M. M. Kalburgi, Marga: samsodhana prabandhagala samkalana
ಮಾರ್ಗ: ಸಂಶೋಧನ ಪ್ರಬಂಧಗಳ ಸಂಕಲನ [Marga: Una colección de artículos de investigación],
Bangalore, Sapna Book
House, 2010-2019, 8 volúmenes.
Malleshappa Madivalappa Kalburgi
(1938-2015) fue un reputado estudioso del desarrollo histórico de la esfera
literaria y lingüística del kannada o canarés, lengua dravídica hablada por más
de 50 millones de personas en la provincia de Karnataka,
en el sur de la India. La obra, titulada Marga, es una recopilación de
más de 4000 páginas de 633 artículos académicos que Kalburgi
elaboró a lo largo de cinco décadas de investigación sobre la historia, la
epigrafía y la cultura del kannada. El autor ofrece un análisis de la aparición
de múltiples formas de lenguajes literarios, al tiempo que los sitúa dentro de
las contiendas políticas y las realidades sociales de la región en el segundo
milenio. Asimismo, Kalburgi hace una incursión en los
efectos de la modernidad colonial en las literaturas vernáculas de la India y
en cómo el impulso modernista dio forma a nuevos géneros literarios en el siglo
xx.
Kalburgi, que enseñó en importantes universidades y más tarde fue
vicerrector de la Universidad Kannada de Hampi, fue
un intelectual público que cuestionó la sabiduría convencional y las opiniones
conservadoras de la esfera pública india, que veneran las tradiciones
literarias y religiosas en lugar de examinarlas críticamente. A finales de la
década de 1980, sus trabajos de investigación sobre las alegorías sexuales en
las prácticas lingayats (una secta sivaíta surgida hacia el siglo xii en el norte de Karnataka)
provocaron la ira de los líderes espirituales de las órdenes monásticas de esta
secta, que siguen ejerciendo una influencia sustancial entre sus seguidores. No
solo lo amenazaron, sino que acabaron obligándolo a retractarse de sus
opiniones, lo que él mismo calificó de “muerte intelectual”. Casi tres décadas
después, el 30 de agosto de 2015, fue asesinado por desconocidos que le
dispararon en el umbral de su propia casa. Como sus ensayos ponían en tela de
juicio los dogmas religiosos basados en las castas, y se habían pronunciado
implacablemente contra los segmentos conservadores de la sociedad (por ejemplo,
contra el hindutva, la ideología hindú de derecha
conservadora seguida por el partido gobernante) que impiden un enfoque crítico
del pasado cultural y religioso del subcontinente indio, muchos se sintieron
amenazados por él y lo denunciaron públicamente. Su asesinato se produjo en
este contexto.
El título de los ensayos de Kalburgi, Marga, que significa “camino” o “senda”,
evoca la primera obra existente en kannada, el Kavirajamarga
(“Camino del rey de los poetas”), atribuido a Srivijaya
de la corte de los gobernantes Rashtrakuta (c.
850). En la tradición literaria kannada, la idea de marga/“camino” se
opone a desa o desi
(“país”). El “camino” representa el mundo normativo de la alta cultura
literaria (marcada por una profunda influencia de la lengua clásica, el
sánscrito y su poética), mientras que el “país” se refiere a la pluralidad de
formas dialectales en las que el uso humano del lenguaje produce expresiones
literarias que se desvían de la norma textual. Jugando con esta distinción, el
título de la obra explora cómo la norma se formó a través de tensiones,
contradicciones y transgresiones que dieron lugar a lenguajes literarios
controvertidos en el pasado del kannada. Esta dicotomía está profundamente
arraigada en la autoconciencia de los poetas kannada premodernos,
que o bien adoptaron el “camino” como lengua cortesana estándar bajo el
patrocinio real, o bien la desafiaron utilizando variedades locales procedentes
de las tradiciones bárdicas de la región.
