Fichas

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Ingrid Simson y Guillermo Zermeño Padilla (eds.), La historiografía en tiempos globales,

Gloria Maritza Gómez Revuelta (1)

 

(1) COLMEX

 

Berlín, Edition Tranvía, 2020, 322 páginas

 

La historiografía en tiempos globales reflexiona sobre la escritura de la historia en un presente globalizado. Por globalización, los editores refieren al proceso de creciente interconexión iniciado en la segunda mitad del siglo xx, que remite a lo espacial y simultáneo más que a lo secuencial y cronológico.

Abre la obra un conjunto de tentativas teóricas y metodológicas sobre el tiempo, el espacio y las formas de representación histórica, presentado en textos de Reinhart Koselleck, François Hartog, Karl Schlögel y Hans Ulrich Gumbrecht. La segunda parte reflexiona sobre cómo la globalización y los enfoques globales han influenciado la historiografía a partir de la inflexión epistemológica de la década de 1960. Siguen dos miradas críticas que, desde la antropología, proponen escribir historias que consideren el perspectivismo amerindio y la cosmohistoria. La última sección presenta propuestas historiográficas que atienden al carácter simultáneo y descentralizado de la perspectiva global.

La historia en tiempos globales es una polifonía diacrónica de estudiosos preocupados por la reinvención de la historia, marcadamente moderna, antropocéntrica, secuencial y antiliteraria. Llama a abandonar esas condiciones de la consolidación de la disciplina, que para la comprensión de un mundo globalizado son más obstáculos que habilitadoras. En su lugar, se llama a una historia que retrate paisajes sincrónicos, interconectados y heterogéneos.

Estudiantes y especialistas encontrarán en la obra elementos para reflexionar sobre la teoría, la metodología y las técnicas de la historia global. Quien se aproxime a la obra debe dejarse seducir hacia una crítica de la historia de signo moderno; debe asumir la tardanza de la historia en reconocer el impacto del mundo globalizado en su práctica.

 

 

Diego Alejandro Zuluaga Quintero y Luis Fernando Quiroz Jiménez (eds.), Ensayos de historia intelectual. Incursiones metodológicas,

Esnedy Aidé Zuluaga Hernández (1)

 

(1) UNAM

 

Medellín, Ediciones foco, 2021, 161 páginas

 

El Fondo Editorial de la Facultad de Comunicaciones y Filología de la Universidad de Antioquia (foco) acaba de publicar este libro, ganador de la convocatoria 2019-2020 en la categoría de investigación colectiva, producto académico del Grupo de Estudios de Literatura y Cultura Intelectual Latinoamericana (gelcil). Algunos de sus integrantes fueron invitados a responder entre otras cuestiones: “¿cómo se definió la investigación en la historia intelectual?, ¿cómo se delimitó la búsqueda de las fuentes?, ¿cómo se analizó la información?”. Las respuestas muestran las particularidades de sus investigaciones y la formación de cada integrante con diferentes grados de participación en el grupo.

En siete capítulos se introduce al lector en cuestiones como: ¿qué es la historia intelectual?, ¿cómo producir un trabajo académico en este campo de estudio?, ¿cuáles son las metodologías? En esta dirección, los editores, bajo el título “Hacia la construcción del objeto de estudio”, hacen una breve introducción en la que señalan que el propósito del libro son las formas que tiene la historia intelectual de abordar el objeto de estudio: pensado como el resultado de la presencia e interacción del creador con otros creadores, lectores e instituciones.

Enhorabuena aparece una propuesta que reflexiona sobre las metodologías de la historia intelectual en consonancia con una dinámica grupal. Una de las pruebas es la manera orgánica en que referencian las investigaciones de los otros en sus propios capítulos. Comparten el interés por consultar archivos de todo tipo, que les permiten acceder a cartas, diarios, periódicos, entrevistas, manuscritos, actas de nacimiento, partidas de bautismo, testimonios, publicaciones y hasta expedientes criminales como fuentes para el estudio intelectual. Pero la ausencia de un archivo físico tampoco es impedimento para el investigador. Parte de la concepción de la historia intelectual permite ampliar el espectro a fuentes de otra naturaleza, como las orales, el canto, la danza, los objetos, y de un sinnúmero de elementos que solo tienen sentido en la forma como se trate la hipótesis de investigación. Finalmente, el investigador es el que da sentido al material al que puede acceder; es él quien crea el archivo en la medida que lo consulta, descubre, copia, conserva, estudia y difunde en el marco de su trabajo.

