Breves reflexiones sobre la recepción
de Las venas abiertas en Brasil
De la lucha contra la dictadura al contexto bolsonarista*
Rodrigo Patto Sá Motta
Universidade Federal de Minas Gerais
El objetivo de este texto es analizar y comentar algunos aspectos de la recepción y la circulación de Las venas abiertas de América Latina en Brasil, así como de su autor Eduardo Galeano, cuyos contactos con el país se iniciaron antes de la publicación de su libro más popular. Cabe señalar que se trata de una aproximación preliminar, que no tiene otra pretensión que la de mapear el tema para eventuales investigaciones futuras.
Es importante consignar que la fase inicial de la relación del autor y de su obra con Brasil coincidió con la dictadura militar, un hecho que marcó profundamente su recepción. Galeano comenzó a ser conocido por el público lector brasilero apenas después del lanzamiento de la edición original de Las venas abiertas, en 1971, aun cuando la traducción inmediata resultó imposible debido a la situación política del país, que transitaba entonces la etapa más represiva de la dictadura. Probablemente debido a ese contexto, la editorial que lanzó la obra de Galeano en Brasil decidió traducir Vagamundo primero, en 1975. No obstante, la publicación de la versión brasilera de Las venas abiertas se dio aún en el marco de la dictadura, pero ya en su fase de transición, en 1978, cuando la lucha contra el autoritarismo estaba en ascenso. La aparición del libro en ese nuevo contexto contribuyó a ampliar su buena recepción en el público brasilero.
La propuesta de este artículo es, primeramente, abordar el impacto del autor y del libro en medios intelectuales, periodísticos y estudiantiles brasileros, así como en la militancia de izquierda y la opinión progresista en general, considerando en especial los años 1970 y 1980. En esos sectores, en los que se concentró la mayor parte de lectores de Galeano, el interés por el autor y sus obras se combinó con el rechazo a la dictadura y con la ampliación de la circulación de valores de izquierda.
Más allá de la recepción del libro en el campo progresista, se abordará también el interés que despertó en el extremo opuesto del espectro ideológico. En tal sentido, se analizará la atención que el autor y la obra concitaron en agentes represivos y fuerzas de la derecha, preocupados por los modos en que Las venas abiertas funcionó para las izquierdas como fuente para entender la situación brasilera dentro de un marco latinoamericano más amplio, y como un factor que inspiraba compromisos políticos de orientación progresista.
Al final del texto, se discutirá la apropiación más reciente del libro por parte de ciertas franjas de derecha, en particular neoliberales y conservadoras. La perspectiva se ampliará aquí más allá de Brasil, en la medida en que el giro hacia la derecha que ha ocurrido en los últimos años debe comprenderse como un movimiento de escala transnacional y global. En las dos primeras décadas del siglo xxi, cuando Las venas abiertas ya no circulaba en la izquierda con una intensidad similar a la de los años 1970 y 1980, los intelectuales de la “nueva” derecha (cuya pretendida novedad, anotemos de paso, es discutible) eligieron la obra de Galeano como uno de los objetivos de sus ataques, ubicándola como símbolo del enemigo que pretendían doblegar.
Las fuentes utilizadas para el estudio de la recepción del libro en el ámbito progresista fueron, esencialmente, registros de prensa y documentos provenientes de archivos de organismos represivos de la dictadura militar, en especial del Servicio Nacional de Informaciones (sni), del Centro de Informaciones del Exterior (ciex) y de la Policía Federal. El uso de estas fuentes implica subvertir los objetivos originales de la vigilancia represiva dado que, como es obvio, los servicios de información de la dictadura no tenían en mente su ulterior utilización para el estudio de la recepción de Las venas abiertas y de Galeano. Cabe destacar que esta situación ha sido posible gracias a los gobiernos democráticos que Brasil tuvo en las últimas décadas, que se encargaron de poner a disposición y brindar acceso público (en línea) a ese acervo documental.[1] También es importante señalar que la vigilancia de las agencias represivas continuó en los primeros años posteriores a la dictadura, puesto que el sistema de informaciones no fue desmantelado de inmediato.[2] Se trata de un aspecto asociado a los rasgos que asumió la transición brasilera, que no intervino en las instituciones militares ni se propuso modificarlas, un problema que sigue atormentando al país, como se aprecia en el fenómeno del retorno de los militares al centro del poder desde el impeachment a la presidenta Dilma Rousseff. Esas continuidades permiten acceder a registros de esos organismos de información de la actuación de Galeano en Brasil hasta fines de los años 1980, esto es, luego del regreso de los civiles al poder.
Los documentos de las agencias de información revelan también la recepción que tuvo la obra y la figura de Galeano en la derecha, ya que policías y militares se ocuparon de investigar al autor y sus libros, y en ocasiones intentaron obstaculizar su circulación. Pero para estudiar las reacciones de quienes se ubicaban en posiciones ideológicas opuestas a las del autor uruguayo, utilizaremos también como fuentes algunos libros de intelectuales de la derecha reciente o “nueva” derecha.
* * *
Significativamente, existen registros sobre Eduardo Galeano en los archivos de las agencias represivas de la dictadura antes de que se tornase famoso en toda América Latina con la publicación de Las Venas Abiertas. En 1967, el servicio de informaciones de la dictadura que actuaba a escala transfronteriza –el Centro de Informaciones del Exterior, ciex– ubicó a Galeano, un “conocido periodista comunista uruguayo”, como integrante de una articulación internacional de intelectuales de izquierda que incluía exiliados brasileros instalados en su país.[3] El Uruguay fue foco de atención para los militares brasileros especialmente a partir de la segunda mitad de los años 1960 (cuando se hicieron más intensas la presencia y las actividades de los exiliados brasileros) y en el inicio de los años 1970 (debido a la conformación y crecimiento del Frente Amplio como coalición de las izquierdas). Por ello no causa sorpresa que las agencias de información dictatoriales hayan prestado mucha atención al país vecino, al menos hasta la instalación de la propia dictadura uruguaya en 1973. En 1971, el mismo servicio de informaciones consignó que Galeano daba discursos en eventos del Frente Amplio, en los que denunciaba las acciones represivas de la dictadura brasilera. El ciex registró con particular interés el hecho de que el periodista uruguayo denunciara que el agregado militar de la embajada brasilera en Montevideo (el coronel Moacir Pereira) se proponía crear desde allí una red del servicio de informaciones de la dictadura brasilera.[4]
En los años siguientes, los servicios de información brasileros incluyeron otros reportes sobre la actuación periodística y política de Galeano, registrando sobre todo su presencia en eventos internacionales. Por ejemplo, en 1973 el sni lo mencionaba por sus tareas de denuncia de las acciones de la dictadura brasilera junto al Tribunal Bertrand Russell;[5] a inicios de 1980, llamó la atención su participación en un congreso internacional realizado en Caracas en solidaridad a los exiliados latino-americanos;[6] en 1981, el ciex ubicó a Galeano en un evento organizado por Casa de las Américas, en Cuba, titulado “Encuentro de intelectuales por la soberanía de los pueblos de Nuestra América”.[7] De forma semejante, algunas de las visitas de Galeano al Brasil como invitado, a comienzos de los años 1980, serían consignadas por los órganos de información, como luego será comentado.