Cada volumen se centra en un conjunto
particular de temas que el autor abordó en distintos intervalos. Los dos
primeros volúmenes tratan de material literario y epigráfico del kannada
temprano y medieval (siglos vi-xvii). El volumen 3, titulado Cintana (“Reflexiones”), amplía su análisis hacia
retratos de poetas, esbozos y viñetas de episodios concretos de la poesía, así
como métodos paleográficos en el estudio de manuscritos. Los volúmenes 4 y 5
contienen ensayos sobre cuestiones relativas a la periodización en la historia
literaria, así como sobre los primeros intentos orientalistas de interpretar la
producción literaria canaresa. Los volúmenes
siguientes se centran en el período moderno bajo la influencia de las
literaturas occidentales.
Los ensayos históricos de Kalburgi examinan la formación de reinos regionales y la aparición
de movimientos sectarios dentro del hinduismo. El autor recorre los primeros
siglos del antiguo kannada como un espacio de experimentaciones, sin perder de vista en ningún momento su contexto histórico.
Los primeros volúmenes se centran en la historia literaria temprana de los
siglos ix al xii, dominada por poetas de la corte que
servían bajo el patrocinio real y componían proclamas y poesía de alabanza a
los reyes en kannada antiguo. Kalburgi interpreta el
amplio corpus de material epigráfico como declaraciones políticas de poder que
hicieron posible la estandarización de la norma literaria (marga o
“camino”). Durante este período, el estilo mixto prosa-verso del campu fue el dominante. Sus artículos
ilustran la resonancia que las obras anteriores tuvieron en los poetas
posteriores. En particular, los poetas volvieron a contar la famosa epopeya
bélica india Mahabharata en diferentes
versiones, destacando a veces su importancia ritual-legal (dharma)
sobre las acciones humanas, el trágico fracaso de sus antihéroes y, en
ocasiones, comparando a sus reyes mecenas con las figuras mitológicas heroicas.
El principal aporte de Kalburgi
reside en el estudio de la literatura vacana
(siglos xii-xiv). Vacana
es literalmente “discurso” o “acto de habla” y se transformó en el nombre de un
estilo de verso corto memorizable gracias a las obras de Basavanna
(1134-1196) y Akka Mahadevi
(1130-1160), considerados los santos fundadores del lingayatismo
o movimiento virasaiva, que sigue siendo influyente
hasta hoy. Esta secta surgió como contestación al orden social de castas y
adoptó el lenguaje hablado como vehículo de expresión literaria en lugar de
limitarse a las culturas cortesanas que habían dominado la región hasta
entonces. La mayor parte de la erudición moderna sobre la literatura vacana, que siguió siendo popular hasta bien entrado
el siglo xvi, tiende a ofrecer un
relato literario-histórico lineal basado en hagiografías. Kalburgi,
que también inició una serie de publicaciones que dieron lugar a su edición
crítica, recopila ensayos breves que exploran el prisma psicológico de los
poetas de la tradición vacana. Aborda
alegorías sobre el deseo sexual y la atracción erótica entre los miembros de
esta secta. Por ejemplo, se supone que Akka Mahadevi se despojó de sus ropas y pasó el resto de su vida
cubriendo su cuerpo con sus largas trenzas. Kalburgi
examinó sus experimentos con la desnudez y la exhibición de los genitales
femeninos como un cuestionamiento del lugar de la “vergüenza” en la cultura
medieval. Dado que muchos de estos poetas son venerados en la India actual como
santos, los escritos de Kalburgi lo enfrentaron a
sectores de la esfera pública que no estaban dispuestos a aceptar la
exploración de temas delicados como la desnudez.