 

 

Axel Honneth, Reconocimiento. Una historia de las ideas europeas, traducción de Sandra Chaparro Martínez,

 

Santiago M. Roggerone (1)

 

(1) UNQ / CONICET

 

Madrid, Akal, 2019, 208 páginas

 

Si bien Axel Honneth siempre ha manifestado interés por los problemas metodológicos que acarrea el estudio de la filosofía social moderna y contemporánea, la provista por este libro es una de las primeras ocasiones en que efectúa una serie de reflexiones sobre la historia intelectual en sentido estricto. El objetivo perseguido estriba en reconstruir la historia moderna de la noción de reconocimiento mutuo o recíproco, cosa que lleva al autor a echar mano de la perspectiva de lo que él mismo denomina historia de las ideas. Puesto que no se encuentra formado en historiografía, la que Honneth pone en práctica, sin embargo, es una historia de las ideas laxa y poco exigente que le permite arrojar algo de luz sobre la evolución argumentativa de un concepto.

La hipótesis que guía esta reconstrucción, originalmente ofrecida en el contexto de las John Robert Seely Lectures impartidas en el Cambridge Centre for Political Thought durante mayo de 2017, es que las diferencias existentes en torno al reconocimiento se relacionan con las condiciones socioculturales e institucionales de los diversos países europeo-occidentales en donde la idea se constituyó y desplegó. La premisa conductora del análisis, vale decir, es que las peculiaridades de los contextos nacionales imprimieron tonalidades particulares y específicas a la noción durante su evolución histórica.

Es por tal motivo que Honneth se centra en países que evocarían ejemplos paradigmáticos de evolución de la sociedad burguesa. Detrás de la elección de Francia, Gran Bretaña y Alemania no hay solamente entonces motivos analíticos pragmáticos: a través del examen histórico de cómo evoluciona en cada caso la idea de reconocimiento –esto es, como reconaissance, recognition o Anerkennung, y atendiendo por igual a los aportes de Montaigne, La Rochefoucauld y Rousseau, Hume, Smith y Mill o Kant, Fichte y Hegel–, el autor abarca la totalidad de un horizonte de significados disímiles.

Los esfuerzos que Honneth pone en práctica en este trabajo abrevan en una expansión de las fuentes de su propia propuesta filosófica –todo un descentramiento respecto del idealismo alemán que, entre otras cosas, conlleva la recuperación crítica del amour propre de los moralistas franceses y la sympathy de la Ilustración escocesa. No se trata, sin embargo, de una mera complejización teórica, pues, además de ensayar una triple tematización del reconocimiento, el autor aboga por integrar sistemáticamente tres modelos conceptuales en definitiva distintos.

 

 

Bård Borch Michalsen, Signos de civilización. Cómo la puntuación cambió la historia, Traducción Christian Kupchik,

 

Karina Galperin (1)

 

(1) UTDT

 

Buenos Aires, Ediciones Godot, 2022, páginas

 

Es un hecho notable que un libro de divulgación considere atractivo un tema tan específico y acotado como la puntuación. En parte, esto se debe al auge reciente de publicaciones masivas sobre la historia del libro y la lectura, a su vez motorizado por un impulso que Signos de civilización comparte: entender dentro del nuevo entorno digital de hoy las convenciones asentadas del mundo escrito en el que nacimos.

En ese sentido, Michalsen acierta historizando. Así, muestra la maleabilidad de un sistema de signos que, en distintas lenguas, fue creándose y modificándose para satisfacer las necesidades de lo escrito en distintos momentos históricos. La primera sección del libro recorre el extenso y sinuoso derrotero de la puntuación occidental. El racconto no está exento de imprecisiones ni de causalidades dudosas ni de exageraciones sobre el impacto de la puntuación en el desarrollo de la cultura escrita y el pensamiento individual en Europa. Sin embargo, no es de extrañar que lectores atraídos por un cúmulo de importantes procesos relacionados de algún modo con la puntuación y por eso mencionados en el libro salten de este libro a otros más específicos en los que podrán refinar su comprensión de estos procesos largos, importantes y complejos.

Las dos secciones restantes a veces se superponen en contenido, aunque la segunda funcione más como un somero manual de estilo y la tercera se concentre en las características específicas de ese “lenguaje oral escrito” (p. 142) que utilizamos en tiempos de pantallas. En ambas hay cosas interesantes, como cuando Michalsen menciona cómo algunos signos de puntuación adquieren en el mundo del chateo un sentido diferente al que tenían en la escritura tradicional, en gran parte porque reemplazan en este entorno nuevo eso que en persona expresan los gestos, los tonos, el lenguaje corporal.