Pasemos ahora a analizar las repercusiones del trabajo de Galeano en el público brasilero. Se sabe que visitó Brasil en torno al golpe de 1964, ocasión en la que escribió algunas notas sobre el contexto político del país y estableció contactos en el mundo intelectual y periodístico.[8] No obstante, el público lector brasilero comenzó a conocerlo mejor a partir de la publicación de su primer libro en el país, Vagamundo, traducido en 1975 por la editorial Paz e Terra en coincidencia con el inicio de sus colaboraciones con revistas progresistas como Opinião y Versus. El propietario de Paz e Terra, Fernando Gasparian, empresario de orientación progresista y opositor a la dictadura, venía editando libros y periódicos de un perfil izquierdista (especialmente la revista Opinião), y por ello tenía frecuentes problemas con la censura, además de ser vigilado por los órganos de información.[9] Es posible conjeturar al respecto que Paz e Terra optó por lanzar la obra de Galeano en Brasil con esa compilación de sus cuentos (Vagamundo), en vez de hacerlo con Las venas abiertas, con su claro y agudo discurso de izquierda. La editorial se exponía a perjuicios financieros si la Policía Federal prohibía la venta de una obra luego de su publicación. No obstante, también Vagamundo acabó llamando la atención de las fuerzas represivas. En 1977, por caso, algunos presos políticos de San Pablo denunciaron que el director del presidio había prohibido la lectura de algunos libros, entre los que se contaba Vagamundo.[10]
De hecho, fue hacia mediados de los años 1970 que Galeano comenzó a recibir más atención de los servicios de información brasileros. Además de registrar su activismo internacional contra la dictadura, los órganos represivos tomaron nota de que a partir de 1975/76 había comenzado a colaborar con revistas brasileras de izquierda, como la recién creada Versus.[11] Por lo demás, esta publicación se había inspirado en Crisis, revista que poco tiempo antes el propio Galeano había ayudado a crear en Buenos Aires.[12] Significativamente, como se verá más adelante, parte de la repercusión del escritor uruguayo (y de la de sus libros) durante la dictadura y la transición democrática se debió al creciente interés de muchos brasileros por conocer mejor América Latina.
En cuanto a Las venas abiertas, ciertamente el libro debió circular en Brasil antes de ser editado en portugués. Puede saberse que al menos hubo tentativas en ese sentido, puesto que hay constancia de secuestros de ejemplares por parte de organismos de seguridad que actuaban en regiones fronterizas. Por ejemplo, el libro figura en la lista de obras requisadas en octubre de 1975 a un librero brasilero que, proveniente de Paso de los Libres (Argentina), fue detenido al ingresar a Brasil.[13] El mismo año, pero en otra frontera, la polícia uruguaya detuvo a dos universitarios brasileros de paso por el país, secuestrando en el acto literatura considerada izquierdista que incluía un libro de Galeano. Los documentos producidos o recolectados por el sni sobre el episodio no detallan el título de la obra, pero es posible imaginar que se trataba de Las venas abiertas.[14]
Como ya fue mencionado, los brasileros finalmente pudieron adquirir libremente Las venas abiertas a partir de 1978, cuando la editorial Paz e Terra lanzó la edición del libro en portugués. Y lo hizo en gran escala. Ese año fue decisivo dentro del paulatino proceso de apertura política de la dictadura, ya que sus líderes decidieron restablecer algunos derechos civiles como el habeas corpus, y redujeron la censura sobre la prensa.[15] El nuevo contexto político –en el que ya se discutían las bases de la ley de amnistía que sería aprobada en agosto de 1979– explica por qué fue posible publicar el libro de Galeano sin mayores problemas. Su lanzamiento fue incluso informado por algunos diarios de la prensa tradicional, como O Globo, que publicó dos breves reseñas en las que el libro recibió comentarios al mismo tiempo positivos y evasivos. De acuerdo con uno de los reseñistas, Las venas abiertas mostraba la rapiña histórica sufrida por América Latina; pero no se hacía alusión allí a los agentes de ese proceso, los resortes del imperialismo denunciados por Galeano.[16]
En cambio, el diario Folha de São Paulo, que a esa altura desplegaba una línea editorial más progresista, otorgó un lugar de mayor visibilidad al libro y a su autor. Uno de sus reseñistas saludó la obra de Galeano por sus beneficios en la tarea de dar a conocer a los brasileros su propia región, una apreciable función considerando la escasez bibliográfica con la que se contaba para tal cometido. A eso se debía que el libro se estuviera vendiendo tanto, señalaba el reseñista, que respaldaba su argumento en el hecho de que las tres primeras ediciones se hubieran agotado en apenas dos meses.[17] Antes de cumplirse un año de su lanzamiento el libro llegaba a su novena edición, y en 1983, a cinco años de haberse publicado, arribaba a la decimoséptima.[18] En otra nota publicada luego de la primera edición, Folha de São Paulo informaba que Galeano había sido invitado a participar de la edición de 1978 de la Bienal Internacional del Libro de San Pablo. En respuesta a la invitación, el escritor uruguayo había dicho que adoraba Brasil y que le gustaría asistir, pero que eso no iba a ser posible por su condición de exiliado en España y por no tener pasaporte para viajar, ya que la dictadura se había negado a renovárselo.[19] En diciembre de 1978, Folha de São Paulo volvió a convocar a Galeano a sus páginas, ciertamente en atención a los lectores de Las venas abiertas, así como al público progresista y a la entonces creciente opinión democrática. En aquella ocasión, la sección de cultura de Folha publicó una entrevista titulada “Eduardo Galeano, um homem sem passaporte” presentada junto a una fotografía del escritor, que se extendía allí en consideraciones sobre periodismo, literatura y su vida como exiliado político en Europa.[20]
