universitaria de sociología
Del conjunto de las 54 editoriales que publican libros de sociología entre 1983 y 1995, el Centro Editor de América Latina (CEAL) se destaca por la cantidad de obras editadas: 110 de los 466 títulos relevados, lo que representa un cuarto del total (gráfico 1). La producción del CEAL supera en más de cinco veces la del Grupo Editor Latinoamericano (GEL) y la de Biblos, las editoriales que le siguen en términos cuantitativos.[3]
¿Por qué el CEAL se convirtió en el principal editor de libros de sociología? ¿Cómo se distinguían las estrategias editoriales del CEAL de las de las editoriales emergentes que luego ocuparon su lugar?
Con el retorno de la democracia, el CEAL era reconocido en el espacio cultural argentino y latinoamericano y su editor, Boris Spivakow, era ya un editor consagrado. Tras dejar su marca en la Editorial de la Universidad de Buenos Aires (Eudeba), Spivacow continuó, con la creación del CEAL en 1966, su estrategia de democratización del acceso a textos cultos y académicos.
El proyecto de Spivacow ocupó el lugar vacante dejado por Eudeba en la edición universitaria tras la crisis institucional desatada con la intervención del gobierno de facto de 1966 y que se extendió hasta 1984.[4] El CEAL, en tanto que editorial privada, tenía mayor autonomía respecto del control institucional de las universidades públicas,[5] lo que le permitía amparar a quienes habían sido expulsados de las universidades y enriquecer su catálogo.[6]
Orientada a la edición masiva de libros universitarios la estrategia editorial del CEAL cosechó cierto éxito durante las décadas de 1960 y 1970. Los libros eran organizados en colecciones temáticas, en formato de pequeños fascículos de bajo costo y distribuidos en librerías y kioscos o puestos de diarios y revistas. Ese modelo de edición universitaria se nutría de dos fuentes.
Por un lado, la representación de Spivacow del editor como un agente orientado a “formar un público”[7] se inscribía en una genealogía de su función pedagógica consolidada en el campo editorial argentino.[8] En efecto, también puede encontrarse –orientada a la literatura– en colecciones como la Biblioteca La Nación, La Cultura Argentina y La Biblioteca Argentina, que contribuyeron a organizar el mercado editorial local durante las primeras décadas del siglo XX.[9] La particularidad del CEAL reside en que trasladó esa intención pedagógica a la edición de las humanidades y las ciencias sociales de posguerra.
Por otro lado, el modelo del CEAL se inspiraba en las innovaciones producidas por la colección Que sais-je?, de la Presses Universitaires Françaises (PUF) en Francia durante las décadas de 1940 y 1950, de cuyos títulos Spivacow compró varios derechos de traducción. La novedad de la colección de PUF residía en su orientación a un público en formación entre la escolaridad media y superior, su dimensión de bolsillo, la cantidad de páginas –menos de 200–, la estética moderna y austera y el bajo precio de los ejemplares.[10]
A diferencia de otras editoriales vinculadas a la disciplina, el CEAL operó como una amalgama entre la producción restringida[11] –aquella destinada a conformar un mercado de productores para productores– y la producción ampliada[12] –aquella destinada a un público general–. Si consideramos su catálogo desde 1983, los criterios del CEAL eran más heterodoxos que los de las editoriales consolidadas. Paidós, la casa editorial vinculada a la institucionalización de la disciplina en la Argentina,[13] solo publicaba obras de sociólogos consagrados, en general de figuras relacionadas a Gino Germani. Por su parte, el Fondo de Cultura Económica solo publicó a Torcuato Di Tella, títulos de sociólogos extranjeros y reediciones de clásicos.
A diferencia de aquellas, en el CEAL encontramos una gran presencia de títulos inéditos, referidos a temáticas y líneas de investigación variadas. Las reediciones corresponden en su mayoría a obras de autores extranjeros o a intelectuales reconocidos. Asimismo, hay cierta heterogeneidad en las características de los autores: desde académicos formados o investigadores del Conicet, que ya contaban con libros de su autoría, hasta jóvenes que publicaban por primera vez.
Sin embargo, la estrategia de edición universitaria del CEAL se vio tensionada a partir de 1984 por la estabilización de las lógicas de producción universitarias y académicas. Cuando relanzó algunas de sus colecciones tras la crisis económica y política de 1989, los textos de sociología publicados mostraron con nitidez los rasgos propios de los patrones académico-institucionales. Estos se evidencian, por un lado, en la especialización de las temáticas o áreas de investigación y, por otro, en el crecimiento de las obras de autoría colectiva.
