10.48160/18520499prismas26.1315

Dossier

El joven Chartier, investigador y mediador

The Young Chartier, Researcher and Go-Between

 

Stéphane Van Damme (1)

 

(1) École Normale Supérieure

 

Resumen

El artículo examina los inicios del derrotero intelectual de Roger Chartier entre las décadas de 1960 y 1980 sobre la base de sus primeros artículos, notas de lectura y reseñas en revistas académicas. Con respecto a esa producción, son dos los paradigmas que aquí se trazan. En primer lugar, una combinación de investigación individual y colectiva en diferentes instituciones como la École Normale Supérieure y la Université de Paris I que giró en torno de objetos históricos como las sociabilidades, la educación, el libro y la lectura y la historia de las mentalidades. En segundo lugar, se observa otro paradigma que corresponde a su lugar en la discusión epistemológica mediante la escritura de reseñas en diferentes revistas académicas a fin de importar temáticas de la historiografía internacional y contribuciones de otras ciencias sociales, en particular de la sociología y la antropología. En suma, un primer tramo de su trayectoria atravesado por múltiples órdenes de la nueva historia cultural que se estaba gestando junto con una crítica de los aspectos más estructurales y cerrados de la historia de las mentalidades que no tardará en desarrollar en su período más clásico.

Palabras clave: Roger Chartier, Historia de la sociabilidad, Historia de la educación, Historia de las mentalidades, Daniel Roche

 

Abstract

The article examines the beginnings of Roger Chartier’s intellectual path between the 1960s and 1980s on the basis of his first articles, lecture notes and reviews in academic journals. With respect to this production, two paradigms are traced here. First, a combination of individual and collective research in different institutions such as the École Normale Supérieure and the Université de Paris I that revolved around historical objects such as sociabilities, education, books and reading, and the history of mentalities. Secondly, another paradigm corresponds to his place in the epistemological discussion through the writing of reviews in different academic journals in order to import themes of international historiography and contributions from other social sciences, in particular sociology and anthropology. In short, a first part of his career crossed by multiple orders of the new cultural history that was emerging along with a critique of the most structural and closed aspects of the history of mentalities that he would not take long to develop in his most classical period.

Key Words: Roger Chartier, History of Sociability, History of Education, History of Mentalities, Daniel Roche

 

Traducción para Prismas de Lucía Vogelfang.

 

¿Qué significa ser un joven historiador? Para responder esta pregunta, no deberíamos desconfiar tanto de aquella ilusión biográfica que el propio Roger Chartier describió así: “El pasado a veces me aburre y la ilusión biográfica amenaza cualquier respuesta a esa pregunta”.[1] En todo caso, en lugar de seguir un enfoque biográfico, nos basaremos en el rico material de sus publicaciones.[2] A partir de ese corpus, compuesto principalmente por artículos monográficos, notas de lectura y reseñas, hemos notado que esta producción intelectual se vio forjada por un doble paradigma. Por una parte, el de la indagación colectiva, lo que significa que el aprendizaje y la creatividad individual desplegados por Roger Chartier entre fines de la década de 1960 y principios de la de 1980, que convergen en torno de varios temas (historia de las sociabilidades, historia de la educación, historia del libro y de la lectura, historia de las mentalidades), demuestran también un compromiso con la investigación colectiva en el seno de varias instituciones. El otro paradigma es el del lugar de la discusión historiográfica mediante la proliferación de reseñas en varias revistas, pero también a través del sentido de importación intelectual que caracteriza una forma de escribir la historia y de construir un argumento para la discusión. La lectura y el uso activo, tanto de una historiografía internacional como de las contribuciones de otras disciplinas de las ciencias sociales, en particular de la sociología y de la antropología, señalan el carácter que tuvo la innovación francesa de aquella época dentro de una institución como la École des Hautes Études en Sciences Sociales. A través de estos diferentes componentes irrumpe un estilo Chartier que surge en este momento intelectual de las décadas de 1960 y 1970. Los inicios de su carrera representaron para el joven Chartier un horizonte abierto a las posibilidades que ofrecía la renovación de la historia. Su participación con Daniel Roche en el libro-manifiesto colectivo Faire de l’histoire, dirigido por Jacques Le Goff y Pierre Nora, da testimonio de una recomposición en torno de lo que, en 1978, se denominará “nueva historia” que, poco a poco, se irá desprendiendo de dos modelos: el de la historia social y económica de Ernest Labrousse y el de la historia de las mentalidades promovido por Lucien Febvre y Robert Mandrou.[3] Entre las múltiples posibilidades que se abrieron en este período de transición, conservaremos cuatro campos en cuya transformación ha contribuido el joven Chartier.

