Yann Potin et Jean-François Sirinelli (dirs.),

Générations historiennes, xixe-xxe siècle,
París, cnrs Éditions, 2019, 800 páginas

 

Tras la hegemonía braudeliana y la crisis de la epistemología histórica en los años 1970, los historiadores franceses comenzaron a publicar una serie de obras colectivas que manifestaban la diversidad, la fragmentación de nuevos objetos y problemas y el carácter colegiado de la tercera y la cuarta generación de Annales. Si bien no todos ellos adscribían esta última pertenencia, una tradición dio inicio en 1974 con La Historia hoy y la célebre Hacer la historia, hasta llegar al Dictionnaire de l’historien en 2015, ciclo que, por el momento, se cierra con este libro que reseñamos, que combina nuevas promesas con viejos maestros. La obra, dirigida por Yann Potin y Jean-François Sirinelli, se estructura con el concepto de “generación”. En la primera parte, una historia de la historiografía en Francia desde fines del siglo xviii hasta inicios de los años 1940, se propone una historia sociocultural y política de los historiadores a través de catorce generaciones, casi como rescate de la gran Histoire et historiens, la obra pionera de Carbonell (1976) sobre la sociología del oficio. En la segunda parte, que continúa con los historiadores que nacieron entre 1942 y 1983, se retoma un género autobiográfico propiciado por Pierre Nora que tampoco tuvo continuidad, puesto que, apelando al precepto bourdesiano, la comunidad historiadora siempre lo consideró demasiado “ilusorio” y subjetivo. Tras la rehabilitación de la biografía durante la última década, estos veintiséis testimonios dan cuenta de un inevitable cambio hacia la egohistoria, aunque aún se formule con cierta perplejidad. La tercera y última parte es la menos experimental de las propuestas a juzgar por los tópicos que la componen, ya muy recurrentes en las obras precursoras: la clásica periodización cuatripartita, la féodalité, la Revolución francesa, las Guerras mundiales, las relaciones de la historia con las ciencias sociales, la literatura o la memoria y la historia de Francia y su enseñanza. Ante semejante costumbrismo, es un decisivo síntoma de formalización que en esta nómina bien tradicional se incluyan también la historia de las mujeres junto con la histoire du genre (un término, este último, normalmente resistido en Francia) y la historia colonial, por lo general muy marginada o inexistente en las historias nacionales. Hasta aquí llega el grado de innovación que la historiografía francesa más instituida se permite. Confiemos en que los próximos repertorios colectivos incorporen un mayor número de nuevas problemáticas, conserven este afán epistemológico y continúen con la promisoria dirección que retomó esta obra, francamente, monumental.

Andrés G. Freijomil

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Gisèle Sapiro (dir.),
Dictionnaire International Bourdieu,

París, cnrs Éditions, 2020, 963 páginas

 

El proyecto coordinado por Gisèle Sapiro, que reunió a
más de un centenar de colaboradores de diferentes países y de diversas procedencias disciplinares, se presenta como una de las más ambiciosas empresas de investigación sobre la obra de Pierre Bourdieu. Organizado a partir de entradas que recuperan líneas de investigación, disciplinas, eventos político-culturales o tradiciones intelectuales con (y contra) las cuales se posicionó Bourdieu, el diccionario recupera episodios de la trayectoria biográfica del sociólogo francés además de voces temáticas que permiten descubrir las recepciones de su monumental labor académica y política en variados contextos geográficos y temporales. Así, el volumen no solo supone una introducción informada a las dimensiones centrales (y periféricas) de la vastísima producción de Bourdieu sino que ofrece una aproximación plural a las variaciones de intereses, diálogos y combates que movilizó la sociología del intelectual “más citado del mundo”. A través de las 646 entradas, el perfil “internacional” de este diccionario se evidencia no solo en las firmas de los participantes sino en la atención al derrotero transnacional de la obra bourdieusiana. 