Vale la pena un breve comentario sobre las razones del éxito del libro en Brasil. Para ello, es necesario considerar la presencia de puntos comunes en relación con lo ocurrido en otros países, pero también prestar atención a las singularidades de la situación brasilera. Parte de la repercusión de Eduardo Galeano y sus libros se debió al interés de muchos brasileros por conocer mejor América Latina, para lo cual efectivamente había pocas lecturas disponibles, como destacó uno de los reseñistas. De modo semejante al rol representado para la generación anterior por Pablo Neruda, quien había visitado el país después de la Segunda Guerra Mundial invitado por el Partido Comunista y difundido en Brasil su obra y su visión sobre América Latina, Galeano fue uno de los intelectuales que más contribuyó a presentar la realidad del continente a los brasileros, quienes, además de saber poco sobre la materia, en muchos casos no se identificaban con la región. Otra razón para el éxito del libro tuvo que ver con su rol facilitador en la comprensión de la dictadura desde una perspectiva de izquierda, destacando el papel del gobierno estadounidense y las multinacionales, es decir, del imperialismo. Como la opinión progresista iba expandiéndose en el contexto de lucha contra la dictadura, no sorprende que el libro fuera recibido con entusiasmo, impactando incluso en la formación política de muchos jóvenes que lo leyeron entre finales de los años 1970 y la década siguiente. Dicha recepción puede verificarse en los archivos de las agencias de información, como se verá más adelante. De hecho, el libro fue adquirido también por el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, para ser estudiado con el objetivo de vigilar mejor al enemigo.[21]
Veamos algunos indicios de la acogida de la edición brasilera del libro en círculos progresistas, según se desprende de las notas de los servicios de represión. Las venas abiertas comenzó a ser citado en textos de sindicatos de estudiantes y a integrar sus bibliotecas, además de convertirse en una referencia para algunas entidades culturales progresistas (como la Associação Cultural José Martí)[22] y de incorporarse al menú discursivo de partidos clandestinos de izquierda. Adicionalmente, desde inicios de los años 1980, todavía dentro del período dictatorial, Las venas abiertas fue adoptado en programas de materias en las escuelas, así como referenciado en publicaciones didácticas.[23] El libro de Galeano fue citado también en discursos de diputados progresistas en sesiones del Congreso Nacional, tanto durante la dictadura (cuando la esfera parlamentaria funcionaba bajo vigilancia y con un poder muy reducido) como posteriormente, en el período inicial de la “Nueva República”.[24]
El libro más conocido de Galeano fue también apropiado por productores culturales, como en el espectáculo teatral “O Homem do Princípio ao Fim” del célebre autor Millôr Fernandes.[25] La cultura popular se vio asimismo impactada por el libro, especialmente la música. En los años 1980, el servicio de censura de la Policía Federal examinó al menos tres canciones que mencionaban a Las venas abiertas, una de ellas compuesta por el grupo de pop rock Engenheiros do Hawaii (que la grabó en uno de sus álbumes). El trecho de la canción que hacía referencia al libro de Galeano decía así: “Nas veias abertas da América, menina, um mar vermelho de sangue leva navios piratas, negociatas, concordatas, candidatos democratas”.[26]
El libro sirvió también de inspiración para un documental de Sergio Rezende, entonces todavía un novel cineasta. La película en cuestión se llama Até a última gota, y se estrenó a principios de 1980. La trama se basa en la historia de un trabajador desempleado de los suburbios cariocas, que vendía su sangre para alimentar a su familia, lo que acaba provocándole la muerte. La película comienza con una larga cita de Las venas abiertas, que funciona como una especie de preámbulo o contextualización de la película, ya que uno de sus objetivos es denunciar la exportación de sangre humana de América Latina a los países ricos. En la película de Rezende, por tanto, la metáfora utilizada por Galeano para abordar la explotación económica del continente (las venas abiertas) se convierte en una expresión de la realidad.[27]
En los años finales de la dictadura y a comienzos de la Nueva República, durante el gobierno de transición liderado por José Sarney, los órganos de información continuaron produciendo registros sobre Eduardo Galeano, especialmente durante sus visitas al país, que se hicieron frecuentes. En 1984, último año de la dictadura, se esperaba que visitara Río de Janeiro por invitación del gobernador de ese estado, Leonel Brizola, un viejo opositor al gobierno militar.[28] Se trataba de un proyecto ideado por Darcy Ribeiro, uno de los dos principales colaboradores de Brizola (ambos habían vivido como exiliados en Uruguay), con el objetivo de traer intelectuales latinoamericanos para estadías de dos semanas en Río de Janeiro.[29] Las agencias de información consignaron otras visitas de Galeano a Brasil, por ejemplo a Florianópolis, en junio de 1987, bajo invitación de la Universidade Federal de Santa Catarina; y a Porto Alegre, en agosto de 1988, por convite de la Secretaría de Cultura de la ciudad y de la Editorial de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul. En esas ocasiones, el escritor uruguayo llevó a cabo conferencias ante grandes audiencias (respectivamente quinientas y mil quinientas personas, números que dan una idea de su capacidad de atracción en el público).[30]
En suma, en el período final de la dictadura y en la fase de la transición democrática, Las venas abiertas se convirtió en uno de los textos más leídos entre militantes y simpatizantes de izquierda, así como entre el público progresista.[31] El libro ciertamente contribuyó a difundir valores muy apreciados en ese campo, como el antiimperialismo y la denuncia de los males del capitalismo en América Latina. En particular, para los lectores brasileros representó un medio que ayudó a la toma de conciencia acerca de las afinidades que aproximan al país a América Latina, y a comprender que, después de todo, eran parte de la misma región.[32]
Exactamente por eso Las venas abiertas fue identificado en el campo de la derecha como un libro a ser atacado, al igual que su autor. Ya se han comentado las acciones de vigilancia y en ocasiones de censura llevadas a cabo por los organismos represivos de la dictadura brasilera. Veremos ahora, para concluir, que el libro se convirtió también en blanco de denuncia para algunos intelectuales y publicistas del campo neoliberal y conservador. Estos autores se han vuelto más conocidos públicamente desde el reciente giro hacia la derecha experimentado en América Latina, proceso al que contribuyeron como fuente de inspiración ideológica y como proveedores de argumentos discursivos.
