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Reseña

Andrés G. Freijomil, Arts de braconner. Une histoire matérielle de la lecture chez Michel de Certeau

 

Lila Caimari (1)

 

(1) CONICET / Universidad de San Andrés

 

París, Garnier, 2020, 832 páginas

 

Figura del canon intelectual francés de los años sesenta y setenta, Michel de Certeau ha guardado un lugar discreto pero persistente en esa lista de autores enormes y fulgurantes. Pero hace tiempo ya que ese lugar se está modificando. De inscripción disciplinar y filiaciones huidizas, su obra ha ido ganando envergadura a medida que un corpus de análisis más atentos suscita debates interpretativos sobre este legado, a la vez que refuerzan y precisan su irradiación.

El trabajo de Andrés Freijomil ha contribuido mucho a esa empresa. Establecido firmemente en el ámbito de especialistas de De Certeau, ha logrado una colocación que era difícilmente imaginable en un principio, si contrastamos lo anglo-francés del mundo de “estudios certalianos” con el punto de partida que describen las primeras páginas de este libro: el hallazgo del primer eslabón en la Feria del Libro de Buenos Aires a mediados de los 1990, la denodada búsqueda posterior de traducciones, el comienzo de un camino de investigación de la mano de José E. Burucúa... La distancia entre esas aproximaciones tentativas, sembradas de obstáculos materiales, y la envergadura de la acabada obra que nos convoca –reescritura de una tesis doctoral defendida en la École des Hautes Études en Sciences Sociales bajo la dirección de Roger Chartier, quien firma un iluminador Prefacio– es francamente asombrosa. En el medio están las marcas de un camino de gran coherencia y dedicación, que se vislumbraban ya en tempranas empresas de edición vinculadas a la constelación de intereses de De Certeau, y en una primera tesis construida sobre la hipótesis (muy perdurable) en relación con la marca jesuita en la obra de este autor. Esas marcas estaban también en los avances de esta exploración de largo aliento, publicados en sedes diversas de la discusión historiográfica europea y latinoamericana, mojones de un viaje de amplitud y compromiso singulares.[1] A lo largo de ese derrotero, Freijomil devino especialista en historiografía –francesa y católica sobre todo, pero no solamente– como lo muestran sus contribuciones críticas más recientes: un historiador de las poéticas historiográficas, como gusta definirse.

El asombro que depara la lectura de Arts de braconner, sin embargo, proviene más bien de la exhaustividad del corpus analizado, la meticulosidad del trabajo sobre esos materiales, y la ambición de las inscripciones contextuales evocadas en cada instancia. Este despliegue tiene sus razones metodológicas y argumentativas, que la lectura no tarda en revelar: a diferencia de la mayor parte de los estudios previos, el De Certeau de Freijomil no se construye a partir de los libros acabados, sino de una inmensa obra hemerográfica temprana, de una multitud de textos dispersos en revistas, cada uno situado con escrupulosa exactitud en el campo de relaciones correspondiente. La escala de la empresa, que podría resultar abrumadora, se ve muy favorecida por una administración en apartados breves, titulados con precisión y gracia poética –y en este sentido, muy afines a su objeto–. Más importante en la fijación de un camino para la lectura es que el análisis avanza siguiendo un ángulo preciso e hipótesis claras, que nunca se pierden de vista y resultan demostradas en sus más variadas inflexiones.

Dos premisas generales ordenan esta gran reconstrucción. La primera es que en la labor hemerográfica del primer De Certeau –aquel autor de textos breves y diseminados en muchas sedes, y el que mejor acusa las marcas de su identidad jesuita– radican las claves de su obra más canónica. La segunda, que un núcleo esencial de este pensamiento puede ser capturado a partir del estudio de la evolución de sus ideas sobre la lectura. No es un secreto que tales ideas quedarían para siempre asociadas a su nombre, por cierto, y en particular la noción de la lectura como actividad eminentemente autónoma, creativa y transgresora, clave de bóveda de todo un pensamiento sobre las estrategias culturales del “hombre sin atributos” del mundo moderno. Pero esas marcas singulares se comprenden mejor, argumenta Freijomil, si el foco se desplaza de su versión más consagrada –la del tardío Arts de faire, y sobre todo, su versión traducida al inglés– para reemplazarlo por el trabajo genealógico sobre uno de esos textos, “Lire. Un braconnage”.[2] Mover a De Certeau de su lugar de campeón de los Cultural Studies al de refinado intelectual de la cultura francesa de los años 1950 y 1960, tal es la empresa de este libro.

Un efecto de extrañamiento emana de la decidida inscripción de De Certeau en el mundo católico, a medida que el análisis demuestra su distancia de las interpretaciones que han dado mayor peso a su relación con otros marcos intelectuales. En más de un sentido, Arts de braconner puede ser leído como un ejercicio de inmersión en la cultura católica francesa de los años 1950 y 1960 –y del mundo jesuita en particular–, tal es la densidad de la contextualización de las intervenciones en este medio, aun las más modestas. Así, la fascinante cualidad vagabunda, experimental e inagotablemente curiosa de este “lector nómade” es observada a través del pregnante tamiz de partida. Los debates más propios de los años 60 (psicoanálisis, estructuralismo, descolonización, foucaultianismo, revuelta estudiantil) se revelan en las implicancias propias de quien aborda estas novedades desde un posicionamiento –siempre singular, independiente y personal– al interior de la cultura católica.