En efecto, si se comparan los períodos 1983-1989 y 1989-1995, mientras que en el primero la temática dominante es la sociología política (cerca del 70% del total de títulos), en el segundo su primacía decrece de modo significativo (cerca del 17%). A partir de entonces emergen nuevas temáticas, como la sociología de la religión, la sociología de la cultura y la sociología de la salud (cada una con alrededor del 10%), entre otras.
Algo similar ocurrió con la autoría de los textos: el porcentaje de textos de un solo autor pasó del 55% al 39% del total. Las diferencias en las temáticas y los tipos de autoría pueden ser explicadas por la evolución de la producción científica y académica en la sociología argentina, que promovió, por un lado, el desarrollo de la especialización disciplinar y, por otro, la organización del trabajo en equipos de investigación.
Las estrategias de las editoriales universitarias emergentes: los casos
de Biblos y el Grupo Editor Latinoamericano
Los procesos de expansión e internacionalización de las ciencias sociales en la Argentina a partir de la transición democrática[14] habían permitido consolidar otras estrategias de edición caracterizadas por la combinación de tres dimensiones. En primer lugar, la coedición financiada por las instituciones, por lo general orientada a publicar obras colectivas. En segundo lugar, una incipiente recuperación de la edición universitaria focalizada en la publicación de material de enseñanza. En tercer lugar, la segmentación del mercado editorial, que estructuró la conformación de nichos vinculados a determinadas especialidades.
En línea con estas tendencias, la coedición financiada de libros de humanidades y ciencias sociales constituyó uno de los principales modos de capitalización de editoriales jóvenes como Biblos, el Grupo Editorial Latinoamericano (GEL) y Tesis-Norma. Alrededor de la década de 1980, estos nuevos emprendimientos buscaron hacerse un lugar en la edición académica mediante alianzas con intelectuales que tenían acceso a financiamientos institucionales para desarrollar sus trabajos y que podían utilizarlos para solventar parte de los costos. Esta estrategia les permitía compensar la desposesión del capital simbólico de aquellos editores consolidados en el espacio académico y la ausencia del respaldo de los proyectos editoriales de grupos intelectuales de vanguardia, en general ligados a las revistas político-culturales.
En el caso de Biblos, la coedición fue relevante para la publicación de la colección Cuadernos de la Fundación Simón Rodríguez (FSR), creada y dirigida por Torcuato Di Tella en 1971, conformada por investigadores del Instituto homónimo (el IDT). En Biblos, la FSR publicó más de veinte libros, principalmente de sociología e historia política y económica, que encontraban su público no solo entre los especialistas sino también entre los estudiantes, conforme la inserción del propio Di Tella y de investigadores de la FSR que estaban al frente de los cursos del Ciclo Básico Común (CBC) de la UBA.[15]
Con la normalización universitaria ocu-rrida durante el gobierno de Alfonsín se creó en la UBA el CBC, cursos de formación común que constituyen el prerrequisito de ingreso a las carreras de grado. Torcuato Di Tella obtuvo el cargo de jefe de la cátedra de Sociedad y Estado, una de las dos principales asignaturas comunes a casi todas las carreras. La masividad de la matrícula estudiantil de esos cursos conformó un mercado cautivo de libros de enseñanza.
Biblos competía en esa fracción del mercado con Eudeba. La editorial de la UBA había comenzado un lento proceso de recuperación financiera para afrontar las deficiencias que las sucesivas gestiones de los gobiernos de facto habían dejado (De Sagastizábal, 2008). El mercado creado por el CBC ofrecía un mecanismo de rentabilidad inmediato que Eudeba aprovechó a través de la publicación de una serie de obras colectivas compiladas por los titulares de cátedra.
Por ello, la cofinanciación de los costos de edición resultó para Biblos una estrategia alternativa a la publicación de material de enseñanza. Al mismo tiempo, la coedición con la FSR le permitió construir un catálogo en función de la agenda intelectual de varios investigadores vinculados al IDT, con una importante presencia de obras de autoría colectiva. Ese instituto también intervino en la publicación de sociología de otras editoriales, como el GEL y Tesis-Norma.
Sin embargo, en el GEL la coedición se produjo, durante las décadas de 1980 y 1990, a través del vínculo con otros centros privados, como el Centro de Estudios Urbanos y Regionales (CEUR) y el Centro de Investigaciones Europeo-Latinoamericano (EURAL). A diferencia de Biblos, tanto en el GEL como en Tesis-Norma los títulos no se organizaron en colecciones dirigidas por las instituciones que coeditaban la publicación y el porcentaje de títulos de un solo autor fue más elevado. Estas editoriales tendieron a ser, no tanto órganos de coedición de determinadas instituciones académicas, como sí medios de publicación de ciertos investigadores que disponían de fondos institucionales para financiarlas.