Dentro de ese espacio de críticas de la derecha intelectual a Las venas abiertas, cabe destacar al libro Manual do perfeito idiota latino-americano, publicado en 1996 por tres influyentes autores de la derecha liberal y neoliberal latinoamericana, Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa. Se trata de un texto traducido a varias lenguas con muchas reediciones, que lo situaron como um verdadero best seller de la derecha, uno de los primeros de una serie de libros que tendría un éxito semejante en años más recientes. Cabe señalar que los autores se apoyaron en obras anteriores, especialmente en el ensayo del venezolano Carlos Rangel Del buen salvaje al buen revolucionario, publicado veinte años antes.[33] Al igual que Rangel, a quien rinden homenaje en su propio libro, Mendoza, Montaner y A. Vargas Llosa se dedican a atacar el pensamiento de izquierda latinoamericano: sus vertientes marxistas y socialistas en especial, pero también al nacionalismo de izquierda y lo que llaman populismo. Estos autores acusan a los intelectuales de izquierda de basarse en mitos y no en la realidad histórica de América Latina, por lo que concluyen que su trabajo solo podría conducir a errores y no a la solución de los problemas sociales típicos de la región.
Como Rangel veinte años antes, Mendoza, Montaner y A. Vargas Llosa utilizaron a Karl Marx para criticar a intelectuales de la izquierda latinoamericana, acusándolos de no haberlo comprendido bien. Asimismo, y también como Rangel, embistieron contra la tesis de que Estados Unidos era responsable de la pobreza y las desigualdades sociales en América Latina, con el argumento de que tales problemas eran de origen exclusivamente autóctono. Se puede ver en estos textos una gran admiración tanto por la sociedad como por los sistemas económicos y políticos norteamericanos, que para sus autores sirven como modelo a seguir y que por ello debían ser defendidos frente a los argumentos izquierdistas. En definitiva, no fue casual que estos libros fueran impulsados por redes neoliberales financiadas por empresas con sede en el hemisferio norte.[34]
En términos generales, Montaner y compañía se hicieron eco de Rangel en la mayoría de sus ideas, pero las reelaboraron y las adaptaron a un contexto en el que el neoliberalismo triunfaba sobre los escombros del desmantelado bloque soviético. En el nuevo contexto de finales del siglo xx y principios del xxi, estos autores disfrutaron de un éxito mucho mayor que el alcanzado por el autor de Del buen salvaje al buen revolucionario. Combatir contra las ideas de izquierda y el intervencionismo estatal en favor del libre mercado había sido una tarea más difícil en las décadas de 1970 y 1980, en especial debido al desprestigio de las dictaduras vigentes en la región, que se dividían entre el neoliberalismo y el desarrollismo autoritario. Nada sorprendentemente, en el Manual do perfeito idiota latino-americano tienen su lugar las indefectibles referencias a los argumentos triunfalistas de Francis Fukuyama, así como la tesis de que los conceptos de izquierda y derecha habían perdido sentido, aun cuando los autores dedicasen todas sus energías a atacar a la izquierda. Como Rangel, estos autores ensalzan ardientemente la calidad de las instituciones estadounidenses, pero van más allá que el polemista venezolano al defender también al fmi de las críticas izquierdistas. Para ellos, el balance del papel de los Estados Unidos como líder de las Américas arrojaba más luces positivas que negativas, incluyendo entre sus méritos su contribución al derrocamiento de peligrosos gobiernos de izquierda. En esa tesitura, Mendoza, Montaner y A. Vargas Llosa ironizaban acerca de sus adversarios izquierdistas: “todo idiota latinoamericano tiene que ser antiyanqui, o –de lo contrario– será clasificado como un falso idiota o un idiota imperfecto”.[35]
No es difícil acordar con el argumento de que algunas posiciones defendidas por la izquierda merecen reparos, especialmente en relación con la manera simplificada en la que se difunden ciertos conceptos e ideas. Sin embargo, las críticas de los intelectuales neoliberales latinoamericanos son generalmente caricaturizantes y distorsivas, y tienen como objetivo principal generar adhesión a la tesis de que la única salida a los problemas de América Latina pasa por tener fe en la propiedad privada y en el mercado. Igualmente simplista –y poco convincente– es el argumento de que el Estado sería totalmente incapaz de reducir las desigualdades sociales. En esta línea, se sostiene que el proteccionismo, la corrupción y el clientelismo serían resultados inherentes a la acción estatal, y que por tanto el protagonismo de las instituciones públicas no solo no resuelve los problemas sociales, sino que los agrava.