Originario de Lyon, Roger Chartier se formó inicialmente en la École Normale Supérieure de Saint-Cloud donde conoció al caïman de historia, Daniel Roche.* Él fue quien lo preparó para el examen de agregación que pasó con éxito en 1969, pero, sobre todo, quien lo introdujo en las investigaciones colectivas sobre el libro que, por entonces, dirigía François Furet y en las que, finalmente, participó. Luego, completó su formación como historiador en la Sorbona en el seminario de Alphonse Dupront. Unos años antes, Daniel Roche había publicado un artículo en Annales en el cual experimentaba con un nuevo enfoque sobre las academias de provincia en el siglo xviii utilizando el concepto de sociabilidad.[4] Por su parte, en 1967, Roger Chartier realizó su primer trabajo de investigación presentando una tesina de des [diplôme d’études spécialisées] sobre la Academia de Lyon basada en los archivos que allí se conservaban. Este estudio de sociología histórica se centró en el ambiente intelectual y reconstruyó el anclaje social, así como las prácticas colectivas de la nueva institución que recibió sus patentes reales en 1724, pero que, informalmente, ya existía desde 1700.[5]

Entre 1690 y 1730, un segundo período marca la transición hacia una progresiva institucionalización de la vida cultural de Lyon a través de la creación de grupos académicos en torno de un proyecto común cada vez más identificado con la defensa de la identidad local. Mientras que durante mucho tiempo los primeros círculos dependieron de la supervisión ejercida por el colegio de los jesuitas y sus profesores, Chartier demostró una gradual emancipación de las élites urbanas asociada con la defensa del pasado de Lyon con vistas a justificar la independencia política. Los trabajos de Roger Chartier y Daniel Roche sobre estas secuencias de la historia de la Academia de Lyon también han subrayado con vigor el progresivo alineamiento con los modelos académicos. Las élites, en gran parte procedentes del mundo de los colegios jesuitas, ven la nueva academia como una prolongación natural que celebra la grandeza de Lyon. Publicado en la obra Nouvelles études lyonnaises, dirigida por Henri-Jean Martin, el artículo representa uno de los pocos análisis monográficos que se dedicaron a las academias de provincia antes de que Daniel Roche defendiese su tesis de doctorado estatal [thèse de doctorat d’Etat] en 1973.[6]

Esta historia de los intelectuales se encuentra en plena renovación gracias a los aportes de la sociología de la educación y la cultura que desarrolló Pierre Bourdieu. Así se advierte en la investigación colectiva llevada adelante por Chartier sobre las universidades y, en particular, en su contribución al estudio de los intelectuales frustrados donde se pregunta por la devaluación de los títulos académicos en el mercado laboral.[7] Este trabajo amplía una comunicación que había sido presentada en un coloquio de Budapest titulado “Les Intellectuels du Moyen-Âge au xxe siècle”, organizado en 1980, y en la que cita directamente La Distinction. Critique sociale du jugement, obra que Pierre Bourdieu había publicado en 1979. Chartier identifica la afirmación de aquella “imagen depreciada” del intelectual, que revela las tensiones entre la nueva diseminación de los saberes que permite la palabra impresa respecto del monopolio ejercido por una élite ávida de controlar su divulgación. Asimismo, señala en pleno terreno sociológico las preocupaciones que rodean la idea de “sobreproducción intelectual”.[8] Aquí ya anticipa una nueva concepción de la representación porque, como escribe, “lo que debe entenderse, en efecto, no es tanto la adecuación –verificada o no– de una representación intelectual y de una coyuntura universitaria, sino las condiciones bajo las cuales esta representación se enuncia y manipula”.[9] Así pues, la representación de los intelectuales frustrados se ve estimulada por grupos sociales que utilizan estrategias sociales y políticas en contextos específicos.

