Javier Fernández
Sebastián,
Key
Metaphors for History: Mirrors of Time,
Londres, Routledge, 350 pp.
Javier Fernández Sebastián es un
historiador español reconocido tanto por sus trabajos en el campo de la
historia política e intelectual como por ser uno de los principales referentes
de la historia conceptual en Iberoamérica. Esto último se debe, en buena
medida, al hecho de haber impulsado y dirigido durante dos décadas la red de
historia conceptual conocida como Iberconceptos, un
proyecto que reunió a decenas de investigadores e investigadoras, y en cuyo
seno se publicaron numerosos trabajos individuales y colectivos entre los
cuales se destaca un diccionario de conceptos políticos fundamentales entre
mediados/fines del siglo xviii y
mediados/fines del xix.1 En ese marco, y atendiendo tanto a los
debates desarrollados dentro de la disciplina y otras afines, como a las
posibilidades analíticas que surgían del trabajo con las fuentes, se planteó la
necesidad de ampliar y enriquecer el campo de indagación dentro de la semántica
histórica incorporando otras dimensiones de análisis, como las metáforas. El
nuevo libro de Fernández Sebastián, Key Metaphors for History: Mirrors
of Time cumple con creces con ese propósito. Y, además, evidencia el
potencial analítico que tienen las metáforas en el campo de la historia
intelectual y la teoría de la historia.
El libro presenta un
examen pormenorizado y sistemático de los vínculos existentes tanto entre
metáfora e historia como entre estas y los conceptos históricos y las
categorías analíticas utilizadas por los historiadores. Fernández Sebastián
justifica esta empresa alegando que las metáforas (y, agrego, el lenguaje
figurado en general) son un componente esencial en todo proceso cognitivo,
dadas las limitaciones que tienen los conceptos y categorías para dar cuenta de
algunos fenómenos sociales y naturales. Asimismo, advierte que existe un
vínculo estrecho entre metáforas y conceptos al señalar, apelando a una
metáfora, que muchas veces alcanza con excavar un poco en el subsuelo de un
concepto para dar con la roca dura de una metáfora. Ahora bien, no se trata de
una relación inmutable ni unidireccional: así como las metáforas pueden
convertirse en conceptos, las categorías analíticas y los conceptos también
pueden ser utilizados en forma metafórica al ser trasladados de un discurso o
de un dominio de conocimiento a otro. De ese modo, la comprensión de las
complejas conexiones entre metáforas, conceptos y categorías de análisis
requiere un examen de sus dinámicas atento a los cambios y a las permanencias,
tal como el que se desarrolla en el libro.
Hay, asimismo, otra razón
más específica que a juicio del autor justifica esta empresa, y es el hecho de
que las metáforas cumplen funciones esenciales en la investigación y en la
escritura de la historia. Sin embargo, durante mucho tiempo las historiadoras y
los historiadores fueron reacios a tratar esta cuestión e incluso, en más de un
caso, a admitirla, ya sea por considerar que es algo que atañe a quienes
cultivan la filosofía de la historia, o por temor a que se asimile la
disciplina con la literatura ficcional. Si bien en los últimos años esto
comenzó a modificarse al extenderse una mayor sensibilidad con relación al
papel esencial que cumple el lenguaje en la producción y en la transmisión de
ese saber, aún siguen siendo escasos los estudios que examinan de modo
sistemático a las metáforas vinculadas con la historia, su conocimiento y su
escritura.
Las posibilidades de
tratar estas cuestiones son muy amplias tanto desde un punto de vista narrativo
y analítico como del recorte espacial y temporal. Y lo mismo sucede con
relación a las numerosas metáforas que podrían ser objeto de esta indagación.