Otra característica singular del Manual do perfeito idiota –como se desprende de su propio título– radica en su estilo polémico y cáustico, que adopta la ironía y otras estrategias de ridiculización con el objetivo de popularizar sus argumentos y generar un efecto mayor de propaganda y convencimiento. Sus autores provocan e insultan a sus adversarios de izquierda, empezando por llamarlos “idiotas”. En la misma línea, otra estrategia discursiva que utilizan pasa por asociar las ideas de izquierda a un imaginario de enfermedades juveniles, como si fuesen un tipo de sarampión que se neutraliza con la llegada de la madurez.[36]
Pues bien, el libro de Mendoza, Montaner y A. Vargas Llosa tiene un capítulo entero dedicado a atacar a Las venas abiertas, cuya meta es evidente: intentar destruir una de las principales referencias intelectuales que ha nutrido a las izquierdas latinoamericanas. El libro es denominado “Biblia de los idiotas latinoamericanos”, entre otros insultos e ironías lanzados contra Galeano.[37] Hacia la misma época, en la segunda mitad de la década de 1990, comenzaron a operar en Brasil autores con ideas y estrategias similares, cultores también de un estilo polémico y sarcástico que abonaba un tipo de periodismo de carácter antiizquierdista. De esa cohorte, el más notable fue Olavo de Carvalho, que desde el cambio de milenio se hizo famoso por sus virulentos ataques, por cierto de un nivel mucho más bajo al que se observa en el Manual do perfeito idiota. Previsiblemente, para Carvalho y sus seguidores Las venas abiertas y Galeano fueron también blanco de sus diatribas. Es asimismo significativo que este autor utilizara igualmente el tema de la “idiotez” para descalificar a las izquierdas, en especial en su libro O mínimo que você precisa saber para não ser um idiota.[38]
En el caso del Brasil, el activismo de las redes antiizquierdistas se intensificó durante los años de gobierno del Partido de los Trabajadores (2003-2016), foco principal de los ataques de los líderes intelectuales y propagandísticos de la derecha. Además de la prensa tradicional, esa ofensiva se materializó centralmente a través del uso intensivo de las redes sociales y los nuevos medios, una estrategia que se benefició de contactos y conexiones globales. La campaña de la “nueva” derecha brasilera sobresalió también por una apuesta por la producción de textos y productos audiovisuales dedicados a la historia. Algunos militantes derechistas arremetieron contra la historiografía universitaria, en especial contra las perspectivas que otorgan a los conflictos sociales y raciales un lugar central dentro de la trama histórica del país. En contraposición, los publicistas de la derecha reciente buscaron divulgar visiones cercanas a la historia oficial tradicional, que desde el siglo xix construyó narrativas que a un tiempo ensalzaban héroes y episodios militares, y acallaban los problemas sociales. Así, la actual disputa política y de ideas involucra también narrativas sobre la historia, que se volvió un intenso campo de batalla. El resultado de esa ofensiva cultural derechista salta a la vista, y ha tenido a Eduardo Galeano como uno de sus personajes en disputa, incluso luego de su fallecimiento.
Uno de los autores más leídos por el público de la derecha reciente en Brasil es el periodista Leandro Narloch, autor de best sellers que dialogan directamente con el trabajo de Mendoza, Montaner y A. Vargas Llosa no solo como inspiración ideológica sino también por sus retóricas de ridiculización de adversarios. Los libros más conocidos de Narloch son sus Guias politicamente incorretos,[39] cuyo título indica ya su propósito de polemizar con la opinión progresista. Allí el autor la emprende contra los intelectuales progresistas y especialmente contra la historiografía académica, contraponiendo algunos puntos de vista acordes con una visión liberal del mundo. En uno de esos libros, Guia politicamente incorreto da América Latina, Narloch critica Las venas abiertas, pero sin mencionar a Galeano. En la introducción, se plantean dudas sobre la cuestión de la identidad latinoamericana, afirmando que ha sido construida desde banderas de izquierda como el antiimperialismo y el socialismo, y a través de narrativas históricas que subrayan el sufrimiento de los pueblos de la región y su explotación. Narloch ubica a Las venas abiertas como un “clásico de ese pensamiento simplista”, y lo considera uno de los textos fundacionales de la identidad latinoamericana que el periodista brasilero pretende deconstruir. Vale la pena citar un fragmento del libro, en el que se percibe claramente la influencia de Rangel, Mendoza, Montaner y A. Vargas Llosa, así como la de Olavo de Carvalho:
Todo en este libro se opone a esas reglas tan utilizadas para contar la historia de América Latina. No nos sentimos representados ni por guerrilleros ni por indignados líderes andinos y sus ropas coloridas. No se pone el énfasis aquí en las venas abiertas del continente, sino en las heridas debidamente tratadas y curadas con ayuda de las grandes potencias.[40]
En el caso de Brasil especialmente, la ofensiva reciente, a un tiempo neoliberal y conservadora, tuvo un gran impacto. Es preciso recordar al respecto que Olavo de Carvalho, autor de best sellers y principal referencia en la formación de un gran número de jóvenes militantes derechistas, se convirtió en gurú ideológico de Jair Bolsonaro en su marcha hacia el poder. Luego de la victoria electoral de 2018, Carvalho orientó la elección de diversos miembros del nuevo gobierno (incluyendo algunos ministros), en especial en el área educacional y cultural. El grupo que rodeó a Bolsonaro llegó al poder con ansias de combate contra intelectuales e ideas de izquierda, que en su visión ocupaban posiciones hegemónicas en Brasil desde el final de la dictadura. Desde esa lectura, los bolsonaristas se decidieron a usar la maquinaria estatal en una ofensiva contra sus oponentes ideológicos (es decir, los intelectuales y las ideas de izquierda).
En esa misma línea, las universidades y el mundo académico entraron en la mira, en la medida en que para la derecha radical son instituciones dominadas por valores de izquierda. Así, con Bolsonaro llegó al poder un grupo político radicalmente hostil al mundo académico-universitario, que el nuevo gobierno consideró un obstáculo que debía ser removido, casi como un prerrequisito para el éxito de sus planes. En esa dirección, fueron adoptadas acciones para anular o controlar al mundo académico-universitario: desde tentativas de censura a la libre manifestación de ideas, hasta intervenciones en pos de nombramientos de rectores universitarios fieles al bolsonarismo, además de medidas para sofocar financieramente al sistema de investigación y a las propias instituciones universitarias y científicas. En suma, las medidas agresivas del gobierno de Bolsonaro contra el mundo académico fueron parte de un proyecto de hegemonía político-cultural que ha sido al mismo tiempo destructivo y torpe.
Ante esa realidad aterradora, el tema de la resistencia al autoritarismo volvió a tener plena actualidad en Brasil. Quien asiste a ese proceso por momentos tiene la sensación de un improbable retorno a los años 1970, al momento de la publicación original de Las venas abiertas de América Latina. Ojalá esta vez la derrota de las fuerzas autoritarias sea más rápida, y más completa.[41] o
Azevedo, Reinaldo, O país dos petralhas, Río de Janeiro, Record, 2008.
Carvalho, Olavo de, O mínimo que você precisa saber para não ser um idiota, Río de
Janeiro, Record, 2013.
Castro-Rea, Julián, “Escrever com a direita: os bestsellers da direita em espanhol e sua promoção nas redes transnacionais”, en E. Bohoslavsky, R. Patto Sá Motta y S. Boisard (orgs.), Pensar as direitas na América Latina, San Pablo, Alameda, 2019.
Fernandes, Millôr, O homem do princípio ao fim, Porto Alegre, L&PM, 1978.