A partir de la respuesta de Sapiro a la pregunta “Qui est Pierre Bourdieu?”, ensayo introductorio al volumen, las entradas se agrupan por categorías: conceptos, personas, objetos y temas, obras, lugares-instituciones-revistas, corrientes intelectuales y paradigmas, disciplinas y sub-disciplinas, métodos, acontecimientos y períodos, y países-regiones-ciudades, entre ellas algunas dedicadas a la Argentina (Gustavo Sorá), Bolivia (Franck Poupeau), Brasil (Afrânio Garcia Jr.) y Chile (Fernanda Beigel y Juan J. Morales). Además de las nociones más frecuentadas de la constelación conceptual de Bourdieu (campo, habitus, capital, interés) el diccionario ofrece muy interesantes entradas a palabras clave menos visitadas, a los vínculos menos obvios con diferentes tradiciones culturales o un recorrido intensivo por algunos de sus principales libros. El “mosaico” planteado en el diccionario resulta un balance reflexivo, pero también una renovada propulsión al estudio en detenimiento de Pierre Bourdieu. 

Ezequiel Grisendi

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Stefan Müller-Doohm,

Jürgen Habermas. Una biografía, traducción de Alberto Ciria,
Madrid, Editorial Trotta, 2020, 642 páginas

 

El principal interés de esta obra radica en que, a diferencia de anteriores biografías sobre Habermas, indaga en su vida pública: sus ideas y sus obras funcionan como mojones de un derrotero, recuperan sus prácticas de sociabilidad, el camino del reconocimiento académico, las estrategias editoriales y la combinación
de reflexión filosófica con intervención pública. En el prólogo, el autor deconstruye la engañosa unidad de la Escuela de Frankfurt y el lugar que se le asigna a Habermas en ella. La primera parte de la obra rastrea sus primeros años bajo el nazismo, el punto de inflexión que representó la posguerra, sus estudios en Gotinga, Zurich y Bonn, su tesis sobre Schelling, su trabajo como periodista y sus inicios como intelectual público. La segunda parte trata los vínculos con Adorno y Horkheimer y culmina con su dimisión en 1981 al Instituto Max Planck. Es la época del teórico social y de obras como Teoría y praxis o Ciencia y técnica como “ideología”. La tercera comienza con un giro hacia la teoría de la comunicación y el pragmatismo (su gran obra Teoría de la acción comunicativa), y cierra con su polémica posición frente a la Guerra del Kosovo. El último apartado traza su derrotero desde el debate Goldhagen y culmina con sus críticas al gobierno Merkel en 2013, cuando la unidad de Europa y la democracia participativa devienen sus principales preocupaciones. Desde la obra clásica de Thomas McCarthy (1981) sobre el pensamiento habermasiano, el mundo angloparlante ha sido muy receptivo con su obra y, de hecho, algunos de los estudios más importantes se han publicado originalmente en inglés. A juzgar por la casi prescindencia de alusiones a esa tradición y, en realidad, a cualquier otra, esta biografía parecería buscar la reapropiación del universo de Habermas por y para los alemanes. Por otro lado, pertenece al conjunto de las que se escriben en vida de sus biografiados, situación que la torna aun más provisoria. A lo que se suma el hecho de que Habermas, de una erudición y productividad poco comunes, continúa muy activo, sigue reformulando sus ideas y publicando obras de valor, como su último y monumental Auch eine Geschichte der Philosophie (2019), donde indaga la relación entre conocimiento y creencia en la historia de la filosofía occidental. Aunque difícilmente se convierta en un clásico, esta biografía constituirá, de todos modos, una referencia necesaria no solo para restituir la vida pública de uno de los intelectuales más incisivos y comprometidos de los últimos tiempos, sino también un modelo sobre la forma en que los alemanes del siglo xx representan a sus intelectuales.