La investigación colectiva realizada en el Centre de Recherches Historiques de la École des Hautes Études en Sciences Sociales –donde Roger Chartier fue contratado en 1975 como profesor asistente después de haber sido asistente durante cinco años en la Universidad de París i, recientemente creada tras el desmantelamiento de la Sorbona– buscaba romper con un triple prejuicio que pesaba sobre la historia de las universidades en los tiempos modernos y, según el cual, estas habrían entrado en declive después de la edad de oro de la Edad Media, se presentaban como instituciones incomunicadas con la sociedad circundante y, finalmente, funcionaban –y así fueron analizadas– como un “conservatorio de pensamientos muertos” antes que como un lugar de enseñanza.[10] El problema es, entonces, saber “para qué sirve la universidad en las sociedades europeas del siglo xvi al xviii”, “cuál es el valor social de un saber, de una carrera, de un título universitario”.[11] Esta iniciativa –muy influenciada por la historiografía anglosajona y por los trabajos de Lawrence Stone interesados en medir el reclutamiento– se caracteriza por tener un fuerte giro sociológico: “La construcción de un modelo dinámico que integra las covariaciones de los factores que regulan las dimensiones y los equilibrios sociales de las poblaciones universitarias debe seguir siendo, por más difícil que sea, un objetivo fundamental”.[12] Desde el análisis comparativo de las curvas de contratación y hasta la sociología de las universidades, pasando por la geografía, el artículo cuestiona la idea de revolución educativa o de movilidad social ascendente a través de la obtención de títulos universitarios.

Sin embargo, la contribución de Roger Chartier a la historia de la educación no se detiene allí ya que incluye un estudio de caso en torno del reclutamiento de la Escuela Real de Ingeniería de Mézières publicado en 1973. Allí, examina los mecanismos de selección (geográficos, sociales) y su efecto sobre la reacción aristocrática, reacción que exacerba una tensión entre nobles y plebeyos, evidente en las cartas que llegan a la oficina del Secretario de Estado para la Guerra.[13] Un libro escrito junto con Dominique Julia y Marie-Madeleine Compère en 1976, que forma parte de la preparación para el examen de agregación, ofrece por primera vez un amplio panorama de la historia de la educación, de las instituciones y de las prácticas escolares del Antiguo Régimen.[14] La sociabilidad y la educación constituían, por entonces, dos áreas de contacto entre la historia y la sociología.

Entre los diversos centros de interés que estructuraron la investigación de Roger Chartier en esos años estaba la historia del libro. Su encuentro con Henri-Jean Martin con motivo del volumen Nouvelles études lyonnaises lo animará a analizar la historia del libro en Lyon en el siglo xviii.[15] Henri-Jean Martin, director de la École Pratique des Hautes Études, se convirtió también en director de la Biblioteca Municipal de Lyon, cuya antigua colección estaba enteramente dedicada a la historia del libro y debía servir como lugar de formación para el oficio de conservador de libros antiguos. Su tesis, titulada Livres, pouvoirs et sociétés à Paris au xviie siècle (1969), representa todo un modelo para una historia total de la producción impresa a partir de las 17.500 ediciones de libros de, al menos, 48 páginas con dirección parisina e impresos entre 1598 y 1701, todos ellos inventariados en el catálogo general de libros impresos de la Bibliothèque Nationale de France. Tal como señala Chartier en el prefacio de la obra,

esta distancia puede leerse como el síntoma de la diferencia, perpetuada desde hace mucho tiempo, entre dos modos opuestos de concebir la historia del libro: uno, francés, que se interesa, sobre todo, por la coyuntura de producción, por la sociología de los medios, por la circulación y difusión de géneros y obras y el otro, inglés y americano, que pone el foco, sobre todo, en la organización del trabajo en la imprenta, en las modalidades de transmisión de los textos entre diferentes actores (el autor, el copista, el librero, el impresor, el cajista, el corrector) y en las características materiales de las ediciones y ejemplares.[16]

Chartier, que conocía bien la historiografía anglófona, no se detendrá hasta reconciliar estos dos enfoques. En 1980, al comentar los libros de Elizabeth Eisenstein y Robert Darnton, lo describió como “un antiguo régimen tipográfico”.[17]

Dos décadas después de L’Apparition du livre de Lucien Febvre y Henri-Jean Martin, momento fundacional de la historia del libro en Francia, aparece en 1982 la obra colectiva Histoire de l’édition française, obra que marca, a la vez, un acercamiento al mundo de los bibliófilos, al de los conservadores y al de los historiadores profesionales, pero que también constituye un desplazamiento: del libro hacia el material impreso que incluye los panfletos, la literatura utilitaria e, inclusive, las imágenes.* A través de toda una serie de ensayos, Roger Chartier marca una nueva agenda en el primer volumen: la historia del libro ya no es una historia económica y social, sino la historia de un orden cultural. La cultura de lo impreso crea nuevos usos para la escritura y, entre estos usos, la lectura. Según Chartier, “la revolución de la lectura precede a la del libro”.[18]