Trabajando sobre la hipótesis de continuidad en la diferencia de las ideas certalianas, Freijomil se sirve de la noción de reutilización (réemploi) para designar las estrategias de adaptación del mismo texto a lo largo del tiempo, incluyendo deslizamientos semánticos de diverso calibre. He aquí el fruto de un notable ejercicio de cotejo de piezas del corpus, distantes en el tiempo, relacionadas y a la vez modificadas. Haciendo honor como pocos a la promesa de la historia material de la lectura –escrutando detalles en borradores, conectando las versiones sucesivas de una idea, siguiendo pistas halladas en la marginalia de libros leídos y anotados–, el trabajo sobre las piezas del enorme archivo De Certeau muestra por fuera de toda duda las huellas lejanas de las contribuciones que adquirieron su forma más conocida en los libros de los años 1970.

Algunos de los momentos más iluminadores de este recorrido aparecen en las intervenciones en torno a la oración y el cultivo de la disposición mística –los estudios sobre Santa Teresa de Ávila o San Juan de la Cruz, por ejemplo, diseminados entre muchos otros en las revistas más independientes del campo católico, como Christus, Études, Esprit. Anidando en emplazamientos lo más autónomos posibles dentro de estos medios, aparecen los paralelos entre la reflexión sobre la práctica de la oración y la de la lectura. Más relevante aún es la evidencia temprana de un instinto antiautoritario, profundamente democrático –por momentos subversivo, si consideramos el marco de su producción– sobre la autonomía de los católicos en el ejercicio de su propia lectura de textos sagrados, resistente al mandato intelectual propio de la tradición jesuita, que se combina con la toma de partido sistemática por los autores que en esa tradición fueron más sensibles a la experiencia espiritual, más abiertos a la sociedad, más interesados en las estrategias de los creyentes para acercarse a la fe. De allí la centralidad que en esta genealogía gana La fable mystique, o más bien el largo camino de textos breves que conducían a esta obra, punto de llegada de reflexiones sobre la historia de la espiritualidad, cargadas de claves contemporáneas sobre lectura y fe.[3]

A lo largo de su reconstrucción, Freijomil reitera el adjetivo “certalien”, cargándolo de sentidos cada vez más precisos. Certalien es el movimiento de nomadismo hacia afuera de los límites del campo propio, sea este al interior del catolicismo, o hacia las disciplinas humanísticas, en adopciones cada vez más audaces y explícitas. Certalien es la aversión al encierro en etiquetas y reglas del juego fijas, que cercenan libertad y limitan la experiencia espiritual. Certalien es, cada vez más, la experimentación, la adopción de preguntas y herramientas conceptuales provenientes de otros campos, la curiosidad, el movimiento. Certalien es, en fin, el braconnage: término arcaico que designa la caza furtiva en cotos ajenos, y que por extensión describe el ejercicio de lectura y adopción semiclandestina de piezas provenientes de otros repertorios.

Celebración de la lectura como exploración y subversión, el abrazo al braconnage que titula la obra describe sobre todo al lector excepcional que fue De Certeau, en su mezcla de refinamiento y resistencia denodada a la convención, a la quietud. Ese lector insumiso es el que proyectaría sobre otros muchos su propio espíritu de autonomía, atribuyendo a los consumidores de la cultura moderna una dignidad que la teoría crítica les había negado. El camino posterior de la figura (certaliana) del lector del siglo xx forma parte del canon de la historia de la lectura, junto con la viva discusión que generó su optimismo con relación al despliegue de recursos del consumidor cultural de a pie. El derrotero ofrecido por Freijomil permite comprender plenamente el origen y las implicancias múltiples de esta concepción. Pero acaso la nueva comprensión de ese punto de llegada no sea lo que más importe de esta empresa monumental, donde la demora en la riqueza intrínseca de cada estación desplaza el centro hacia atrás, para mostrar un camino secreto y delicado, y la textura íntima de un intelectual extraordinario.



[1] Véase, por ejemplo, la temprana traducción y edición al cuidado de Freijomil de Viaje alrededor del mundo, de Louis-Antoine Bougainville, editado por Eudeba en 2005; La construcción de una poética jesuita: cristianismo, historia y psicoanálisis en Michel de Certeau, Tesis de maestría, Universidad de San Andrés, 2004; y los numerosos avances de trabajo ulteriores (imposibles de inventariar aquí), publicados en francés, inglés e italiano en revistas latinoamericanas y europeas.

[2] Michel De Certeau, L’invention du quotidien. Vol. i Arts de Faire, París, Gallimard, 1990 [1980]. Inicialmente publicado en la revista jesuita Projet, la versión más conocida de “Lire. Un braconnage” aparece como capítulo xii de ese volumen. (Trad. esp.: La invención de lo cotidiano. Vol i. Artes de hacer, México df, Universidad Iberoamericana, 1999).

[3] Michel de Certeau, La fable mystique, París, Gallimard, 1982. (Trad. esp.: La fábula mística, México DF, Universidad Iberoamericana, 2006). En las páginas 546-550 de Arts de braconner, Freijomil identifica las estrategias de réemploi que subyacen a este libro clave.