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Reseña

Inés Yujnovsky, Viajeros a la sombra de Darwin. Fotografías de la Patagonia a fines del siglo xix,

 

Rafael Sagredo Baeza (1)

 

(1) Pontificia Universidad Católica de Chile

 

Buenos Aires, Colección Pretéritos Imperfectos, ArtexArte, 2021, 178 páginas

 

El itinerario de Inés Yujnovsky, según escribe al final de su interesante libro, “ha estado guiado por la suposición que en el siglo xix se daba mayor importancia a la cultura visual de lo que se ha supuesto”, una hipótesis estimulante que la autora ejemplifica con Viajeros a la sombra de Darwin. Un título ¿retórico?, ¿metafórico? o ¿poético? que a la luz de su tesis fundamental resulta equívoco. Pero que parece funcionar si tenemos presente que los viajeros de fines del siglo xix, cuyas experiencias y vestigios la autora aprovecha para fundar su investigación, efectivamente, como el naturalista inglés, exploraron la pampa y la Patagonia, produciendo abundantes testimonios de la realidad natural y cultural que observaron, y que representaron, también, a través de fotografías. Además de interesarse, al menos un par de ellos, por las evidencias de la historia geológica, natural y humana que el extremo sur del continente americano ofrece y que Darwin aprovechó para explicar la evolución por el mecanismo de la selección natural.

Lo dicho nos permite advertir que en este libro no solo se encontrará una historia elaborada a partir del análisis, la explicación y la interpretación del quehacer y las obras de Estanislao Zeballos, Francisco Moreno, John Bell Hatcher, Robert Lehmann-Nitsche y Clemente Onelli. También se verá una propuesta historiográfica que, utilizando agudamente la fotografía como fuente principal, permite a la autora formular una interpretación del carácter del siglo xix, que invita, para comprenderlo cabalmente, a ir más allá de los registros escritos. En particular cuando se trata de estudiar procesos como el de la constitución de la nación, el ejercicio de la soberanía por parte del Estado, la apropiación de territorios y la dominación y exterminio de pueblos originarios, generalmente documentados a través de vestigios escritos que se centran en describir hechos, actos y formas, más que en representar objetivos, intereses, concepciones, mentalidades, es decir, lo intangible pero también lo real.

La historia que nos ofrece Inés Yujnovsky identifica y explica las imágenes, significados y representaciones que es posible deducir del estudio de las obras que los exploradores señalados elaboraron luego de recorrer la pampa y la Patagonia, reconocer su geografía, conocer a sus habitantes y describir sus especies, vivas y extintas. La historiadora interpreta vestigios de un quehacer, atribuyéndoles sentido más allá de lo coyuntural, las circunstancias de su registro o los intereses inmediatos de quienes los produjeron. En el texto estos se analizan como expresiones de un contexto histórico, un proceso político o el desenvolvimiento económico en el que se explica la Argentina de fines del siglo xix. Releva así significados implícitos que los exploradores no explicitaron, entre otras razones, porque estaban normalizados en quienes actuaban, escribían y fotografiaban como hombres de su tiempo; esto es, imbuidos de la mentalidad propia del que se considera superior, civilizado, poseedor, dominador y con los medios y capacidades para captar, difundir y proyectar las características y condiciones de una región y su población. También buscaban certificar su potencial económico o decretar la extinción de un pueblo a través del artilugio de fotografiarlo y mostrarlo como objeto de conocimiento, rémora de un pasado antiquísimo, verdaderos fósiles humanos que así, paradójicamente, se invisibilizaban como sujetos y actores en la contemporaneidad.

A través de cuatro capítulos, Yujnovsky ofrece la autorrepresentación de los viajeros que reconocieron la Patagonia; cómo reconfiguraron el significado del espacio pampeano; el uso que hicieron de la fotografía para dominar a los araucanos, y el significado que atribuyeron al pasado de la pampa que, decretándolo concluido, así como considerando muertas sus culturas originarias, quedaba habilitado para formar parte de un proceso histórico nacional y civilizatorio.

Tal vez Viajeros a la sombra de Darwin no se trate de una obra totalmente original en su temática (¿acaso alguna lo es?), sobre todo si consideramos el precedente que significa el libro de Marta Penhos, Ver, conocer, dominar. Imágenes de Sudamérica a fines del siglo xviii (2005), que Yujnovsky reconoce. Lo central de la obra es la concepción de la fotografía como fuente esencial para el estudio de la representación, de la difusión de la “conquista”, apropiación y dominio del “desierto”, de la pampa, de la Patagonia y de sus habitantes. No se trata solo del estudio de las imágenes como dispositivo de control o manifestación de dominio, es sobre todo la interpretación de la vista, y de uno de sus productos, la fotografía, como expresión e instrumento de una cultura que muestra a través de esta los resultados, considerados exitosos, de sus afanes políticos, económicos, de progreso y civilización. La fotografía difunde y certifica socialmente el éxito de la ciencia y la técnica y, gracias a ella, los logros del Estado en expansión y en proceso de consolidar la nacionalidad.

Entre los temas abordados en las cuatro partes del libro, el capítulo iv, nombrado “El pasado y el tiempo”, resulta el más interesante y estimulante. Si bien existe una bibliografía abundante sobre la autorrepresentación de los viajeros, la reconfiguración de los espacios que de sus textos se desprende y de las formas de dominación de los araucanos –incluso a través de la fotografía–, Yujnovsky explora algo acerca de lo que sabemos mucho menos: la idea de tiempo y, por lo tanto, el lugar en la historia que los exploradores implícitamente les asignaron a los territorios y a los pueblos pampeanos y patagónicos. Así, la autora nos sorprende con posibilidades analíticas referidas a la interpretación de los escritos y fotografías de los exploradores.