Los últimos volúmenes se centran en el
período moderno y en la influencia de las literaturas occidentales. El auge del
modernismo vernáculo en las lenguas indias comenzó con la burguesía bengalí
educada en Inglaterra a finales del siglo xix,
especialmente con las obras del premio Nobel Rabindranath Tagore. Siguiendo el
modelo de la novela, el teatro y la poesía en verso libre bengalíes, escritores
de otras lenguas como el canarés, el maratí, el télugu
y el tamil empezaron a experimentar desafiando géneros convencionales que parecían
arcaicos en una época en la que las experiencias subjetivas del individuo, las
reformas sociales contra la ortodoxia religiosa y las cuestiones de comunidad
política se hacían cada vez más acuciantes bajo el dominio colonial. A
principios del siglo xx, poetas
canareses como M. Govinda Pai
y B. M. Srikantiah iniciaron la literatura del “nuevo
nacimiento” (navodaya) que más tarde dio lugar
al modernismo (navya). A partir de finales de
los años 50, dominaron los escritos progresistas (pragatisila)
influidos por el marxismo. Más tarde, el movimiento de “revuelta” (bandaya) entre los años 60 y 80 exigió una crítica
radical de los impulsos modernistas heredados de la literatura europea que
habían marginado la voz subalterna.
Kalburgi, que interactuó con autores subalternistas
y modernistas a lo largo de su carrera como profesor, editor y autor, no
perteneció, sin embargo, a ninguno de los bandos antagónicos. A diferencia de
muchos de sus contemporáneos, que eran a la vez autores y críticos, él seguía
siendo uno de los pocos críticos literarios que también era historiador. Kalburgi experimenta con el género popular de la escritura
moderna en kannada: el ensayo (prabandha). Ya
sean esbozos biográficos de sus contemporáneos, los que tratan de las
influencias entre los poetas medievales o las narraciones recurrentes en las
tradiciones bárdicas y folclóricas de la región, sus
ensayos experimentan con distintas formas de crítica literaria (vimarse) y desempeñan un papel fundamental en su
obra.
Los escritos de Kalburgi
también reflejan el final de una fase de la escritura literaria en India. Desde
finales del siglo xix hasta la
década de 1980, los estudiosos regionales habían escrito sus obras en las
lenguas vernáculas. Durante los movimientos nacionalistas por la independencia
y en el contexto posindependentista a partir de 1947,
los autores indios adoptaron conscientemente las lenguas locales para crear un
lenguaje intelectual inspirado en las tradiciones de escritura tanto europeas
(en inglés, francés, alemán, griego antiguo y latín) como indias. Este período
también fue testigo del crecimiento de las universidades regionales como
centros de aprendizaje, debates y publicación. Esta tendencia ha decaído en las
últimas décadas debido a la escolarización en inglés y a la educación
universitaria, que es el principal medio de movilidad ascendente en la sociedad
india. La creciente tendencia hacia la producción de conocimiento en inglés,
que comenzó como lengua colonial de poder, pero se democratizó como lengua
india con una audiencia global, ha marginado la esfera vernácula. De ahí que
hoy en día sean pocos los estudiosos que pueden alcanzar el reconocimiento de Kalburgi mientras trabajan dentro de su región lingüística.
De este modo, Kalburgi
fue uno de los últimos intelectuales públicos que, aunque arraigado en un
idioma regional, podía trascender los límites de la lengua y escribir para un
público nacional. Escribió para revistas literarias y periódicos y era conocido
más allá de su región. Esa visibilidad le costó cara y pagó el precio con su
vida. El asesinato de Kalburgi, que forma parte de
una oleada de asesinatos de intelectuales y periodistas en la última década,
refleja los crecientes límites de lo que se puede y, muy a menudo, no se puede
decir o se ha silenciado en la esfera pública india contemporánea. Esto ha
obligado cada vez más a los académicos indios a autocensurarse como único medio
de supervivencia. El fallecimiento de Kalburgi
refleja el paso de una época, pero también la amenaza oscura del autoritarismo,
que ha imposibilitado la libertad de expresión y amenaza los derechos políticos
y sociales en la India.
Naveen Kanalu
École des Hautes Études en Sciences Sociales
Traducción del francés de Pablo Blitstein