La tercera sección presenta una lectura benévola y, en mi opinión, acertada sobre el vínculo entre los jóvenes y la escritura hoy. Sin sesgos pesimistas o censuradores, Michalsen señala que ellos conocen bien “los géneros y tienen claro qué convenciones de escritura se aplican en qué contextos” (p. 149), de modo que lo que a veces tomamos como errores o descuidos son solamente el uso consciente de un código nuevo para un canal nuevo. Nuestros jóvenes escriben hoy más que cualquier otra generación en la historia.

Una última palabra sobre el estilo y el tono. Michalsen, como no es raro en el género divulgación, elige un vínculo dicharachero con los lectores, que de a ratos puede sonar condescendiente. Intenta humoradas, se refiere aquí y allá a Manuzio como “nuestro héroe”, aventura comparaciones con Messi o con Steve Jobs para acortar la distancia histórica. Hay otras opciones.

 

 

Claudio Benzecry, The perfect Fit. Creative Work in the Global Shoe Industry,

 

Nicolás Viotti (1)

 

(1) CONICET / UNSAM

 

Chicago, Chicago University Press, 2022, 264 páginas

 

En un diálogo imaginado por Italo Calvino, Marco Polo y Kublai Khan llegan a la conclusión de que más se conoce el punto de partida cuanto más perdido se ha estado en ciudades extrañas. Ese fragmento es el epígrafe de este último libro de Claudio Benzecry, sociólogo argentino doctorado en la Universidad de Nueva York, activo divulgador de la sociología cultural norteamericana en castellano y docente en la Universidad Northwestern. El libro es resultado de casi una década de trabajo de campo en Estados Unidos, China y Brasil, y de refinamiento en la reflexión teórica y etnográfica sobre el estatuto de los bienes culturales en el capitalismo contemporáneo.

Los zapatos son buenos para vestirse y también son bon à penser. Benzecry se hace eco de la máxima de la antropología estructuralista. La vida social del zapato de diseño es el hilo conductor de un cuidado análisis de la fragilidad de las redes globales de producción de mercancías de diseño. Se trata de “seguir el zapato” en todos los circuitos posibles: las oficinas de diseño en Estados Unidos, las plantas de producción en China y los managers formados en el sur de Brasil.

En la primera parte se describen las complejas formas y mediaciones sociotécnicas para hacer un zapato; en la segunda, se suma una aguda reflexión sobre el estatuto del conocimiento en la fabricación de zapatos. La sociología del conocimiento técnico permite describir las cadenas de significación y negociación en torno de los intercambios que despliegan “a distancia” diferentes grupos de expertos. Sin negar las relaciones de poder y jerarquías, las relaciones centro-periferia se complejizan.

Luego el libro se concentra en los modelos y en los pies como un elemento clave de la infraestructura material de la producción. La performance sobre el “pie ideal” es un elemento central de esta red que involucra modelos femeninas, diseñadores/as y técnicos/as variados en la estandarización de una mercancía. En la última parte, la ciudad brasileña donde se producen los zapatos es analizada como un elemento constitutivo de la cadena.

Benzecry despliega una reflexión sobre la melancolía urbana como un horizonte clave del orgullo y de la especialización técnica que moviliza a los/las managers y técnicos/as de Brasil. Y vuelve sobre dos temas caros al capitalismo: la lógica de la mercancía y el problema de la creatividad. Advierte hasta qué punto, visto de cerca y con una sensibilidad etnográfica, los órdenes binarios se condensan de modos complejos, haciéndonos recorrer caminos impensados entre la familiaridad y la banalidad de nuestros artefactos cotidianos y las redes de objetos, saberes y personas que los producen.

 

 

M. Carmen Villarino Pardo, Iolanda Galanes Santos y Ana Laura Alonso (eds.), Promoción cultural y traducción. Ferias internacionales del libro e invitados de honor,

 

Ximena Espeche (1)

 

(1) CONICET / UNQ

 

Berna, Peter Lang, 2021, 290 páginas

 

Este libro constituye un mojón más del denodado trabajo de “investigación acción”, vinculado a la circulación de saberes relacionados con la promoción cultural y la traducción, del grupo culturafil (www.culturafil.org). Como aseguran sus compiladoras, se trata de comprender “el papel que desempeñan las traducciones y otros productos literarios y culturales en las fil [Ferias Internacionales del Libro] y, de modo específico, vinculados a la participación de ciudades, culturas y países como ih [Invitados de Honor]”. Ambos papeles constituyen y funcionan como mapas de una miríada de posiciones sociales en juego, que exceden en mucho una síntesis que quisiera resolverse solo con la marcación de tres esferas, y cuya relación merece ser redefinida en función de estos objetos: mercado-Estado-cultura. De este modo, los y las investigadoras que participan en este volumen proponen un abordaje múltiple y en diferentes escalas, que están a la vez explicitadas en las tres partes en las que el libro está dividido: “Modelización de las ferias internacionales del libro y los invitados de honor”, “Instrumentos para investigar las ferias del libro” y “Estudios de caso”. La propuesta de este libro es, en efecto, una de intervención cultural. En el volumen participan colegas de diversas disciplinas, adscripciones institucionales y diferentes nacionalidades: Giselle Sapiro, Gustavo Sorá, Áurea Fernández Rodríguez, Francisco J. Sanjiao Otero, Francisco J. Núñez Alonso, José de Souza Muniz Jr., Márlio Barcellos Pereira Da Silva, María Fernández Moya, Francielle Queiroz Da Silva, Ana Luna Alonso, Marco Thomas Bosshard, Olga Castro y Delia Guijarro Arribas.