En ese sentido, se destacan dos decisiones clave tomadas por el autor. La
primera fue seleccionar un conjunto de metáforas significativas que pueden ser
examinadas en el marco de un libro. La segunda fue desarrollar su análisis en
torno a un eje bien preciso: la conformación del concepto moderno de historia
en el mundo occidental en el siglo xix
y sus sucesivas transformaciones hasta el presente, considerando lo ocurrido
tanto en el campo disciplinar como en el sentido común social. Su mirada, sin
embargo, es mucho más abarcativa, ya que son
numerosas las ocasiones en las que se detiene en otros períodos y espacios, tal
como lo hace cuando se dirige hacia Grecia y Roma para recuperar la raíz de
algunas palabras que contribuyen a delinear sus orígenes o sus posteriores usos
metafóricos.
El libro está organizado
en dos grandes secciones, cada una de las cuales tiene a su vez tres capítulos.
En la primera sección se examinan diversas metáforas vinculadas con la historia
y con el tiempo histórico como Espejo, Perspectiva, Maestra, Tribunal, Tren,
Basurero, Círculos, Líneas, Río, Mar, Niveles, Estratos, Sedimentos, País
Extraño, Muerte y Vida, Luces, Semillas. En la segunda sección se analiza el
origen y/o el uso metafórico de algunos conceptos y categorías utilizados por
la historiografía, como Fuentes, Huellas, Acontecimientos, Hechos, Procesos,
Estructuras, Revolución, Crisis, Modernidad, Progreso, Desarrollo, Decadencia.
La cantidad y diversidad
de cuestiones tratadas hace que su examen no pueda ser similar en todos los
casos. Esto, sin embargo, no afecta los análisis parciales ni el sentido
general de la indagación. Por un lado, porque más allá del espacio que le
dedica al análisis de cada tema, nunca deja de hacerlo de un modo riguroso,
argumentado y fundado. Por otro lado, porque cada capítulo, y cada sección
dentro de cada capítulo, funcionan como puertas desde las cuales se puede
acceder a una vasta bibliografía que permite profundizar los temas tratados.
Esto se debe en buena medida a que Fernández Sebastián no solo recurre en su
apoyo o discute la obra de autores reconocidos por sus estudios y reflexiones
sobre las metáforas, como Hans Blumenberg o Paul Ricoeur, sino que también lo hace con numerosos textos que
analizan cada uno de los tópicos que trata. En ese sentido, se destacan –y se
agradecen– las referencias a trabajos recientes que dan cuenta de las
discusiones sobre los temas abordados y, a través de estos, sobre el estado de
la disciplina en cuestiones de gran actualidad como Memoria, Presentismo o Antropoceno. La
riqueza de los materiales utilizados también se advierte en el corpus
documental, que abarca un amplio arco temporal y espacial en el que conviven
textos de diversa índole: historiográficos, políticos, filosóficos, literarios,
periodísticos, elaborados por autores europeos y americanos –e incluso algunos
no occidentales–, que en muchos casos son figuras poco conocidas. Además de
enriquecer el análisis y de estimular la curiosidad y el interés de lectores y
lectoras, esta profusión de citas y de referencias cumple una función
específica en la economía del libro, ya que también permite apreciar la
difusión que tuvieron y tienen las metáforas analizadas en sus páginas.