En efecto, mucho antes de Gutenberg había aparecido una nueva forma de lectura silenciosa que rompía con la lectura comunitaria y oral. No hay ruptura respecto de la cultura de la oralidad: la lectura muchas veces se relaciona con el recitado, con la lectura colectiva en voz alta. Desde la historia de la alfabetización hasta la historia de la imprenta, su investigación también comenzará a identificar las estrategias editoriales a través del análisis material de diferentes corpus, prácticas de lectura, culturas impresas en torno al panfleto, almanaques o formularios matrimoniales y, más en general, prácticas de escritura.[19] En todos estos campos, Roger Chartier marca gradualmente su diferencia respecto de una explotación cuantitativa y serial de las fuentes que caracterizaron la primera historia del libro. Al analizar el libro colectivo dirigido por Henri-Jean Martin sobre los registros del librero Nicolas de Grenoble, Chartier llega a esta conclusión que, por cierto, sugiere otra historia de la lectura: estos dos volúmenes “permiten de hecho dejar estas bibliotecas fijas y heredadas a las que nos han acostumbrado los inventarios notariales y restaurar, en la vida cotidiana, los caminos sociales del libro”.[20]

Otro frente de discusión puede identificarse en torno de un diálogo crítico con la historia de las mentalidades. En una reseña del libro Problèmes socio-culturels en France au xviie siècle, Roger Chartier da cuenta de los trabajos de dos estudiantes de Robert Mandrou: Henriette Asseo, que trabajó sobre los oriundos de Bohemia, y Jean-Pierre Vittu, que estudió la Comédie Française en el siglo xviii:

Aunque con objetos muy diferentes, estos dos estudios, presentados por R. Mandrou, se emparentan en lo que refiere a la inspiración ya que pretenden reconstituir la forma en que un imaginario colectivo ubica, en un momento dado, los roles sociales, tanto los que están al margen como los que no lo están.[21]

Este interés por la historia de las marginalidades que estaba en auge en la década de 1970, siguiendo la estela de Michel Foucault (se pueden considerar los trabajos de Yves y Nicole Castan, de Arlette Farge o de François Billacois sobre el duelo), dará como resultado, en primera instancia, un artículo de 1974 sobre las élites y los mendigos, mientras Roger Chartier aún estaba en la Universidad de París i, y luego, el volumen Figures de la gueuserie, publicado en 1982.[22] Chartier destaca la dinámica de las investigaciones sobre los marginados, sobre la indigencia,

en contacto con las preocupaciones de nuestro presente. Las modas en la historia nunca son arbitrarias y esta nos remite a los cuestionamientos que plantean hoy las minorías en busca de su identidad histórica, el desarrollo de protestas de ruptura, el rechazo de las reglas, la delincuencia difusa en los suburbios o el alejamiento del mundo por parte de las comunidades que vuelven a la tierra, ya sea por buena o mala conciencia, de nuestra sociedad frente a sus excluidos y sus recluidos.[23]

Basándose en la literatura de la mendicidad y, en particular, en el género del Liber vagatorum que se extiende desde el mundo germánico hasta Italia, Roger Chartier muestra hasta qué punto estas figuras de falsos mendigos acechan a las élites. Describe un mundo aparte, una monarquía de argot, arrastrada por la moda picaresca cuyo pasaje Chartier capta en las ediciones de Troyes. Por medio del estudio preciso de la circulación del libro, cuestiona, por cierto, los sistemas de representaciones, pero aún permanece apegado al concepto de mentalidad que utiliza.[24]