El trabajo de investigación del cual este libro es parte asume que la producción de conocimiento está imbricada con las proposiciones de aspectos teórico-metodológicos que permitan mejorar el impacto y los alcances de las Ferias, discutiendo los asimétricos flujos de producción y recepción cultural en el que el eje en los ih es clave.

 

 

Nicola Miller, Republics of Knowledge. Nations of the Future in Latin America,

 

Mariana Rosetti (1)

 

(1) UBA / CONICET

 

Princeton y Oxford, Princeton University Press, 2020, 304 páginas

 

A lo largo de su minucioso libro, Miller propone un recorrido por distintos momentos y espacios que van del proceso de las independencias hispanoamericanas de las primeras décadas del siglo xix a los festejos del centenario de las independencias. Se trata de estudios de caso indicativos o referenciales de ciertas posibilidades de conexión entre las prácticas ilustradas de conocimiento y la construcción de naciones en la Argentina, Chile y Perú. Ello no supone que estos tres países constituyan los casos representativos de todos los sucesos de conformación de naciones de América Latina (p. 12). Se presenta como una propuesta alternativa a la de comunidades imaginadas de Benedict Anderson de 1983 y a la de ciudad letrada de Ángel Rama de 1984. Asegura así que ni el concepto de nación ni el de Ilustración son estrictamente de carácter burocrático-elitista, ni recaen sobre fenómenos homogéneos en manos de un grupo que detentaba el poder de la escritura legal o el dominio de la opinión pública entendida como pura extensión de un grupo de letrados criollos. Ahora bien, las lecturas que realiza Miller de la figura del letrado según Rama no son del todo precisas; para este último, la figura del letrado excedía el ámbito de lo burocrático legal y se entremezclaba con una multiplicidad de funciones en vínculo con espacios populares.

Miller deslinda los conceptos de Ilustración del de personas ilustradas. Es decir, personas que manejaban de forma consciente y estratégica herramientas (técnicas, educativas, de imprenta o de conocimientos prácticos, etc.) y que buscaban con esas herramientas contribuir a un cambio en la sociedad en la que vivían. Otro deslinde que realiza la autora va de la mano de plantear que esos saberes manejados fueron bien concretos, y no imaginados, con resultados claros y que tuvieron repercusiones y recorridos bien distintos de los usos y prácticas ilustradas europeas (en especial de la francesa, la española y la inglesa). A la vez, estipula a la República del conocimiento como concepto distinto de la República de las letras en relación con sus alcances y practicas solidarias. El proceso de creación de las naciones en Latinoamérica requiere, según Miller, explorar la idea de que estas formaciones modernas son mejor aprehendidas como comunidades de conocimientos compartidos antes que comunidades imaginadas.

Este libro amplía las fronteras de la forma en que los estudios de historia se han aproximado a las prácticas ilustradas en diálogo con la conformación o reconfiguración de las naciones a lo largo del siglo xix y primeras décadas del siglo xx. Y, a la vez, merece ponerse en discusión y debate con otros estudios.

 

 

Andrea Rodríguez Tapia, Realistas contra insurgentes. La construcción de un consenso historiográfico en el México independiente (1810-1852),

 

Gabriel Entin (1)

 

(1) UNQ / CONICET

 

Bilbao, Universidad del País Vasco, 2019, 143 páginas

 