Giménez, Maria Julia, “A criação da Fundação Internacional para a Liberdade: entre o fracasso e a contraofensiva neoliberal na América Latina”, en E. Bohoslavsky, R. Patto Sá Motta y S. Boisard (orgs.), Pensar as direitas na América Latina, San Pablo, Alameda, 2019.
Kucinski, Bernardo, Jornalistas e revolucionários: nos tempos da imprensa alternativa, San Pablo, Editora da Universidade de São Paulo, 2018.
Mendoza, Plinio Apuleyo, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa, Manual del perfecto idiota latinoamericano, Epublibre, 2016.
Motta, Rodrigo Patto Sá, Passados presentes. O golpe de 1964 e a ditadura militar, Río de Janeiro, Zahar, 2021.
Narloch, Leandro, Guia politicamente incorreto da História do Brasil, San Pablo, Leya, 2009.
Narloch, Leandro y Duda TeixeiraGuia politicamente incorreto da América Latina, San Pablo, Leya, 2011.
Oliveira, Alexandre de Queiroz, “Quando se rompe o silêncio: o livro As Veias Abertas da América Latina e sua trajetória no Brasil”, Temporalidades. Revista Discente do Programa de Pós-Graduação em História da ufmg, vol. 5, nº 1, 2013.
Prates, Thiago H. Oliveira, “Uma guerrilha revisionista: intelectuais, revisionismo e políticas da história nas ediciones de Crisis (Argentina, 1973-1976)”, Tesis de Doctorado en Historia, ufmg, 2021.
Rangel, Carlos, Do bom selvagem ao bom revolucionário, Brasilia, Editora da UnB, 1981.
El artículo es un estudio provisional sobre la recepción y la circulación en Brasil de Eduardo Galeano y su obra principal (Las venas abiertas de América Latina), considerando la fase inicial que coincidió con la dictadura militar, pero también el período más reciente. Durante la “apertura” política de la dictadura (fase que se inició en 1974) se permitió la traducción del libro en Brasil, que se convirtió pronto en un gran éxito para el público, especialmente entre la opinión progresista que se expandía en medio del proceso de resistencia al autoritarismo y lucha por la democratización. Las venas abiertas pasó a ser, entonces, uno de los libros de mayor circulación en el campo progresista brasileño, inspirando debates políticos y académicos, pero también la producción cultural (sobre todo canción popular y cine). La parte final del artículo está dedicada a mostrar que el libro de Galeano se ha convertido en un blanco principal de críticas de la “nueva” derecha intelectual que se formó en América Latina desde la segunda mitad de la década de 1990. En este contexto, el escritor uruguayo fue atacado por ser uno de los principales símbolos de la izquierda latinoamericana, en una ofensiva derechista que tuvo ramificaciones especialmente en Brasil.
Palabras clave: Dictadura - Brasil - Las venas abiertas de América Latina - Eduardo Galeano - Derechas/izquierdas
The article is a study of the reception and circulation of Eduardo Galeano’s main work, Las venas abiertas de América Latina, within Brazil, focusing mainly on the initial phase that coincided with the military dictatorship. During the dictatorship’s political “opening”, a translation of the book was allowed in Brazil, generating much enthusiasm, especially among a progressive bloc that was growing in response to authoritarianism and the struggle for democracy. Las venas abiertas then became one of the most widely circulated books in Brazil’s progressive milieu, having inspired not only political and academic debates, but also cultural production. The final part of the article is dedicated to showing that Galeano’s book has become a prime target for the “new” intellectual rightwing that was taking shape in Latin America during the second half of the 1990s. In the context of a rightwing counteroffensive that would have especially strong ramifications in Brazil, the Uruguayan writer was attacked for being one of the main symbols of the Latin American left.
Keywords: Dictatorship - Brazil - Las venas abiertas de América Latina - Eduardo Galeano - Political orientation
* Traducción para Prismas de Martín Bergel.
[1] El proceso de apertura de las colecciones se inició en la década de 1990, y se amplió a partir de 2006. Desde 2013, gracias al Proyecto Memorias Reveladas algunos de los documentos están disponibles en línea, hecho que permitió la elaboración de este trabajo en pleno período de aislamiento social, durante la epidemia de covid-19. Los periódicos utilizados en este texto también están disponibles en línea.
[2] Las fuerzas de oposición lograron elegir a un presidente civil en las elecciones indirectas de 1985 (José Sarney), pero a partir de un acuerdo con parte de los partidarios de la dictadura, incluido un sector militar. Además de no tomar iniciativas para investigar los crímenes de la dictadura, el gobierno de Sarney mantuvo intactos a los militares y sus instituciones, especialmente al sni, que fue disuelto recién en 1990. Véase Rodrigo Patto Sá Motta, Passados presentes. O golpe de 1964 e a ditadura militar, Río de Janeiro, Zahar, 2021.
[3] Informe ciex nº 482, 22 de agosto de 1967. Todos los documentos provenientes de órganos de información de la dictadura citados en este artículo están localizados en la página web del Archivo Nacional (https://sian.an.gov.br/sianex/consulta/pagina_inicial.asp).
[4] Informe ciex nº 520, 23 de noviembre de 1971. Según el autor del documento, Galeano buscaba “envenenar el espíritu de la población [del Uruguay] contra Brasil”.
[5] Documento confidencial elaborado por la sección de exterior del sni el 28 de septiembre de 1973. Al sni le preocupaba que las actividades del Tribunal (Bertrand) Russell sobre la represión en Brasil ensombreciesen la imagen del país en Europa. El Tribunal Russell preparaba un evento público para denunciar la situación brasilera (cuya primera audiencia tendría lugar en Roma, en 1974), y había publicado en junio de 1973 algunos documentos que incluían un texto de Galeano sobre la intervención de la dictadura brasilera en Uruguay.
[6] Informe ciex n° 021/80, 12 de febrero de 1980. El evento fue realizado en octubre de 1979. El documento refería la presencia de líderes políticos e intelectuales europeos y americanos, destacando la presencia de los escritores Julio Cortázar, Mario Benedetti y Eduardo Galeano. Cabe recordar que a esa altura el propio Galeano estaba exiliado. Había dejado el Uruguay luego del advenimiento de la dictadura de 1973, instalándose en la Argentina. Con el golpe de Estado de 1976 que sobrevino a su vez en ese país, Galeano migró a España, donde vivió hasta 1985. Véase: https://historiasuniversitarias.edu.uy/biografia/hughes-galeano-eduardo-german-maria, consultado el 2 de noviembre de 2023.
