Benedetta Calandra,
Il corpo del
Caribe. Le politiche sulla riproduzione tra Puerto Rico e Stati Uniti (1898-1993),
Verona, Ombre Corte, 2020, 286 páginas.
Especialista de historia contemporánea de América Latina, y
de un tiempo presente enfocado desde la Guerra Fría especialmente en su
vertiente cultural, Benedetta Calandra aborda en este
libro un capítulo poco explorado de las relaciones interamericanas: el tema del
control de la población en Puerto Rico desde el año de 1898, cuando la isla
quedó bajo soberanía estadounidense. En el largo lapso que transcurre desde esa
fecha se va conformando en efecto un “microcosmos políticamente ambiguo”.
Puerto Rico se convertiría en un observatorio social privilegiado de las relaciones entre América Latina y los Estados Unidos, habida
cuenta del estatuto semicolonial de un territorio en
adelante sometido a los propósitos “modernizadores” de ese país, y a los
imperativos de seguridad nacional, en particular durante la Guerra Fría. En
semejante contexto destaca la lucha contra el comunismo, pero también contra la
pobreza en un territorio de oscilante identidad, entre latina y wasp. También habría que mencionar la
presencia en los mismos Estados Unidos, como fue el caso en la región de Nueva
York. En ese aspecto, Calandra recuerda que este estudio se originó
precisamente en un seminario que versaba sobre la Guerra Fría cultural entre
“ambas Américas”, y que a partir de allí le interesó estudiar el papel de las
mujeres ante la difusión e imposición de prácticas anticonceptivas provenientes
de los Estados Unidos.
Partiendo de un conocimiento exhaustivo sobre el período,
tanto en los Estados Unidos como en la isla, y centrándose en determinadas
etapas de esta política más que voluntarista, el libro analiza la naturaleza de
los actores inmersos en un intenso debate que sobrepasa la esfera de lo público
y de lo privado. Lo que está en tela de juicio es la esterilización de las
puertorriqueñas emigradas, mayormente residentes en la periferia de Nueva York,
y los experimentos sobre la píldora anticonceptiva en los años cincuenta antes
de que se comercializara en 1960. En el primer caso, además, la práctica se
difundió también en los demás países latinoamericanos gracias a la colaboración
de agencias estadounidenses, incluso desde el año 1937. En el segundo, los
experimentos estaban relacionados con una incipiente planificación familiar, y
encontraron en Puerto Rico un verdadero terreno de experimentaciones, que no
dejaron de encender el debate público sobre este capítulo de las relaciones
entre la isla, en cuanto laboratorio de prácticas impuestas desde arriba (en un
territorio caracterizado por su fuerte dinámica demográfica, y con una débil
frontera entre agency y constraint),
y los Estados Unidos. Fue entonces cuando varias activistas, incluso
estadounidenses, se abocaron a defender los derechos a la salud reproductiva de
las mujeres, en particular de las puertorriqueñas.
Desde este punto de vista, las fuentes manejadas desempeñan
un papel clave, al tratarse, como señala ya el primer capítulo y de forma más
detallada al final del libro, tanto de archivos de instituciones públicas de
Puerto Rico y Nueva York y/o correspondencias privadas y testimonios, como de
documentos de diversa índole (fundamentalmente jurídica o hemerográfica/audiovisual).
Este primer capítulo insiste en la complejidad del caso y en la relevancia de
un tema político por esencia, ubicándose en una perspectiva cronológica que
busca subrayar la muy activa presencia estadounidense en toda América Latina a
raíz de la Guerra Fría. También explica la elección de Puerto Rico como espacio
de indagación, un lugar privilegiado tanto en lo que a relaciones
interamericanas se refiere como así también respecto del “sentimiento anti-yankee” que se venía difundiendo en esas décadas, en
la isla y en la comunidad puertorriqueña asentada en los Estados Unidos. Este
capítulo constituye asimismo un imprescindible balance historiográfico sobre
planificación familiar en América Latina, sus actores –actores subalternos
incluidos– y los derechos individuales al respecto. Se privilegia una
perspectiva plural de las ciencias sociales, y abre el debate acerca del eugenismo subyacente en ciertas disposiciones y propuestas
drásticas inspiradas del containment
prevaleciente en un mundo bipolar.