La historiadora Andrea Rodríguez Tapia reconstruye en este libro una historia de la historiografía mexicana sobre la independencia de México: la referida a la creación de una dicotomía entre “realistas” e “insurgentes” como forma de interpretación del pasado durante la primera mitad del siglo xix. Centrándose en el levantamiento popular del cura de Dolores Miguel Hidalgo en 1810, Rodríguez Tapia muestra que el concepto “realista” no era utilizado por los insurgentes (una denominación empleada primero con carga negativa, sinónimo de insurrecto, y rápidamente asimilada por los rebeldes como forma de autoidentificación). Por el contrario, “europeo”, “gachupín” o “ultramarino” eran las palabras usadas por los insurgentes para definir a sus opositores. De aquí su hipótesis: el enfrentamiento entre criollos insurgentes y españoles realistas constituye un mito historiográfico, propio de la nacionalidad mexicana. “Realistas” se utilizaba en forma limitada y particular para referirse a los milicianos que en nombre del rey combatían contra las fuerzas rebeldes. Rodríguez Tapia explica que, sin embargo, los primeros “historiadores” mexicanos que escribieron sobre 1810 usaban el término con un sentido general para designar a cualquier persona, corporación o institución crítica de la insurgencia, aun si estos no se identificaban como realistas. En el primer capítulo, explora cómo Hidalgo nombraba a sus opositores y, a partir del cura, rastrea, por un lado, las formas de construcción del enemigo entre 1810 y 1813 y, por el otro, de nombrar a la insurgencia por parte de sus opositores. En el segundo capítulo, aborda las interpretaciones sobre la insurgencia de Juan López Cancelada y de Servando Teresa de Mier, quienes desde Europa simplificaron el conflicto como una lucha entre “criollos” y “peninsulares”. En el tercero, estudia la creación discursiva de una identidad nacional en el Cuadro histórico de la Revolución mexicana (1823) de Carlos María de Bustamente, quien la explicaba como una guerra de la “causa americana” contra la “causa española”. En el cuarto, indaga las representaciones de los actores enfrentados producidas desde España. En el último, examina tres libros, de Lorenzo de Zavala, José María Luis Mora y Lucas Alamán, que dieron forma a la historiografía nacionalista mexicana. Si los primeros dos autores generalizaron las nociones de “causa nacional” y “mexicano”, asociándolas a la insurgencia y a un “nosotros”, en su Historia de Méjico (1849-1852), Alamán argumentaba que los “mexicanos” no existían como tales antes de la independencia y que no buscaban la independencia como destino inexorable. Así, esta obra ilumina magistralmente la complejidad conceptual que atraviesa la independencia de México.

 

 

Maximiliano Fuentes Codera, Patrizia Dogliani (eds.), La patria hispana, la raza latina. Política y cultura entre España, Italia y Argentina (1914-1945),

 

Matteo Dalla Bona (1)

 

(1) UTDT

 

Granada, Comares, 2021, 168 páginas

 

El libro compilado por Maximiliano Fuentes y Patrizia Dogliani reúne siete ensayos que investigan las transferencias culturales y políticas entre España, Italia y Argentina a través de los vínculos originados por las experiencias transnacionales de las ideas y de los conceptos. Hispanismo y latinismo guían al lector hacia una mirada enriquecedora sobre socialismo, fascismo, republicanismo y nacionalismo en los tres países. En el primer ensayo Maximiliano Fuentes y Carolina García Sanz investigan las posiciones de neutralistas hispanistas e intervencionistas latinistas en España y Argentina durante la Gran Guerra en un contexto racialista de las relaciones internacionales.

Steven Forti se pregunta si en Madrid y en Buenos Aires el movimiento dei Consigli italiano se adaptaría al mundo latino como traducción de los soviets rusos. Una parte de la respuesta pareciera darla el ensayo que sigue de Marco Masulli sobre el rol del anarcosindicalismo transnacional a través de los viajes y los periódicos y su confluencia en el frente antifascista.

Liberalismo y republicanismo son los ejes que usa Leandro Losada para investigar la recepción y el uso conflictual de Maquiavelo en una Argentina cuyas élites políticas se vieron trastornadas por la irrupción de la Unión Cívica Radical que ellas mismas habían permitido.

El texto de Federica Bertagna muestra las contradicciones que la política cultural del fascismo encontró en la Argentina, donde el intento de construir una influencia política a través de la italianidad fracasó frente al proceso nacionalizador argentino y por las contradicciones internas entre un fascismo internacional y un fascismo en un solo país. Patrizia Dogliani analiza, a través de la prensa, de la radio y del cine, el vano esfuerzo de la penetración cultural del fascismo en el mundo hispánico y en la península, que terminó siendo derrotado por la eficacia de la competencia alemana y estadounidense y por el renacimiento de una orgullosa autonomía cultural española basada en los valores de la hispanidad católica, nacionalista e imperial. En el último texto, Federico Finchelstein traza un cuadro de las distintas variantes del fascismo argentino, que confluyeron, se confundieron y se autonomizaron en el nacionalismo, en el catolicismo y en la hispanidad.