[7] Informe ciex nº 169/81, 18 de noviembre de 1981. El documento subrayó también la presencia de Gabriel García Márquez, Juan Bosch, Ernesto Cardenal y Mario Benedetti.
[8] Galeano visitó Brasil en 1964 como enviado de la revista Marcha. Thiago H. Oliveira Prates, “Uma guerrilha revisionista: intelectuais, revisionismo e políticas da história nas ediciones de Crisis (Argentina, 1973-1976)”, Tesis de Doctorado en Historia, Universidad Federal de Minas Gerais, 2021, p. 62.
[9] Las investigaciones de los órganos de represión sobre las actividades empresariales y políticas de Fernando Gasparian pueden hallarse en sni, Información nº 014/10/AC/75, 10 de marzo de 1975; y sni, Documento de Informaciones nº 711/17/AC/73, 27 de agosto de 1973. En los años 1970, la editorial Paz e Terra impulsó la publicación en Brasil de autores latinoamericanos, además de estudiosos sobre América Latina.
[10] El documento fue firmado por veintidós presos políticos del Presidio de la Justicia Militar Federal (Presidio Político de San Pablo) el 12 de diciembre de 1977. Se trataba de una denuncia sobre los abusos sufridos por los detenidos que fue enviada a la Orden de Abogados de Brasil.
[11] Versus luego se conectaría con uno de los grupos trotskistas en proceso de organización en la segunda mitad de los años 1970. Bernardo Kucinski, Jornalistas e revolucionários: nos tempos da imprensa alternativa, San Pablo, Editora da Universidade de São Paulo, 2018, pp. 256-259.
[12] sni, Información nº 5229/115/77/asp/sni, 3/10/1977. El dato de que Crisis fue una fuente de inspiración para Versus surge de una afirmación del propio editor de la publicación brasilera, Marcos Faerman. sni, Información nº 1479/119/77/asp/sni, 18 de marzo de 1977. Galeano colaboró con otras publicaciones progresistas brasileras como Opinião, que pertenecía al mismo grupo editorial (Fernando Gasparian) que publicó sus libros.
[13] El librero llevaba también en su equipaje obras de Leo Huberman y de D. Hélder Câmara. Informe nº 2220, 30 de octubre de 1975, Estado Mayor de la Armada. El órgano de la Marina envió la información al sni, que lo dio a conocer a otras agencias de represión.
[14] sni, Información nº 418/16/AC/75, 17 de diciembre de 1975. Los dos jóvenes eran militantes del partido de oposición tolerado por la dictadura, el Movimento Democrático Brasileiro (mdb), pero estuvieron quince días presos en el Uruguay. El sni consideró que el hecho de que los jóvenes llevaran libros subversivos indicaba la extensión de la infiltración comunista en el mdb. La lista de los autores de los libros incautados fue referida en notas de la prensa brasilera sobre el episodio, que el sni anexó en el proceso de investigación.
[15] El punto principal en la liberalización paulatina de la dictadura fue la revocatoria del Acto Institucional 5, que fue aprobada en 1978 y entró en vigencia en enero de 1979. Motta, Passados presentes, 2021.
[16] O Globo, 10 de febrero de 1978, p. 34. La segunda reseña publicada en el mismo periódico consideró que el presupuesto básico del libro era mostrar la posición subalterna de América Latina en la división internacional del trabajo, evitando también así hacer mención de los elementos más contundentes de Las venas abiertas. O Globo, 19 de febrero de 1978, p. 7.
[17] Folha de São Paulo, 4 de junio de 1978, p. 13.
[18] El libro tuvo cincuenta ediciones por la editorial Paz e Terra hasta 2010. Alexandre de Queiroz Oliveira, “Quando se rompe o silêncio: o livro As Veias Abertas da América Latina e sua trajetória no Brasil”, Temporalidades. Revista Discente do Programa de Pós-Graduação em História da ufmg, vol. 5, nº 1, 2013, p. 13. A partir de esa fecha los derechos fueron adquiridos por la editorial L&PM, que preparó un nuevo proyecto editorial y mantiene el libro a la venta hasta la actualidad en formato convencional, pocket book y e-book.
[19] Folha de São Paulo, 7 de julio de 1978, p. 41.
[20] Folha de São Paulo, 10 de diciembre de 1978, p. 69.
[21] Estado-Maior das Forças Armadas. Ficha nº 002083. Recebimento de Material Permanente. 12 de abril de 1983.
[22] ace 031813/83, 25 de enero de 1983. sni.
[23] ace 009542/87, 27 de octubre de 1987. sni.
[24] En 1980, por ejemplo, el diputado João Cunha citó a Galeano para criticar a los militares (Información nº 026/15/AC/80, 15 de mayo de 1980. ac era la Agencia Central del sni). En 1986, el diputado Oswaldo Lima Filho recomendó a sus colegas la lectura de Las Venas Abiertas para que pudiese comprender la explotación sufrida por América Latina (Diário do Congresso Nacional, 20 de junio de 1986, p. 6343).
[25]Millôr Fernandes, O homem do princípio ao fim, Porto Alegre, L&PM, 1978, p. 39.
[26] Entre las tres canciones analizadas y permitidas por la censura, la de mayor repercusión fue la compuesta por Humberto Gessinger, del grupo Engenheiros do Hawaii. Ofício 099/SCDP/SR/SP, 06 de agosto de 1987. Una versión de esa canción puede verse en https://www.youtube.com/watch?v=C99YikHfSKs. Pero las otras dos canciones hacían referencias aún más directas al libro de Galeano. Una de ellas se titulaba exactamente “As veias abertas da América Latina” (composición de Alexandre Vieira). Oficio 263/80/SCDP/SR/RS, 12 de noviembre de 1980 (Serviço de Censura Federal no Rio Grande do Sul); la otra se titulaba “Nossas Veias” (autor Dilan Camargo) y tenía una dedicatoria a Eduardo Galeano. Oficio 897/86/SCDP/DPF.1/SA, 25 de noviembre de 1986.