Andrés G. Freijomil

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Andrea Gambarotto,

Vital Forces, Teleology and Organization. Philosophy of Nature and the Rise of Biology in Germany,
Cham, Springer, 2018, 156 páginas

 

El libro tematiza el proceso histórico-intelectual que, entre fines del siglo xviii y principios del xix, conduce a la constitución de la biología en Alemania. El autor discute las reconstrucciones históricas que ven en las teorías vitalistas y en la Naturphilosophie romántica obstáculos para su desarrollo, y, por el contrario, sostiene que ellas han cumplido un rol clave en la delimitación de la biología como un campo autónomo con respecto a la física y a la química. Confronta con Timothy Lenoir, quien en su influyente The Strategy of Life (1982) había afirmado que a fines del siglo xviii, bajo el influjo de la epistemología kantiana y en el marco de la Escuela de Gotinga, se gesta un “teleomecanicismo” en el cual el principio teleológico asume un sentido gnoseológico (no ontológico), lo que permite tanto una conciliación con el materialismo naturalista como una diferenciación con las metafísicas vitalistas y románticas. Con esta tesis, Lenoir buscó desmontar las historias de la biología que contraponen retroactiva y acríticamente causalidad eficiente y teleología, reconociendo la legitimidad epistémica de esta última en la génesis de la biología.

Retomando cuestionamientos de Richards y Zammito, entre otros, Gambarotto subraya que la tesis de Lenoir es conceptualmente arbitraria e históricamente insostenible. Afirma que su rehabilitación de la teleología es (aún) “culposa” y no supera los problemas metodológicos de las tradicionales historias de la biología, además de sobrevalorar el impacto de la tercera crítica de Kant e infravalorar el rol jugado por las corrientes vitalistas, románticas y poskantianas. La tesis del libro es la siguiente: en el período tematizado hubo una transición desde una concepción externa de la teleología (vinculada con la intención, el diseño inteligente, etc.), hacia una concepción interna (que piensa la vida como proceso autónomo y “autoorganizado”). Esta última despuntaría en aquellas corrientes, y su reivindicación de la especificidad ontológica de la vida habría contribuido a constituir a la biología como ciencia unificada. En los dos primeros capítulos, el autor se focaliza en la Escuela de Gotinga, distingue varios sentidos de “vitalismo” y analiza la formación de la fisiología comparada como superación de la historia natural taxonómica. En los dos últimos, analiza la Naturphilosophie romántica, su vínculo con los vitalismos precedentes y su consumación en la obra de Treviranus (el primero en emplear la palabra “biología” en el contexto germanoparlante). En la conclusión, aborda la lectura de Hegel de los Naturphilosophen en contraposición a la teleología (externa) kantiana.

Juan Manuel Heredia

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Dora Barrancos,
Historia mínima de los feminismos en América Latina,

Ciudad de México, El Colegio de México, 2020, 274 páginas

 

Barrancos ofrece en este libro una sucinta historia de los feminismos en América Latina que será de gran utilidad para un público amplio de estudiantes e investigadores. El libro se concentra en el siglo xx, aunque hace algunas menciones a tiempos previos y posteriores. El estudio de los casos está dividido en dos partes estructuradas de acuerdo a un criterio geográfico. La primera parte se ocupa de México, Centroamérica y el Caribe. La segunda sección trata los feminismos en América del Sur. Siguiendo este esquema la autora dedica un apartado a cada país.

La introducción que abre el libro ofrece un breve pero equilibrado resumen de la historia del término, de las discusiones que han acompañado a los movimientos feministas y del accionar de estos en el mundo occidental. Allí Barrancos presenta datos históricos y también se adentra en aquello que podríamos considerar parte de la historia intelectual del feminismo. La sección comienza definiendo qué es lo que se entiende como feminismo y delinea algunas consideraciones generales. Estas últimas son importantes para luego guiarse por los casos particulares. Allí explica la progresión de las demandas de los grupos feministas y las relaciones del feminismo con otros movimientos sociales. En la definición que provee Barrancos el feminismo constituye una corriente de pensamiento y de acción política. Estas dos dimensiones se encuentran desarrolladas a lo largo del trabajo.