Su alejamiento de la historia de las mentalidades es paulatino y toma diferentes formas. En su estudio sobre los ars moriendi, que forma parte de una investigación iniciada por Pierre Chaunu sobre la muerte en París basada principalmente en el análisis de testamentos, Chartier se inspira en la historia de un género impreso que alcanzó su pleno desarrollo en la larga duración, desde la xilografía hasta la literatura postridentina: “de este modo, la historia de la muerte puede ir más allá de la historia de las representaciones”.[25] En el debate sobre la cultura popular, Chartier se aparta de las interpretaciones un tanto sumarias, ya sean las de la Biblioteca Azul realizadas por Robert Mandrou o de la tesis de Robert Muchembled que describe “la revolución cultural lenta pero violenta que ha desarraigado la cultura de los humildes” y detecta cómo una cultura de masas, en gran parte impuesta, reemplaza a esta cultura popular. Chartier se pregunta: “¿Es legítimo interpretar los rituales, festivos o no, en términos de psicología colectiva a través de categorías en las que obviamente se proyecta todo un imaginario contemporáneo?”. Los análisis de Muchembled, que recorren desde la sexualidad hasta el “comportamiento rústico”, parten de una nostalgia por un mundo perdido y denuncian la cultura represiva de las élites, rehabilitando una época dorada, pero sin ver que las categorías utilizadas remiten a una nostalgia por el presente, recurriendo a una psicología colectiva que tiene aquí por objetivo examinar las categorías de análisis utilizadas.[26] La crítica a un uso ideológico del pasado es aquí evidente y es por ello que Chartier invita a reelaborar la definición de los procesos de aculturación, insistiendo en las prácticas de circulación, en los lugares de aprendizaje, en las formas de mediación (libro, oralidad, imágenes), en las restricciones y en las normas que configuran, en particular, las culturas urbanas de la época clásica.[27]

Me parece, pues, que este alejamiento de la historia de las mentalidades también puede leerse en el marco de su regreso a la cuestión de las creencias políticas. El cuestionamiento de las élites adquiere también la forma de una participación en la investigación colectiva sobre los Estados Generales de 1614 bajo la dirección de Denis Richet, que dará lugar a una obra colectiva en 1982.[28] El examen de los cuadernos de quejas, verdadero objeto fetiche de la historia revolucionaria y de la historia política del Antiguo Régimen, le permite comprender la perpetuación de una cultura política.* Este diálogo crítico con la historia de las mentalidades dará lugar a dos proyectos diferentes: en primer lugar, con la dirección del volumen sobre la historia de la vida privada de Philippe Ariès –quien también se centra en la noción de civismo y en el concepto de privacidad–, Chartier ya proponía repensar el concepto de civilización del comportamiento instalado por Norbert Elias y, en segundo lugar, con el artículo de la Revue de synthèse en el que sugiere acabar con la historia de las mentalidades para reconectar con una historia intelectual.[29]

Los años que separan la publicación del primer artículo dedicado a la historia de una academia de la publicación de la Histoire de l’édition française sorprenden, ante todo, por la profusión de las investigaciones realizadas, las cuales indican un cierto eclecticismo y un compromiso colectivo inquebrantable, aunque también remiten a la coherencia interna de un cuestionamiento. De la sociabilidad académica a los libros, de la educación a los intelectuales, se observa un recorrido por todos los órdenes de una nueva historia cultural en gestación mientras se entrega a una deconstrucción en toda regla de los distintos repertorios de la historia de las mentalidades, desde las marginalidades a la cultura popular. Desde el punto de vista del método, tanto la valoración de una agenda desarrollada por la sociología cultural como el uso del libro o de los materiales impresos como instrumento de investigación para cuestionar las categorizaciones espontáneas o binarias de las mentalidades históricas terminan por rehistorizar los procesos de aculturación y por hacer representaciones de las prácticas. Desde el principio hasta el final del período, también puede leerse la clara integración hacia una conversión más internacional cuya agenda común tampoco oculta sus diferencias en las formas de practicar la historia cultural. Pero esa es otra historia.

 

Bibliografía citada

Chartier, Roger, “L’Académie de Lyon aux xviiie siècle. Étude de sociologie culturelle”, en H.-J. Martin (dir.), Nouvelles études lyonnaises, Ginebra, Droz, 1969, pp. 133-250.

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______, “Un recrutement scolaire au xviiie siècle. L’École royale du Génie de Mézières”, en Revue d’histoire moderne et contemporaine (París), julio-septiembre de 1973, tomo xx, nº 3, pp. 353-375.

______ y Daniel Roche, “Le livre, un changement de perspective”, en J. Le Goff y P. Nora (eds.), Faire de l’histoire iii. Nouveaux objets, París, Gallimard, 1974, pp. 115-136 [trad. esp. de Jem Cabanes: “El libro. Un cambio de perspectiva”, en J. Le Goff y P. Nora (eds.), Hacer la historia iii. Nuevos temas, Barcelona, Laia, 1980, pp. 119-140].