[27] El Centro de Informaciones de la Policía Federal hizo un estudio sobre las repercusiones de la película, que fue premiada en algunos festivales y tuvo buena acogida en la prensa. La preocupación del órgano de vigilancia era que el lenguaje izquierdista del film pudiera ser utilizado como elemento de movilización política. Curiosamente, la División de Censura de la misma Policía Federal había habilitado la libre difusión de la cinta em mayores de 16 años. Informe nº 0021/05/81- CI/DPF, 02 de enero de 1981; Informe nº 0552/D5/81- CI/DPF, 1° de abril de 1981.
[28] Durante el proceso de apertura de la dictadura, desde 1982 se permitió la elección directa de gobernadores estaduales. Las fuerzas de la oposición vencieron em las elecciones de diez estados, incluido Río de Janeiro.
[29] Informe nº 07/43/ARJ/84, 17 de enero de 1984. arj era la agencia del sni situada en Río de Janeiro. Fueron invitados también Carlos Fuentes, Julio Cortázar, Augusto Roa Bastos y Ernesto Cardenal.
[30] ACE 007153/87, 21 de julio de 1987. sni. ACE 016557/88, 31 de agosto de 1988. sni. Los agentes de información anotaron con atención las charlas politizadas de Galeano, principalmente sus críticas a las dictaduras militares y sus elogios a la Nicaragua sandinista. Hacia el final de los años 1980, los servicios de información brasileros en el exterior todavía seguían las participaciones de Galeano en eventos internacionales. La División de Seguridad e Informaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores registró una charla de Galeano en Berlín, en 1988, en calidad de portavoz del Tribunal Permanente de los Pueblos (ligado a la Fundación Lelio Basso y una especie de continuador del llamado Tribunal Bertrand Russell, con el cual Galeano ya había colaborado), en la que responsabilizó al fmi y a las potencias capitalistas por los problemas sociales de los países subdesarrollados. Informe nº 1931/88 – dsi/mre, 14 de octubre de 1988.
[31] Se trata de una suposición basada en el gran número de ediciones del libro publicadas en Brasil entre 1978 y el final de la década de 1980 (veintisiete en total). En los años 1990, la cantidad de reediciones caería en comparación al período inicial. Ese balance editorial se encuentra en Queiroz Oliveira, “Quando se rompe o silêncio”, p. 13.
[32] Durante la dictadura militar se consolidó una tendencia ascendente con relación al interés por América Latina en círculos progresistas, a contramano de las visiones nacionalistas tradicionales que exaltaban las diferencias del país en contraste a sus vecinos. Esa tendencia ya era perceptible antes del golpe militar de 1964, por ejemplo en las manifestaciones de solidaridad y apoyo a la Revolución cubana, y en el interés de algunos líderes estudiantiles por buscar inspiración en las universidades de países vecinos modelados por el espíritu de la Reforma Universitaria de Córdoba de 1918, para proyectar transformaciones democráticas en el sistema universitario brasilero. De todos modos, el interés por la cultura y la historia de América Latina se incrementó durante la dictadura, en gran medida por la percepción de que había muchas semejanzas sociales y políticas (como la opresión de las dictaduras y el papel hegemónico de los Estados Unidos en la región). Un ejemplo relevante dentro de este fenómeno se detecta en la música popular, un terreno en el que despuntaron varias canciones que aludían a América Latina como “Soy loco por ti América” (Caetano Veloso, 1968) o “San Vicente” (Milton Nascimento, 1972), además de la grabación de canciones de Violeta Parra por Elis Regina (1976). Un contexto que auspició también la recepción calurosa de figuras como la de Mercedes Sosa. La hipótesis es que ese escenario cultural y político facilitó la recepción de Las venas abiertas en Brasil, en definitiva –de acuerdo con el número y la rapidez de sus reediciones– uno de los mayores éxitos editoriales de la época.
[33] El libro de Carlos Rangel fue publicado en portugués por la editorial de la Universidade de Brasília en 1981. En esa ocasión, esa editorial buscaba reforzar discursos liberales para disputar con los valores de izquierda en ascenso en la fase final de la dictadura militar.
[34] Sobre el fenómeno de los best-sellers de derecha ver Julián Castro-Rea, “Escrever com a direita: os bestsellers da direita em espanhol e sua promoção nas redes transnacionais”, en Ernesto Bohoslavsky, Rodrigo Patto Sá Motta y Stéphane Boisard (orgs.), Pensar as direitas na América Latina, San Pablo, Alameda, 2019. Ver también, en el mismo libro, el texto de María Julia Giménez, “A criação da Fundação Internacional para a Liberdade: entre o fracasso e a contraofensiva neoliberal na América Latina”.
[35] Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa, Manual del perfecto idiota
latinoamericano, Epublibre, 2016, p. 173.
[36] Participando de esas figuras del lenguaje, uno de los críticos más feroces de los gobiernos del pt en Brasil se describió como alguien que atravesó una “varicela trotskista” en la juventud. Reinaldo Azevedo, O país dos petralhas, Río de Janeiro, Record, 2008, p. 87.
[37]“Toda bibliografía mínima (o máxima) que se respete, dedicada a reseñar la biblioteca básica del idiota latinoamericano, tiene que concluir con Las venas abiertas de América Latina”. Mendoza, Montaner y A. Vargas Llosa, Manual del perfecto idiota latinoamericano, p. 273.
[38] Pero Carvalho no se limitó a ridiculizar las ideas de sus oponentes, sino que se internó en ataques sobre moralidades y comportamientos, con diversas alusiones sexuales que buscaban avergonzar a las personas aludidas (en especial líderes del campo académico y de la izquierda). Olavo de Carvalho, O mínimo que você precisa saber para não ser um idiota, Río de Janeiro, Record, 2013.
[39] Los principales son Guia politicamente incorreto da História do Brasil, San Pablo, Leya, 2009; y (escrito junto con Duda Teixeira) Guia politicamente incorreto da América Latina, San Pablo, Leya, 2011.
[40] Narloch e Teixeira, Guia politicamente incorreto da América Latina, p. 9.
[41] El texto fue escrito en 2021, es decir aún bajo impacto del gobierno de Bolsonaro. El autor optó por mantener la forma original, expresiva del ambiente de tensión de la época, pero también de la esperanza de que la extrema derecha sería derrotada en las urnas en 2022.