 

 

Rodrigo Viqueira, Negrismo, vanguardia y folklore. Representación de los afrodescendientes en la obra de Ildefonso Pereda Valdés (1925-1935),

 

Alejandra Mailhe (1)

 

(1) UNLP / CONICET

 

Montevideo, Rebeca Linke, 2019, 172 páginas

 

Reelaboración de una Tesis de Maestría presentada en la Universidad de la República, esta excelente investigación de Rodrigo Viqueira aborda la obra poética y el ensayo folclorista del intelectual uruguayo Ildefonso Pereda Valdés, especialmente entre los años veinte y los treinta. Viqueira despliega una mirada muy atenta a los diversos matices del “negrismo” de Pereda Valdés, entendido como un proceso gradual de refinamiento etnográfico. Desde el punto de vista metodológico, se destaca el equilibrio con que Viqueira articula el análisis biográfico con el contenido de sus fuentes literarias y folcloristas, demostrando la productividad de un abordaje complementario entre ambas dimensiones.

Con gran agudeza analítica, Viqueira indaga en torno a preguntas claves (como por ejemplo de qué manera se da, en este autor, el pasaje de la poesía al ensayo antropológico, en paralelo a la complejización creciente de su mirada sobre la cultura afro-uruguaya).

Cabe destacar la importancia del trabajo de archivo llevado a cabo por Viqueira, al abordar la correspondencia entre Pereda Valdés y otros intelectuales latinoamericanos, a fin de demostrar –por ejemplo– cómo se forja una red transnacional especialmente con autores de Cuba y de Brasil– capaz de pensar la identidad “negra” del continente. En especial, merece destacarse el estudio de los lazos de Pereda Valdés con figuras brasileñas claves del folclorismo negro (como Mário de Andrade, Arthur Ramos, Édison Carneiro y Roger Bastide), amén de la recreación de dos viajes a Brasil realizados por Pereda Valdés a inicios de los años treinta, para experimentar de cerca la vitalidad de las culturas afrobrasileñas.

Viqueira reconstruye minuciosamente los comienzos poéticos de esta figura (en sintonía con el primitivismo negro, dominante en el arte y en la antropología de los años veinte), y su pasaje hacia un ensayismo que funda los “estudios afro-uruguayos” en los años treinta, al abordar la historia del tráfico esclavo, la participación de afrodescendientes en las guerras de independencia, y las huellas africanas vivas en la cultura uruguaya de la época. En definitiva, este libro vuelve apasionante una trayectoria pensada como un proceso gradual de profundización etnográfica e incluso de politización (dado el acercamiento de Pereda Valdés al Partido Comunista y a diversos grupos locales de activismo negro). Así, a pesar de las limitaciones ideológicas de Pereda Valdés, los diversos “negrismos” contenidos en su obra revelan una divergencia inconciliable con respecto al eurocentrismo heredado, hegemónico para pensar la identidad nacional.

 

 

Adrián Cammarota, Malas maestras. Educación, género y conflicto en el sistema escolar argentino,

 

Flavia Fiorucci (1)

 

(1) CONICET / UNQ

 

Buenos Aires, Grupo Editor Universitario, 2021, 98 páginas

 

Malas maestras. Educación, género y conflicto en el sistema escolar es parte de la colección “Punto de Fuga. Historia de las mujeres y Estudios de género”. Esta serie, dirigida por Nadia Ledesma Prietto, busca acercar a un público amplio investigaciones académicas relacionadas con tres áreas temáticas: trabajo y economía del cuidado, sexualidades, y cultura y política. El texto de Cammarota se centra en el caso del magisterio en las primeras décadas del siglo xx y examina en situaciones específicas la forma en que los imaginarios relacionados con la figura del maestro y la maestra delimitaron las conductas de los y las docentes; sus interacciones con la comunidad y las autoridades escolares. La inclusión de esta investigación en una colección sobre historia de las mujeres no es casual. Desde muy temprano el magisterio fue en la Argentina una profesión feminizada y sujeta a normas que se relacionaban con las ideologías de género.

Malas maestras comienza con una descripción histórica de la génesis del sistema educativo, que el autor identifica como los “orígenes de la modernidad educativa” (p. 17). A partir de allí el texto avanza en el estudio de una serie de episodios específicos en los que es posible observar –según el autor– los límites de esa pregonada modernidad. Concretamente, el autor analiza las experiencias de maestras que fueron cuestionadas y sancionadas por la burocracia educativa y observa cómo esos procesos se relacionaban con los idearios vigentes respecto del género y la profesión. Cammarota también se detiene en algunos discursos particulares que se refirieron a este tema, como fue el informe sobre la educación en los Territorios Nacionales elaborado por la médica Elvira Rawson de Dellepiane. Para realizar esta investigación Cammarota apela a bibliografía secundaria y a investigaciones previas, pero se basa principalmente en el análisis de sumarios administrativos del Consejo Nacional de Educación, de allí que su lectura se enfoque en educadoras que enseñan en entornos rurales o semiurbanos. El uso de ese registro documental como fuente principal para elaborar la narración permite al autor rescatar –aun si mediado por el lenguaje burocrático– las propias voces de los actores del mundo del trabajo docente. Inscrito en toda una bibliografía que ya hace varios años ha comenzado a interrogarse sobre la figura de la maestra mujer y los discursos que han rodeado a esta ocupación, este breve estudio permite reconstruir algunos de los mecanismos de disciplinamiento a los que eran sometidas aquellas docentes que, en palabras del autor, “lesionaban el ideal del magisterio esbozado en los discursos educativos, politicos e incluso religiosos sostenidos por mandatos socioculturales” (p. 90).