______, “Problèmes socio-culturels en France au xviie siècle. Henriette Asseo, Marginalité et exclusion. Le traitement administratif des Bohémiens et Jean-Pierre Vittu, Public et folies dramatiques. La Comédie française (1680-1716)” [reseña], Revue d’histoire moderne et contemporaine (París), t. xxi, n° 3, julio-septiembre de 1974, pp. 517-520.

______, “Les élites et les gueux. Quelques représentations (xvie-xviie siècles)”, Revue d’histoire moderne et contemporaine (París), t. xxi, n° 3, julio-septiembre de 1974, pp. 376-388.

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______, Dominique Julia y Marie-Madeleine Compère, L’Éducation en France du xvie au xviiie siècle, París, s.e.d.e.s., 1976.

______, “Les arts de mourir, 1450-1600”, Annales. Économies, Sociétés, Civilisations, Año xxxi, nº 1, 1976, pp. 51-75 [hay versión castellana ligeramente diferente del original francés de Paloma Villegas: “Normas y Conductas. El Arte de Morir, 1450-1600”, en R. Chartier, Sociedad y escritura en la Edad Moderna. La cultura como apropiación, México, Instituto Mora, 1995, pp. 37-71].

______ y Jacques Revel, “Université et société dans l’Europe moderne: position des problèmes”, Revue d’histoire moderne et contemporaine (París), tomo xxv, nº 3, julio-septiembre 1978, pp. 353-374.

______, “Henri-Jean Martin et Micheline Lecocq, avec la collaboration de Hubert Carrier et Anne Sauvy, Livres et lecteurs à Grenoble. Les registres du libraire Nicolas (1645-1668)” [reseña], Annales. Économies, Sociétés, Civilisations (París), Año xxxiii, nº 4, 1978, pp. 756-759.

______, “Robert Muchembled, Culture populaire et culture des élites dans la France moderne (xve-xviiie siècles). Essai, París, Flammarion, 1978” [reseña], Revue d’histoire moderne et contemporaine (París), vol. xxvi, nº 2, 1979, pp. 298-300.

______, “L’ancien régime typographique. Réflexions sur quelques travaux récents”, Annales. Économies, Sociétés, Civilisations (París), Año xxxvi, nº 2, 1981, pp. 191-209.

______, “La ville acculturante”, en G. Duby (ed.), Histoire de la France urbaine iii. La ville classique. De la Renaissance aux Révolutions, París, Seuil, 1981, pp. 221-292.

______, “Espace social et imaginaire social. Les intellectuels frustrés au xviie siècle”, Annales. Économies, Sociétés, Civilisations (París), Año xxxvii, n° 2, 1982, pp. 389-400 [trad. esp. de Claudia Ferrari: “Espacio social e imaginario social: los intelectuales frustrados del s. xvii”, en R. Chartier, El mundo como representación. Estudios sobre historia cultural, Barcelona, Gedisa, 1992, pp. 165-180].

______ y Denis Richet (eds.), Représentation et vouloir politique. Autour des États Généraux de 1614, París, Éditions de l’ehess, 1982.

______, “Espace et imaginaire social. Les ‘intellectuels aliénés’, xviie-xixe siècles”, en J. Le Goff y B. Köpeczi (eds.), Intellectuels français, intellectuels hongrois, xiiie-xxe siècles, Budapest-París, Akadémai Kiadó-c.n.r.s., 1985, pp. 85-97.

______, “Histoire intellectuelle et histoire des mentalités. Trajectoires et questions”, Revue de Synthèse (París), vol. civ, nº 111-112, 1983, pp. 277-307 [trad. esp. de Claudia Ferrari: “Historia intelectual e historia de las mentalidades. Trayectorias y preguntas”, en R. Chartier, El mundo como representación. Estudios sobre historia cultural, Barcelona, Gedisa, 1992, pp. 13-44].

______, “Les pratiques de l’écrit”, en P. Ariès y G. Duby (eds.), Histoire de la vie privée iii. De la Renaissance aux Lumières, volumen dirigido por Roger Chartier, París, Seuil, 1986, pp. 113-161 [trad. esp. de María Concepción Martín Montero: “Las prácticas de lo escrito”, en P. Ariès y G. Duby (eds.), Historia de la vida privada iii. Del Renacimiento a la Ilustración, volumen dirigido por Roger Chartier, Madrid, Taurus, 1989, pp. 112-161].