Para abordar los casos individuales Barrancos se detiene en algunos puntos que se repiten y estructuran los distintos apartados. Para cada caso provee un análisis de la obra y el pensamiento de las figuras precursoras, de las relaciones del feminismo con las historias políticas nacionales y de los principales proyectos de esta corriente en cada nación. La autora también describe el estado de los estudios de género en cada ejemplo. La imagen que emerge del conjunto subraya el plural con el que Barrancos titula el libro: el feminismo en América Latina asumió tiempos y características diferentes según el caso nacional.

El postfacio se ocupa de los feminismos del siglo xxi. Según la autora estos han cobrado un protagonismo inédito, convirtiéndose en un acontecimiento de masas. Los feminismos contemporáneos traen consigo nuevas agendas y convocatorias que en la mirada de Barrancos revelan “la excepcional fortaleza que ha tomado la identidad feminista en la región” (p. 407).

Flavia Fiorucci

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Marixa Lasso,
Erased: the untold story of the Panama Canal,

Cambridge (ma), Harvard University Press, 2019, 344 páginas

 

La posición estratégica del istmo panameño lo puso en la encrucijada de intereses globales desde los tiempos de la Colonia, y ya en el período independiente fue razón de la inestabilidad política del área, que hizo que Panamá tuviera un estatuto variable (estado federado, provincia, estado independiente), en una combinación complicada de alianzas, movimientos autonomistas y avances de las potencias mundiales por el control del tránsito transoceánico. Así, la separación de Panamá de Colombia en 1903 estuvo asociada a la posibilidad de un acuerdo con los Estados Unidos para la construcción de un canal que el senado colombiano había rechazado: el mismo año en que se independiza, se firma el tratado y en 1914 se termina una de las obras más asombrosas de la época, que dejó a los Estados Unidos con el control de la franja por todo el siglo. Todo eso es historia conocida.

Lo que no lo era, y se encarga de contar Marixa Lasso, es que las activas ciudades panameñas de la zona bajo dominio norteamericano fueron erradicadas entre 1913 y 1916, desplazando a 60.000 habitantes (el 14% de la población de Panamá en la época). Una erradicación innecesaria en términos técnicos (la mayoría de esas ciudades no quedaba afectada por las obras), dictada por razones políticas e ideológicas, que impusieron en la zona una idea virginal y romántica del trópico. Esa decisión iba a “borrar” no solo las ciudades mismas con su población y su larga historia; también los debates políticos y culturales de los primeros años de control norteamericano sobre el futuro de la zona. Lo que se “borró”, sobre todo, fue la propia historia de la modernidad panameña. Y esto es uno de los aspectos más interesantes del libro: no contrasta la intervención norteamericana con alguna esencia local, sino con la temprana modernización debida a la propia función del tránsito transoceánico, en el que las ciudades y sus pobladores jugaron siempre un papel comercial y tecnológico de avanzada. Y también político, dice la autora, si se piensa en el republicanismo enraizado en la región desde la Independencia. Todo eso fue “borrado” por un imaginario racialista que debe excluir al trópico del Occidente moderno y civilizado.

La “historia no contada” de la zona, entonces, es la del trópico moderno, las ciudades desaparecidas y su gente, los debates por su futuro y la imposición de ese imaginario eurocéntrico. Una historia fascinante, aunque desde otras regiones del continente sea lícito cuestionar la tendencia del libro a generalizar para toda América Latina sus conclusiones, ya que es posible encontrar muy diversos tipos de relación entre las múltiples modernidades locales y las representaciones sobre ellas de las varias potencias imperiales actuantes.