 

 

Carlos Astrada, Textos de juventud. De la revolución universitaria a la vanguardia filosófica (1916-1927), introducción y compilación de Natalia Bustelo y Lucas Domínguez Rubio,

 

Luciano Barreras (1)

 

(1) UBA

 

Temperley, Tren en Movimiento, 2021, 450 páginas

 

En esta compilación Bustelo y Domínguez Rubio recuperan, a partir de un esmerado rastreo biblio-hemerográfico, alrededor de cincuenta intervenciones juveniles de Astrada, aparecidas entre 1916 y 1927, muchas de ellas de difícil acceso para el lector interesado. El registro es diverso: polémica intelectual, discurso público, manifiesto colectivo, artículo. Los compiladores proponen, en la extensa introducción, discutir la imagen predominante del joven Astrada, que no remarca lo suficiente (e incluso oculta) sus vínculos con la Reforma Universitaria. En efecto, en 1943 el propio Astrada traza las líneas generales de esta imagen en la compilación de artículos titulada Temporalidad, luego reforzada por Alfredo Llanos, amigo y discípulo del filósofo cordobés, en una biografía y un reportaje aparecidos a fines de los años 60. Según esa reconstrucción retrospectiva, las intervenciones juveniles se enmarcan en un “período literario” signado por una participación circunstancial en la Reforma y en la redacción de un conjunto de trabajos sobre figuras literarias que permitían pensar la finitud humana.

En la estela de la discusión inaugurada por Néstor Kohan y Guillermo David en diversos textos, este trabajo propone una imagen alternativa a partir de la reposición de la constelación de posiciones y debates en los que se inscriben las intervenciones de Astrada: el antipositivismo y un vitalismo libertario que saluda a la Revolución rusa y busca impregnar la sensibilidad de una Reforma en la que Astrada aparece como un guía revolucionario. Los compiladores detectan dos etapas principales en el período juvenil (sugeridos en el subtítulo del libro: “de… a…”). En la primera, que se extiende entre 1919 y 1923, Astrada forma parte de una vanguardia que anuda vitalismo filosófico con un entusiasmo libertario y bolchevique. En un segundo momento, emplazado entre 1924 y 1927, esa vanguardia pierde su entusiasmo revolucionario (y buena parte de sus miembros) y se orienta a renovar los abordajes estéticos y metafísicos en la escena local.

Subyace a la imagen resultante de esta exhaustiva reconstrucción una importante operación crítica: la ampliación de la idea de “obra” que incluye, además de los artículos de autoría individual, también los meramente proyectados, la participación en polémicas intelectuales, los manifiestos colectivos, los discursos en la esfera pública, las traducciones, las tareas de edición. De esta operación, ejecutada con pericia por los autores, surge una imagen del joven Astrada que lo inscribe política y filosóficamente en los debates de su tiempo.

 

 

Ana Lucía Magrini (coord.), Descentrando el populismo. Peronismo en Argentina, populismo en Colombia y lo perdurable de sus identidades políticas,

 

Ricardo Martínez Mazzola (1)

 

(1) CONICET / UNSAM

 

Córdoba, Editorial de la Universidad Católica de Córdoba, 2021; Bogotá, Universidad del Rosario, 2021, 330 páginas

 

Desde hace años el populismo ocupa un lugar importante no solo en el debate público sino en la agenda de las ciencias sociales latinoamericanas. A las miradas derogatorias planteadas desde la sociología funcionalista, la teoría de la dependencia o la ciencia política institucionalista se contraponen las de una sociología de las identidades políticas que, en la senda abierta por Ernesto Laclau, oscila entre la celebración y el análisis de la especificidad del populismo en cuanto lógica política. En esta última vía se inscribe esta compilación que, contrastando el peronismo y el gaitanismo, avanza en el análisis de los mecanismos de constitución de las identidades populistas.