Una de estas posibilidades: el impacto de la historia en la sociedad y el efecto emocional de términos como “ruina” y “reliquia” aplicados a los vestigios existentes en la pampa, los que facilitaron, según sostiene Yujnovsky, la comprensión del efecto del paso del tiempo en la Patagonia, y en los pueblos originarios. Así, se promovió o justificó su supuesta desaparición.

Otra interpretación ofrecida por la autora se refiere al significado memorable atribuido a los testimonios de la “Conquista del desierto”, como una porción de la franja levantada para defenderse de los indígenas, reflejo de una épica protagonizada por los “argentinos”, gracias a la cual la pampa se transformó en un territorio pleno de posibilidades que, además, quedaba integrado a la historia argentina. Se ampliaba de esta forma el territorio en el cual la historia nacional se desenvolvería.

La dilatación del espacio temporal y espacial que el dominio sobre la Patagonia significó tiene una elocuente expresión en la presentación que Francisco Moreno incluyó en los Anales del Museo de La Plata en 1891. En esta publicación, como agudamente interpreta Yujnovsky, “todo el inmenso pasado” desfila “en un corto espacio de tiempo y distancia”, mostrando además que “la observación del tiempo en el espacio” –según se deduce de los testimonios de los exploradores– “tiene una fuerte impronta visual”. Punto fundamental que permite a la autora fundar su interpretación de cómo los exploradores con sus relatos y fotografías contribuyeron a dilatar el pasado argentino, ampliaron las escalas temporales de este y transitaron intelectualmente “tras las huellas de Darwin”. Estos concluyeron, como Moreno, “que los indígenas eran un asunto del pasado”, y que por lo tanto ya no representaban una amenaza para los colonizadores de la Patagonia.

La negación de la contemporaneidad de los grupos indígenas es otra de las lecturas que los relatos y fotografías de los exploradores estudiados permiten sostener. El caso de Lehmann-Nistche es elocuente al respecto. Sus métodos y formas de trabajo reflejan su idea de que se trataba de pueblos en vías de extinción, así como sus fotografías en las misiones salesianas intentaban mostrar que eran culturas, las indígenas, en proceso de transformación y “perfeccionamiento”. Yujnovsky concluye que “su propuesta colaboraba a profundizar su supuesto proceso de desaparición, ya que prefería ubicarlos en un museo, en una revista científica o en una postal etnográfica”.

Para los expedicionarios, las tribus patagónicas estaban destinadas a extinguirse y por ello les negaban su contemporaneidad. Por un lado, utilizando la estrategia de ampliar hacia atrás su existencia en el tiempo, a un pasado muy remoto. Por otro, transformándolos, por medio de la fotografía, en reliquias de pueblos inferiores, habitantes de unos confines primitivos, cuyo conocimiento significaba viajar hacia los orígenes de la humanidad. A través de la observación/exhibición del espacio pampeano, se proyectaba hacia el pasado a quienes lo habitaban, aprovechando también los vestigios culturales de su existencia, pero, sobre todo, las imágenes que de ellos obtuvieron gracias a sus equipos fotográficos. Así, conscientes de las imágenes mentales y visuales predominantes sobre la Patagonia y sus habitantes, los viajeros representaron a los indígenas sobrevivientes rodeados de objetos y contextos que inducían a considerarlos fuera del tiempo. Una noción que en ocasiones se traspasaba a textos escolares en los que por décadas los pueblos originarios, como los mapuches en Chile, fueron mostrados como objetos folclóricos y atemporales.

Pleno de lecturas e interpretaciones, el libro de Yujnovsky ofrece una heterogénea mixtura de temas sobre procesos fundamentales que se analizan a partir de la vista, o, más bien, de la fotografía que documenta. La fotografía es concebida en el libro como evidencia, estímulo, y representación de la realidad que da cuenta de fenómenos históricos. El análisis de la autora transforma lo material, la fotografía, en abstracto, es decir, en significado que hace compresible la historia.

La tensión entre objetividad y subjetividad es revelada y explicitada por esta historia a través del análisis de descripciones, observaciones y vistas, como las que llevaron a concluir a Zeballos, en medio de la pampa, que miramos hacia el “país del Diablo”. A medida que se avanza en la lectura del libro, este diagnóstico se transforma en una “tierra de promisión”. Con la condición, impuesta por los exploradores, de despojarlo de sus habitantes originarios. De esta forma el espacio permite profundizar el tiempo histórico de la Argentina hacia el pasado, y expandir la superficie del territorio nacional. Ambos elementos son claves de un futuro que se pronostica promisorio, y Yujnovsky analiza cómo las representaciones de la Patagonia cambian de una tierra estéril a un espacio pletórico de recursos. Así como se transforman las representaciones del indio salvaje en “aliado” de los blancos, y de amenaza, en colaborador útil del “blanco”.

La autora interpreta también la evolución de la fotografía, que pasa de instrumento mecánico, propio del explorador en terreno para certificar la veracidad de la descripción, a tecnología de dominación. La fotografía cumple así una función que trasciende las coyunturas y los objetivos particulares y se transforma en instrumento político pues, como concluye Yujnovsky, la conquista de la pampa “fue tanto militar como visual y temporal”.

Por último, pero no menos significativo, queda por evaluar si la tesis sobre la cultura visual en el siglo xix, aplicada a la dominación de la pampa, cambiará las interpretaciones conocidas o contribuirá significativamente a explicar este proceso tantas veces abordado desde otras perspectivas y fuentes. La respuesta solo la tendremos en el futuro, con nuevas investigaciones para las cuales el libro de Yujnovsky será una referencia fundamental.