Otro rasgo del GEL y de Tesis-Norma fue la presencia de autores que habían obtenido una formación en sociología, aunque su actividad principal estaba ligada al asesoramiento de organismos internacionales, como Bernardo Kliksberg y Carlos Escudé, cuyos libros se orientaban a un público no especializado. Estas obras se insertaban en colecciones destinadas al campo de las relaciones internacionales. El surgimiento y la consolidación de carreras universitarias o cursos de posgrado de administración de empresas o relaciones internacionales crearon nichos de mercado novedosos captados por estas empresas editoriales. En particular, este fue el caso de Tesis-Norma, en que la publicación de unos pocos sociólogos se produjo recién en la década de 1990. A principios de aquella década, el grupo Carvajal, un conglomerado de origen colombiano, adquirió Tesis a través de la editorial Norma. Como ha sido señalado, se trató de una excepción temprana al proceso de extranjerización de la industria editorial argentina que se produjo hacia el final de la década.[16] ?
Bibliografía
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Anexo
Publicación de libros de sociología por editorial en la Argentina (1983-1995)
Fuente: elaboración propia.
Referencias: Editoriales CAP (Centros Académicos Privados: CLACSO, CEDES, CEUR, Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires, CEIL, CICSO, CISEA).
[1] Consideramos los libros escritos por un autor local con formación en sociología, o bien vinculado a actividades de docencia o investigación de la disciplina. Para las obras extranjeras consideramos también a autores de otras disciplinas que tuvieron una amplia recepción en los programas de los cursos de sociología, en las reseñas y en las obras de los principales sociólogos.
[2] Bruno Auerbach, “Publish and perish: La définition légitime des sciences sociales au prisme du débat sur la crise de l’édition SHS”, Actes de la recherche en sciences sociales, No 164 (4), 2006; Bruno Auerbach, “Production universitaire et sanctions éditoriales: Les sciences sociales, l’édition et l’évaluation”, Sociétés contemporaines, 74 (2), 2009.
[3] Si además consideramos que 101 de ellos corresponden a autores locales, queda en evidencia la centralidad del CEAL para la sociología argentina. Por ello, la crisis y el cierre de la editorial, entre 1994 y 1995, impactaron en las condiciones de publicación: los sociólogos debieron establecer o profundizar vínculos con otros emprendimientos con estrategias de edición distintas de las del CEAL.
[4] Leandro de Sagastizábal, 50 años de libros para todos, Buenos Aires, Eudeba, 2008.
[5] El CEAL también sufrió la represión y la censura de los regímenes autoritarios. No obstante, su editor decidió no suspender su actividad e incluso alentó la continuidad del plan editorial en momentos críticos de la represión militar.
[6] Gustavo Sorá, “Editores y editoriales de ciencias sociales: un capital específico”, en F. Neiburg y M. Plotkin (comps.), Intelectuales y expertos. La constitución del conocimiento social en la Argentina, Buenos Aires, Paidós, 2004.
[7] Judith Gociol, Boris Spivacow. El señor editor de América Latina, Buenos Aires, Capital Intelectual, 2010, p. 32; Delia Maunás, Boris Spivacow. Memorias de un sueño argentino, Buenos Aires, Colihue, 1995, p. 105.
[8] Gustavo Sorá, “El libro y la edición en Argentina. Libros para todos y modelo hispanoamericano”, en Políticas de la Memoria, Nº 10/11/12, verano de 2011/2012.
[9] José Luis de Diego, Editores y políticas editoriales en Argentina, 1880-2000, Buenos Aires, FCE, 2006.
[10] Valerie Tesnière, Le Quadrige, 1860-1968, París, Presses Universitaires de France, 2001.
[11] Pierre Bourdieu, Las reglas del arte, Barcelona, Anagrama, 1995.
[12] Ibid.
[13] Alejandro Blanco, Razón y modernidad. Gino Germani y la sociología en la Argentina, Buenos Aires, Siglo XXI, 2006.
[14] Miguel Murmis, “Sociology, political science and anthropology: institutionalization, professionalization and internationalization in Argentina”, Social Science Information, 44, 2-3, París, 2005, pp. 227-282.
[15] El contenido de los libros Elementos teóricos para el análisis sociológico (1988), de M. C. Lucchini, y Estructuras sindicales en la Argentina (1994), de T. S. Di Tella, integraron la bibliografía de los cursos del CBC. Posteriormente, algunos de los textos fueron reeditados por la Oficina de Publicaciones del CBC y por Eudeba.
[16] Malena Botto, “La concentración y la polarización de la industria editorial”, en José Luis de Diego (dir.), Editores y políticas.