Adrián Gorelik

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Horacio Tarcus,

Las revistas culturales latinoamericanas. Giro material, tramas intelectuales y redes revisteriles,
Buenos Aires, Tren en movimiento, 2020, 128 páginas

 

En este nuevo libro Horacio Tarcus, haciendo gala de su erudición y su conocimiento del mundo revisteril, como parte de su propia historia personal como editor de revistas y director del cedinci y del portal de revistas america lee, nos propone un sintético pero rico recorrido por los estudios que desde diversas perspectivas han tomado como actores a las revistas culturales latinoamericanas.

Mucho se ha dicho sobre las revistas culturales y es por eso que el libro más que proponer una definición propia, es una invitación a recorrer los procesos que han impulsado su estudio y sus múltiples definiciones. Es así que tomando los aportes y las herramientas de diversas disciplinas que van desde la historia literaria a la nueva historia intelectual, se revisitan los trabajos que abordaron revistas pasando de la dimensión textual a la material, de la producción a la recepción, del autor al lector, de lo individual a lo colectivo, de la cultura letrada a la cultura plebeya, de lo nacional a lo internacional, de lo sustancial a lo relacional, de lo autoral a lo reticular. Iniciando su recorrido en 1917 con las revistas literarias y finalizándolo en la era digital con las revistas del siglo xxi, las revistas culturales son entendidas por Tarcus como un sub campo dentro del campo intelectual, con una lógica propia que llama campo revisteril y que se refiere al campo de fuerzas donde la revista “luchó por su reconocimiento reconociendo relaciones sincrónicas de alianzas, competencia y rivalidad y linajes diacrónicos de legitimación”.

De este modo el libro da cuenta e invita a pensar los estudios sobre revistas como un campo de estudios emergente y en movimiento. Si bien los primeros esfuerzos por explorar las revistas latinoamericanas provinieron, a mediados del siglo xx, de los Estados Unidos, entre 1980 y 1990 de Europa y recién en los años 90 de América Latina con las primeras cartografías, las antologías o las ediciones facsimilares, hoy este campo se ve enriquecido por los portales digitales, el furor hemerográfico y la proliferación de grupos, centros y proyectos sobre revistas (fundamentalmente radicados en México, Chile, Argentina, Uruguay y Brasil). Es así que, sin ánimos de clausurar su estudio, el libro  cierra con una contribución a una bibliografía sistemática sobre revistas culturales de América Latina; una minuciosa cartografía que se convierte en un excelente mapa de ruta, que en su manifiesta no exhaustividad, invita al lector
y al estudioso de las revistas a consultarlo y completarlo.

Martina Garategaray

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Ivette Lozoya López,

Intelectuales y revolución. Científicos sociales latinoamericanos en el mir chileno (1965-1973),
Santiago de Chile, Ariadna Ediciones, 2020, 349 páginas

 

Este libro se plantea una cuestión interesantísima: las relaciones entre intelectuales y revolución en una Santiago de Chile desbordante de ambos. En efecto, para 1965 se había consolidado en esa ciudad el nodo más denso de la institucionalidad latinoamericana de las ciencias sociales (con cepal y flacso como ejemplos de punta), a la vez que el proceso de profundización democrática iniciado en el sexenio demócrata-cristiano (1964-1970) y continuado en la frustrada experiencia socialista (1970-1973) venía favoreciendo la instalación de un núcleo de intelectuales exiliados por los golpes de Estado en sus países (especialmente el Brasil y la Argentina), así como una intensificación de la vida política, la movilización social y la compulsa teórica e ideológica acerca de las vías para una revolución que parecía asequible en el fragor de la Guerra fría.

La autora elige bien las canteras temáticas que aborda: desde el desarrollo de las ciencias sociales en América Latina, hasta la imbricación de los académicos latinoamericanos en la vida universitaria y política en Chile; desde la elaboración de un pensamiento autónomo (las diversas variantes de la teoría de la dependencia) hasta la incorporación de un grupo de cientistas sociales al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (mir), de cuyos dirigentes se hace un seguimiento detallado, con un trabajo de fuentes de interés intrínseco.