En los tres capítulos siguientes, la autora se adentra en
el recorrido biográfico de tres mujeres involucradas en la planificación
familiar en la isla: dos activistas estadounidenses, Margaret Sanger y Katharine Dexter McCormick, y la médica puertorriqueña Helen Rodríguez
Trías. Sanger fue pionera de la planificación
familiar y del control de la natalidad entre los años veinte y sesenta, apoyada
por la Asociación por el Bienestar de la Familia, beneficiada con fondos
privados desde los Estados Unidos. Por su parte, Dexter McCormick
fue una millonaria filantrópica y activista feminista. En los años cincuenta
apoyó los experimentos del Dr. Pincus, al financiar
investigaciones médicas en la isla.
El último capítulo, redactado sobre la base del archivo de
la médica militante puertorriqueña Rodríguez Trías, retoma y sintetiza a la vez
la problemática fundamental que recorre el conjunto del libro: la
esterilización (forzada) de las mujeres puertorriqueñas en regiones de mayor
emigración como Nueva York. En contacto con la comunidad neorican
de Brooklyn y del Bronx, esta pediatra y activista se dedicó a defender el
derecho a la salud reproductiva. Hay que recordar que el Committee
to End Sterilization Abuses
(cesa) se crea en 1974, en un
momento en que culmina entonces una intensa reflexión acerca del cuerpo de la
mujer, la sexualidad y la reproducción. En 1993 llegó sin embargo el
reconocimiento, en la medida en que Helen Rodríguez Trías fue nombrada
presidenta de la American Public Health
Association, siendo la primera mujer de origen
hispano en desempeñar ese cargo.
El libro muestra cómo el espacio en el que se desempeña
Rodríguez Trías, desde la mitad de los años sesenta hasta el final de los
ochenta, fue producto de una efervescencia político-cultural en la que se
involucraron varios grupos feministas estadounidenses, especialmente desde la
ciudad de Nueva York. Se trató de una época de denuncias con respecto a las
“esterilizaciones raciales” impuestas por ese “paternalismo benévolo”, de tal
forma que la libertad reproductiva se convirtió en un campo de batalla. El
archivo de esta médica puertorriqueña también trae a colación la controvertida
cuestión del libre consentimiento y de la coerción a la hora de imponer
prácticas anticonceptivas (public policy), al ser la “operación” –tal como era conocido
el procedimiento– un abuso derivado de una relación asimétrica de poder, en una
suerte de extensión de abusos coloniales reiteradamente denunciados, ajena a
cualquier proceso de negociación y por lo tanto a la voluntad de las
interesadas. Para 1976, se considera que más de ocho millones de personas
habían sido esterilizadas.
Este libro no es por lo tanto un recuento de un proceso
controvertido; es por el contrario un acercamiento matizado y argumentado a la
vez de la condición social de la mujer en un contexto semicolonial,
y de las denuncias de las activistas sobre el particular. Se inserta en una
historia social y cultural, dialogando asimismo con la historia de la ciencia,
o la historia del género. Por ello, no cabe la menor duda de que abre no pocos
interrogantes, y más cuando se ha ido configurando, tal como la autora señala,
una nueva frontera historiográfica sobre el tema, alrededor del caso particular
que constituyó precisamente Puerto Rico. Además, el debate que se desató en los
medios de comunicación y las formas de resistencia que asomaron ante la misión
civilizadora y modernizadora impulsada desde los Estados Unidos no se pueden
enfocar haciendo caso omiso del “Sur global”, y más cuando se trata de
definición “intercultural” (cross-cultural)
de los derechos reproductivos en una perspectiva “racializada”.
Sobre esta cuestión, necesariamente inconclusa, atestigua la exhaustiva
bibliografía manejada a lo largo de este libro de interés para la historia
cultural y social de las Américas, no solo para el período estudiado sino hasta
nuestros días.
Frédérique Langue
cnrs - Institut d’Histoire du Temps Présent