______ (ed.), Les Usages de l’imprimé (xve-xixe siècle), París, Fayard, 1987.

______, “Un livre fondateur” [prefacio], en H.-J. Martin, Livres, pouvoirs et société à Paris au xviie siècle (1598-1701), vol. i, París, Droz, 1999, pp. vii-xxxi.

Cohen, Évelyne y Pascale Goetschel, “Entretien avec Roger Chartier”, Sociétés & Représentations (París), vol. ii, nº 40, 2015, pp. 289-321.

Le Goff, Jacques, Roger Chartier y Jacques Revel (eds.), La Nouvelle histoire, París, Retz-c.e.p.l., 1978 [trad. esp.: La nueva historia, Bilbao, Mensajero, 1988].

Roche, Daniel, “La diffusion des Lumières. Un exemple: l’Académie de Châlons-sur-Marne”, Annales. Économies, Sociétés, Civilisations (París), vol. xix, nº 5, 1964, pp. 887-922.



[1] Évelyne Cohen y Pascale Goetschel, “Entretien avec Roger Chartier”, Sociétés & Représentations (París), vol. ii, nº 40, 2015, p. 289.

[2] Nos basamos en el inventario de publicaciones de las revistas disponibles en el sitio Persée, que representa una muestra de las publicaciones de Roger Chartier durante este período. Como veremos, no se trata de un inventario exhaustivo porque algunas revistas no están digitalizadas, al igual que los capítulos de libros colectivos. En total, entre 1969 y 1982, disponemos de 17 artículos y 58 reseñas, es decir, un artículo en Actes de la recherche en sciences sociales, 11 publicaciones en la Revue d’histoire moderne et contemporaine (incluyendo 6 artículos), 28 publicaciones en Annales, incluyendo 5 artículos y notas críticas, y 30 reseñas en la revista Dix-Huitième siècle.

[3] Cf. Roger Chartier y Daniel Roche, “Le livre, un changement de perspective”, en J. Le Goff y P. Nora (eds.), Faire de l’histoire iii. Nouveaux objets, París, Gallimard, 1974. El término “nueva historia” está extraído del título del diccionario que Roger Chartier dirigió junto con Jacques Le Goff y Jacques Revel: La Nouvelle histoire, París, Retz-c.e.p.l., 1978. [N. del E.: en la bibliografía se detallan todos los libros citados que tienen ediciones en castellano].

* El término caïman forma parte de la jerga de la École Normale Supérieure (ens). Antes de su reorganización en 1968, la agregación (el reclutamiento de profesores para la enseñanza secundaria o superior) solía realizarse tras completar la educación formal en la Sorbona o en la ens. Precisamente, los instructores que preparaban a los estudiantes para este examen, denominados agrégé-répétiteur o caïman, tenían, por lo general, una gran influencia sobre ellos. El término, que según algunos data de 1852, remite a una especie particularmente cruel de cocodrilo y se utilizó como apodo para un antiguo agrégé-répétiteur de la ens. Cf. Alan D. Schrift, “Effects of the Agrégation de philosophie on Twentieth-Century French Philosophy”, Journal of the History of Philosophy (Baltimore), vol. xlvi, nº 3, 2008, p. 452 y n. 9 [N. de la T.].

[4] Daniel Roche, “La diffusion des Lumières. Un exemple: l’Académie de Châlons-sur-Marne”, Annales. Économies, Sociétés, Civilisations (París), vol. xix, nº 5, 1964, pp. 887-922.

[5] Roger Chartier, “Une académie avant les lettres patentes. Une approche de la sociabilité des notables lyonnais à la fin du règne de Louis XIV”, Marseille. Revue municipale illustrée, n°101, segundo trimestre de 1975.

[6] Roger Chartier, “L’Académie de Lyon aux xviiie siècle. Étude de sociologie culturelle”, en H.-J. Martin (dir.), Nouvelles études lyonnaises, Genève, Droz, 1969.

[7] Roger Chartier, “Espace social et imaginaire social. Les intellectuels frustrés au xviie siècle”, Annales. Économies, Sociétés, Civilisations (París), Año xxxvii, n° 2, 1982.

[8] Ibid., p. 399.

[9] Ibid., pp. 399-400.

[10] Roger Chartier y Jacques Revel, “Université et société dans l’Europe moderne: position des problèmes”, Revue d’histoire moderne et contemporaine (París), t. xxv, nº 3, julio-septiembre de 1978.