Eso sí, el enfoque de la investigación surge de una reacción a lo que define despectivamente como un historicismo aséptico, al que le opone una identificación enfática con el objeto de estudio, que toma la forma de una historia épica. Es tan inflamada la descripción del momento que vivían las ciencias sociales comprometidas, como la de la evolución de la dirigencia del mir hasta la elección de la vía armada. Y la mimetización de la autora con esa vertiente específica es tan completa que, por ejemplo, en lugar de examinar analíticamente los conflictos entre la primera generación de dirigentes del mir (en contra del foquismo) y la de los jóvenes que los desplazan (a su favor), se limita a describir a los primeros con juicios idénticos a los acuñados por los segundos para descalificarlos: “eran de una generación donde la reflexión política nunca necesitó superarse para convertirse en acción revolucionaria”. Solo un ejemplo del modo en que el partidismo obstaculiza la historia intelectual anunciada, convirtiendo un proyecto prometedor en uno de esos típicos relatos edificantes que las organizaciones políticas se narran a sí mismas sobre su rol en la Historia.

Adrián Gorelik

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Florencia Guzmán y María de Lourdes Ghidoli (eds.),
El asedio a la libertad. Abolición y posabolición de la esclavitud en el Cono Sur,

Buenos Aires, Biblos, 2020, 447 páginas

 

Continuando con la línea de trabajo inaugurada por el Grupo de Estudios Afrolatinoamericanos en sus Cartografías afrolatinoamericanas (2013, 2016), el libro compilado por Florencia Guzmán y María de Lourdes Ghidoli reúne once trabajos que abordan desde diferentes perspectivas la abolición y la posabolición de la esclavitud en el Cono Sur a lo largo del siglo xix. En función de ello, los autores establecen un diálogo interdisciplinar que comprende la historia política, intelectual, social (del trabajo y de la justicia), la antropología histórica y los estudios de la cultura visual.

En su ensayo sobre el patrocinio jurídico a los esclavos en Buenos Aires entre 1806 y 1821, Lucas Rebagliati analiza el modo en que los actores implicados resuelven el dilema entre la libertad y la propiedad. Centradas en aquel espacio, Paulina Alberto y Florencia Guzmán introducen la perspectiva de género, poniendo en evidencia la precariedad estructural de la libertad de las mujeres esclavizadas y sus descendientes durante el período abolicionista. Agustina Barrachina también apela a esa perspectiva para estudiar la educación segregada de las niñas afrodescendientes en las escuelas de la Sociedad de Beneficencia. Por su parte, Magdalena Candioti analiza un manual de piedad dirigido a pardos y morenos, mostrando la ambigüedad que encerraban las políticas del clero hacia la población afrodescendiente. Partiendo de la noción de raza como eje articulador, María de Lourdes Ghidoli da cuenta de la relación entre afrodescendencia y cultura visual durante el proceso abolicionista y posabolicionista.

Ampliando el recorte espacial clásico de la historiografía abolicionista rioplatense, Fátima Valenzuela indaga en el proceso de abolición gradual de Corrientes. En esa misma línea, Guido Cassano da cuenta del proceso de militarización de afrodescendientes y su posterior integración al mercado laboral en Carmen de Patagones. Situado en Montevideo, Alex Borucki muestra cómo los juicios por la libertad de los soldados libertos condujeron a la difusión de ideas abolicionistas en la prensa entre 1828 y 1831. Florencia Thul Charbonnier también indaga en ese espacio para mostrar las prácticas continuadoras del tráfico de esclavos por comerciantes brasileños entre 1830 y 1852. Por último, Hugo Contreras Cruces reconstruye las representaciones sobre la población afro que circulaban en Chile en el período posabolicionista para explicar las razones de su supuesta desaparición social y dilución cultural.