Otra razón de peso por la
cual el análisis no se resiente a pesar de la cantidad y diversidad de
cuestiones que trata el libro, y que podría haberlo convertido en una
enciclopedia o en un repertorio de metáforas vinculadas a la historia, es el
hecho de que, si bien está organizado en apartados más o menos breves, estos no
están concebidos como compartimentos estancos. En efecto, a medida que se
avanza en la lectura se pueden establecer conexiones dentro de cada capítulo y
de cada sección e, incluso, entre las dos grandes secciones, algo que en más de
un caso se hace en forma explícita. Esto resulta posible, en buena medida, por
la periodización utilizada por el autor que permite seguir las conexiones entre
conceptos y metáforas y, a la vez, entre estos y las transformaciones
económicas, sociales, políticas y culturales que impactaron en las formas de
producir y difundir el conocimiento histórico desde fines del siglo xviii hasta el presente. Tanto es así
que incluso plantea que las mutaciones producidas en el concepto de historia
son similares a las producidas en las metáforas utilizadas para referirse a ese
concepto y a los recursos utilizados para investigar y escribir textos
históricos. Un ejemplo de esto es lo sucedido con la antigua metáfora del
Espejo utilizada desde hace siglos para sostener que la función de la historia
es reproducir las cosas tal como sucedieron. En la primera sección del libro se
analiza cómo dicha metáfora fue resignificada en el siglo xix al constituirse el Progreso en el
concepto central del discurso histórico, para luego comenzar a declinar en el
siglo xx y terminar siendo
reemplazada por otras como Perspectiva o Construcción. De ese modo se habría
conformado un nuevo paradigma disciplinar en las últimas décadas que se expresa
en categorías como Invención o Imaginación. En la segunda sección, por su
parte, podemos advertir que este proceso se dio en paralelo con lo sucedido con
la formas de concebir y de referirse a los insumos utilizados para construir el
conocimiento histórico: en el siglo xix
se había consolidado una metáfora como Fuentes que remite a pureza y a un
origen cristalino, mientras que a mediados del siglo xx comenzó a ser cuestionada y parcialmente reemplazada por
otras como Rastros o Huellas que remiten a vestigios a partir de las cuales se
debe reconstruir lo acontecido, asignándole así un mayor peso a la operación
historiográfica. Para Fernández Sebastián, estas mutaciones en la disciplina
contrastan con lo sucedido con el sentido común histórico actual, al que
caracteriza como “historicismo banal”, ya que en él detecta una mayor
pervivencia y estabilidad de tropos clásicos como Espejo, Tribunal, Maestra.
Vincula asimismo a este fenómeno con las políticas de la identidad y con la
centralidad que adquirió la Memoria, a cuya discusión dedica una importante
sección.
Tanto estas como otras
consideraciones realizadas por Fernández Sebastián permiten advertir que, si
bien reconstruye, describe y analiza los fenómenos procurando objetivarlos, hay
algunas cuestiones vinculadas al estado actual de la disciplina frente a las
cuales toma una posición explícita. Su voz se hace sentir en particular en el
examen que dedica a la figura del Pasado como un país extraño o extranjero –en
el sentido de un otro con relación al presente–. A su juicio, no solo se trata
de la metáfora fundamental de la disciplina, sino que la diferenciación entre
presente y pasado debe ser mantenida como principio epistemológico a fin de
resistir el embate del presentismo. De ahí sus
consideraciones críticas hacia quienes utilizan esa metáfora en un sentido presentista, tal como lo hacen los autores que plantean que
ese territorio extraño puede ser anexado, conquistado o colonizado por los
historiadores, quienes le imprimirían valores e ideas propias de nuestro
presente.
Más allá de la posición
del autor con relación a este debate, lo cierto es que estos usos abonan la
hipótesis del libro que afirma la centralidad de las metáforas tanto en los
procesos de producción y difusión del conocimiento histórico como en la
conformación de una conciencia histórica. De hecho, no solo considera que en la
actualidad la historiografía está sufriendo una aguda transformación, sino que
los debates más importantes que se están dando en su seno son más sobre las
metáforas fundamentales de la disciplina que sobre los conceptos.
Key Metaphors for History es, en suma, un libro que se destaca por
su originalidad, por sus numerosos análisis específicos de los cuales solo
pudimos dar cuenta de un pequeño porcentaje, y por presentar un examen
sistemático de las relaciones entre metáfora e historia en el que se evidencian
sus funciones cognitivas. En ese sentido, constituye tanto un aporte al
conocimiento histórico como una aguda reflexión sobre las cambiantes
condiciones a partir de las cuales se desarrolló la disciplina y la conciencia
histórica en los últimos dos siglos y, por eso mismo, un insumo fundamental
para reflexionar sobre su estado actual y sus posibles proyecciones en el
futuro.
Fabio Wasserman
Universidad de Buenos Aires / conicet
1 Javier Fernández Sebastián (dir.), Diccionario político y social del mundo
iberoamericano, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales,
2009 y 2014, 11 vols. en 2 tomos. La actividad de la Red se puede consultar en https://iberconceptos.es/.