Los trabajos subrayan que, frente a lo que sostiene una mirada desde arriba y centrada en la figura del líder, los populismos están cruzados por fuertes tensiones. Así lo deja ver el capítulo de Magrini, que da cuenta de los cuestionamientos que al liderazgo plantearon Cipriano Reyes y José Antonio Osorio Lizarazo. También el de Vargas, Reynares y Barros, que apela al archivo epistolar y a una mirada “a ras del suelo” para subrayar el modo en que una simpatizante se apropiaba del lenguaje peronista para interpelar y aun reclamar a Perón. La tensión entre la dimensión integrativa y la rupturista del populismo, su “regeneracionismo beligerante”, es subrayada por Acosta Olaya a través del análisis del discurso de Gaitán, el que a la vez limitaba la actualización de la violencia y mantenía su amenaza.

Varios artículos se ocupan también de señalar que la identidad populista está sujeta a permanentes reinterpretaciones. Attías Basso da cuenta del uso selectivo de los símbolos del peronismo por parte de la agrupación kirchnerista La Cámpora, Rodríguez Franco y Díaz Jaramillo, reconstruyen las apropiaciones que de la figura de Gaitán hicieron, luego de su asesinato, en primer lugar Gustavo Rojas Pinilla y, luego, las agrupaciones de la “nueva izquierda” colombiana. Pero, dado que una identidad política es siempre relacional, en su definición intervienen no solo quienes adhieren a ella sino también sus adversarios. Así lo deja ver Azzolini al abordar las diferentes interpretaciones del peronismo, de la desperonización y de la reintegración comunitaria que se desprenden de las leyes de amnistía de 1955 y 1958.

En síntesis, la propuesta del libro, un necesario y no tan frecuente cruce entre la sociología de las identidades y la historiografía, proliferante al menos en el caso del peronismo, apunta a que los conceptos que acuña la primera sean menos vacíos y a que las intuiciones que brinda la segunda sean menos ciegas.

 

 

Martín Prieto, Saer en la literatura argentina,

 

Adrián Gorelik (1)

 

(1) CONICET / UNQ

 

Santa Fe, Ediciones Universidad Nacional del Litoral, 2021, 172 páginas

 

“La importancia de una obra siempre mantiene algún tipo de relación con el volumen y la calidad de las lecturas críticas que acarrea”: la afirmación de Prieto califica la obra de Saer, sin duda uno de los autores que ha gozado de la atención más selecta de la crítica argentina (p. 12). Pero, a su manera, muestra la conciencia sobre el desafío que enfrentaba su propio proyecto: ¿es posible escribir algo más, algo nuevo, sobre Saer? La respuesta es un libro necesario y brillantemente original, organizado en torno de una doble cuestión: “¿Cómo cambia una literatura nacional cuando entra un autor? ¿En qué se convierte un autor cuando entra en esa literatura?” (p. 14). Es una doble cuestión que lleva, forzosamente, del análisis de los textos de Saer y de toda la tradición literaria que los ilumina y es iluminada por ellos (Pedroni y el posmodernismo poético, Juanele, Borges y Arlt hacia atrás; Alan Pauls, Matilde Sánchez, Sergio Chejfec, Martín Gambarotta, entre otros, hacia adelante) al análisis de los contextos histórico-intelectuales más inmediatos que hacen posible a un autor y una obra (“Historia, geografía, sociedad” se llama un capítulo, en alusión a las preferencias interpretativas de Vico que Prieto hace suyas). Y en el medio, el análisis de las operaciones críticas que le dieron a la obra de Saer el lugar que finalmente llegó a ocupar en la literatura argentina.

Para hilar todas esas dimensiones Prieto va del sistema literario a su historicidad, con una soltura y una elegancia que también le permite, combinando ensayísticamente textos, fuentes y testimonios varios, revivir una época de un modo que no siempre logran los estudios propiamente históricos. Así, en pocas páginas se resuelve una semblanza entrañable de la juventud literaria en la Rosario de la renovación universitaria de los años cincuenta, marcada por la presencia del plantel de Contorno, que incluyó una prolongación sustantiva en el gobierno provincial de la ciudad de Santa Fe (“Esos escritores. Esos amigos. Ese momento”, se llama el capítulo, ubicado estratégicamente en el centro del libro).

Ahora bien, tengo para mí que la historia intelectual emerge en este libro de historia y crítica de la literatura como una serie de chispazos que resultan del entrechocar de sus dos cuestiones –autor / literatura nacional–, en el desafío particular –y particularmente asumido por Prieto– de la pregunta que las subtiende: cómo la literatura piensa (produce) la nación. No casualmente las raíces de buena parte de la historia intelectual que escribimos se remonta a Contorno, un linaje que este libro tematiza, deshace y renueva al mismo tiempo.