Francisco Sosa

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Beatriz Bragoni,
San Martín. Una biografía del Libertador,

Buenos Aires, Edhasa, 2019, 336 páginas

 

La biografía sobre San Martín de Beatriz Bragoni representa el estudio más detallado hasta ahora publicado sobre la vida de uno de los principales “héroes” de la historia argentina. La autora no solo reconstruye con un dominio notable de fuentes primarias y secundarias –centradas en la nueva historia política argentina y latinoamericana– la trayectoria de San Martín desde su juventud –cuando como joven oficial del ejército realista combatió en las guerras atlánticas– hasta su exilio, ostracismo y muerte en Francia en 1850. Propone también, a partir del género biográfico, una historia conectada de la independencia en el Río de la Plata y de los usos públicos del militar durante la segunda mitad del siglo xix y el xx.

En los primeros cinco capítulos Bragoni sigue la trayectoria de San Martín por la Península ibérica, el Río de la Plata, Chile y Perú, en su transformación política y militar de teniente coronel en gobernante-guerrero de las independencias (dinamizadas por la Logia Lautaro, a la que pertenecía). Desde su llegada a Buenos Aires en 1812, San Martín adquirió un rol central en la dinámica de la militarización de la política del Río de la Plata: primero con la creación del Regimiento de Granaderos
–base para la profesionalización de ejército–; luego con su plan de independencia que implicaba cruzar la cordillera, independizar a Chile y, a través del Pacífico, al Perú. La guerra local se transformaba en una continental. La historiadora muestra la relevancia que el líder militar tuvo en la declaración de independencia del Congreso de Tucumán en 1816 y en el Directorio de Pueyrredón. Bragoni analiza la inclinación de San Martín por la monarquía constitucional en relación a su idea del orden y a su rechazo a las divisiones y los desbordes populares, que identificaba con la anarquía y el federalismo.

En el capítulo sexto y séptimo, la autora explora el “peregrinaje del guerrero” iniciado con la dimisión de San Martín como Protector del Perú en 1822, luego de su entrevista con Bolívar en Guayaquil: describe sus estancias en Europa, su viaje a Buenos Aires en 1829 y el “desembarco imposible” ante la guerra entre unitarios y federales, su instalación en Francia y, tras su muerte, el “rescate de San Martín del olvido” como héroe de la patria durante la segunda mitad del siglo xix. En el último capítulo, la autora examina los usos públicos de San Martín para interpelar los distintos presentes de la Argentina en el siglo xx en un ejercicio de historia y memoria.

Publicada en la excepcional colección de Edhasa, Bragoni logra desmitificar a San Martín y presentarlo como un hombre atravesado por las tensiones y los dilemas de la revolución. Estas lo convierten en un héroe trágico y en un problema histórico e historiográfico constitutivo de la Argentina como nación.

Gabriel Entin

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María Vicens,
Escritoras de entresiglos.
Un mapa trasatlántico. Autoría y redes literarias en la prensa argentina (1870-1910),

Bernal, Universidad Nacional de Quilmes, 2020, 340 páginas

 

¿Cómo fue el proceso por el cual ingresaron las mujeres
al campo de la escritura profesional en la Argentina?
Si bien ya teníamos respuestas parciales a esta pregunta, el libro de María Vicens
–Escritoras de entresiglos:
un mapa trasatlántico–
ofrece una visión de conjunto que
se convertirá en un aporte fundamental para entender este proceso y para pensar los modos en que las mujeres se convirtieron en intelectuales
en la Argentina.