[11] Ibid., p. 355.

[12] Ibid., p. 356.

[13] Roger Chartier, “Un recrutement scolaire au xviiie siècle. L’École royale du Génie de Mézières”, Revue d’histoire moderne et contemporaine (París), julio-septiembre de 1973, t. xx, nº 3; sobre este aspecto en particular, cf. p. 365. [N. de la T.: El “Secrétaire d’État à la guerre” es un título atribuido a un miembro del gobierno que dirige el departamento, servicio o ministerio a cargo de las cuestiones militares y de la armada].

[14] Roger Chartier, Dominique Julia y Marie-Madeleine Compère, L’Éducation en France du xvie au xviiie siècle, París, Société d’édition d’enseignement supérieur, 1976.

[15] Roger Chartier, “Livres et espace: circuits commerciaux et géographie culturelle de la librairie lyonnaise au xviiie siècle”, Revue française d’histoire du livre (Bordeaux), nº 1-2, 1971.

[16] Roger Chartier, “Un livre fondateur” [prefacio], en Henri-Jean Martin, Livres, pouvoirs et société à Paris au xviie siècle (1598-1701), vol. i, París, Droz, 1999, p. xix.

[17] Roger Chartier, “L’ancien régime typographique. Réflexions sur quelques travaux récents”, Annales. Économies, Sociétés, Civilisations (París), Año xxxvi, nº 2, 1981.

* Para una referencia bibliográfica completa de los cuatro volúmenes de Histoire de l’édition française, cf. “Bibliografía completa de la obra de Roger Chartier” al final del presente dossier [N. del E.].

[18] Roger Chartier (ed.), Les Usages de l’imprimé (xve-xixe siècle), París, Fayard, 1987, “Avant-propos. La culture de l’imprimé”, p. 9.

[19] Roger Chartier, “Les pratiques de l’écrit”, en P. Ariès y G. Duby (eds.), Histoire de la vie privée iii. De la Renaissance aux Lumières, volumen dirigido por Roger Chartier, París, Seuil, 1986.

[20] Roger Chartier, “Henri-Jean Martin et Micheline Lecocq, avec la collaboration de Hubert Carrier et Anne Sauvy, Livres et lecteurs à Grenoble. Les registres du libraire Nicolas (1645-1668)” [reseña], Annales. Économies, Sociétés, Civilisations (París), Año xxxiii, nº 4, 1978, p. 759.

[21] Roger Chartier, “Problèmes socio-culturels en France au xviie siècle. Henriette Asseo, Marginalité et exclusion. Le traitement administratif des Bohémiens et Jean-Pierre Vittu, Public et folies dramatiques. La Comédie française (1680-1716)”, Revue d’histoire moderne et contemporaine (París), t. xxi, n° 3, julio-septiembre de 1974, p. 520.

[22] Roger Chartier, “Les élites et les gueux. Quelques représentations (xvie-xviie siècles)”, Revue d’histoire moderne et contemporaine (París), t. xxi, n° 3, julio-septiembre de 1974.

[23] Ibid., pp. 377-378.

[24] Ibid., p. 388.

[25] Roger Chartier, “Les arts de mourir, 1450-1600”, Annales. Économies, Sociétés, Civilisations (París), Año xxxi, nº 1, 1976, p. 70.

[26] Roger Chartier, “Robert Muchembled, Culture populaire et culture des élites dans la France moderne (xve-xviiie siècles). Essai, París, Flammarion, 1978” [reseña], Revue d’histoire moderne et contemporaine (París), vol. xxvi, nº 2, 1979. La noción de aculturación se utiliza al final de la reseña.

[27] Roger Chartier, “La ville acculturante”, en G. Duby (ed.), Histoire de la France urbaine iii. La ville classique. De la Renaissance aux Révolutions, París, Seuil, 1981.

[28] Roger Chartier y Denis Richet (eds.), Représentation et vouloir politique. Autour des États Généraux de 1614, París, Éditions de l’ehess, 1982.

* Los cuadernos de agravios o de quejas (en francés, cahiers de doléances) fueron unos memoriales o registros que las asambleas de cada circunscripción francesa encargada de elegir a los diputados en los Estados Generales rellenaban con peticiones y quejas [N. de la T.].

[29] Roger Chartier, “Histoire intellectuelle et histoire des mentalités. Trajectoires et questions”, Revue de Synthèse (París), vol. civ, nº 111-112, 1983, pp. 277-307.