El estudio de Vicens reconstruye con erudición y una cuidada atención a los matices los perfiles autorales de las primeras escritoras mujeres hispanoamericanas que desarrollaron su labor en el campo cultural argentino de entresiglos, desde las últimas dos décadas del siglo xix hasta el Centenario. Para evaluar cómo se da la visibilización y la legitimación de la figura de la escritora en la Argentina, Vicens investiga tanto los textos escritos como los soportes materiales, las prácticas, las poses y los intercambios a los que estas mujeres apelaron para dar a conocer sus obras y legitimarse como autoras. El trabajo analiza una gran cantidad de casos y se enfoca en los periódicos literarios para mujeres que aparecieron en ese momento: La Ondina del Plata, El Álbum del Hogar y La Alborada del Plata, pero también incluye otros diarios como La Nación y El Correo Español

Dividido en cuatro largos capítulos y un epílogo, la mayor parte del libro está dedicada a las figuras precursoras. Para abordarlas la autora va y vuelve de un lado del Atlántico para demostrar que las carreras de esas primeras escritoras se tejieron en una geografía de publicaciones, viajes, visitas, amistades y redes transatlánticas unidas por una lengua en común. Vicens encuentra que para estas escritoras la retórica sororal constituyó una estrategia de legitimación y un refugio en un campo progresivamente más refractario a la participación femenina. La investigación identifica a la prensa periódica como un instrumento clave en ese proceso de legitimación de la figura de la mujer de letras.  El capítulo cuarto y el epílogo se adentran en el siglo xx. Allí la autora observa que en ese contexto se producen una serie de giros que asocia a la emergencia de una figura nueva: la de la escritora moderna. En oposición a sus antecesoras, esta deja de lado la retórica sororal, privilegia la escena nacional, a la vez que articula un discurso que confronta más abiertamente con las representaciones más tradicionales de la mujer.

Flavia Fiorucci

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Catalina Fara,
Un horizonte vertical. Paisaje urbano de Buenos Aires (1910-1936),

Buenos Aires, Ampersand, 2020, 273 páginas

 

El libro de Catalina Fara, basado en su tesis de doctorado, retoma y desarrolla un universo de problemas, temas y fuentes que cuentan con un considerable desarrollo en
el país. Se ocupa de la construcción de imaginarios urbanos en la modernización de Buenos Aires entre dos fechas clave para analizar las distintas formas en que la urbe fue figurada por la producción cultural. Desde 1988, cuando Beatriz Sarlo publicó Una modernidad periférica, al estudio de representaciones literarias se sumaron los registrados por la historia urbana y del paisaje (en varias obras de Adrián Gorelik y Graciela Silvestri, así como en el libro editado por Margarita Gutman y Thomas Reese sobre el Centenario, entre otros) y los producidos por la historia de la cultura visual (dentro de los cuales destacamos a Laura Malosetti y a Verónica Tell).

El libro abreva de esta “tradición” de las relaciones entre cultura y Buenos Aires moderna, recortando temas que amplía y desarrolla como conjunto. Se lee como una suerte de panorama o trama coral de imágenes literarias y visuales sobre la ciudad, privilegiando las últimas. El concepto de imaginarios urbanos resulta un instrumento muy productivo para construir este universo amplio de representaciones obrantes en la literatura, la prensa, la pintura, la fotografía o las postales, entre otras; al mismo tiempo, el concepto no estimula a calibrar de manera precisa los vínculos dentro de ese conjunto heterogéneo de materiales. Sin embargo, el interés de la autora en la pintura y en la cultura visual, presente a lo largo de toda la obra pero desarrollado de manera específica en los dos últimos capítulos, permite organizar de manera más precisa las relaciones entre formas de ver, imágenes y ciudad al complejizar ese vínculo contemplando trayectorias de artistas o grupos, propuestas estéticas y disputas del campo intelectual. Allí se encuentra el sector más original del libro, con aportes como el de la construcción de itinerarios de pintores en la ciudad –siguiendo los mapas que delinean sus obras– que tal vez podrían sugerir aun más preguntas que las expuestas.

Se destaca la edición de Ampersand, editorial en que este rico libro encuentra un adecuado lugar integrando la colección Caleidoscópica, dirigida por Sandra Azir.

Anahi Ballent

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