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Artículo

La profesionalización de los estudios filosóficos en Tucumán durante el primer peronismo

Un análisis de la revista Notas y Estudios de Filosofía

 

Paula Jimena Sosa (1)

(1) <jsosa@fahce.unlp.edu.ar>. Universidad Nacional de La Plata / conicet

 

Resumen

En general las lecturas del campo intelectual argentino, durante el primer peronismo, enfatizan la idea de una ruptura respecto de los principios del reformismo universitario. El presente trabajo intenta matizar dichas perspectivas, tomando el caso de la extraordinaria empresa de profesionalización de la disciplina filosófica desplegada en la revista Notas y Estudios de Filosofía (editada en Tucumán entre 1949 y 1954). Para tal fin, se analizan las condiciones sociales y materiales que posibilitan su consolidación en el campo intelectual y las recepciones de ideas filosóficas desplegadas en la revista. En especial, nos detenemos en las lecturas de las filosofías de la existencia que, alejadas de la matriz sartreano-heideggeriana, dominante en el debate de la época, parecen estructurar una elección moderada en un campo fuertemente politizado.

Palabras clave: Revista, Intelectuales, Profesionalización, Canon filosófico

 

Abstract

In general, the readings of the Argentine intellectual field, during the first period of Peronism (1945-1955), emphasize the idea of a rupture with respect to the principles of the University Reform Movement. The present work attempts to qualify these perspectives, analyzing the extraordinary enterprise of professionalization of the philosophical discipline exhibited in the Notas y Estudios de filosofía journal (published between 1949 and 1954 in Tucumán).

To this end, the social and material conditions that enabled its consolidation in the intellectual field and the reception of the philosophical ideas presented in the journal are analyzed. In particular, we will focus on the readings of the philosophies of Existence that, far removed from the Sartrean-Heideggerian matrix, dominant in the debate of the period, seem to structure a moderate choice within a strongly politicized field.

Keywords: Journal, Intellectuals, Professionalization, Philosophical canon

 

Fecha de recepción del original: 30 /6/2020

Fecha de aceptación del original: 27/8/2020

 

 

Introducción

 

 

El escenario intelectual argentino durante el primer peronismo ha sido abordado por varios autores y desde diferentes perspectivas. Por ejemplo, Federico Neiburg, Silvia Sigal, Oscar Terán, Flavia Fiorucci y Carlos Altamirano atienden a los lugares ocupados por los principales agentes, desde distintas posiciones políticas, centrándose en la organización de los espacios de socialización intelectual, las redes editoriales, la construcción del pasado nacional y las inclinaciones en torno a la política internacional, para dar cuenta –en definitiva– de un campo fuertemente polarizado.[1]

Fiorucci, Sigal y Verón y Terán arrojan luz en torno al lugar que ocupan las publicaciones periódicas en ese contexto, enfatizando las estrategias de los intelectuales antiperonistas que intentan resistir en espacios de producción externos a los académicos.[2] De allí que los estudios se centren en revistas de la élite intelectual y de la juventud de izquierda. Aunque existen trabajos que, al analizar esta etapa, subrayan la existencia de casos en los que es posible percibir una mayor complejidad en las posiciones ocupadas por los agentes, en el cruce de las variables políticas y académicas (como los de Pablo Buchbinder, Germán Soprano y Sabina Frederic, y Clara Ruvituso)[3] todavía no se cuenta con suficientes estudios que agreguen matices por fuera del binomio peronismo-antiperonismo en la consideración del campo intelectual, sobre todo por fuera del ámbito de Buenos Aires.

Para contribuir con esta área de vacancia, nos proponemos ampliar el estudio hacia una importante revista académica de filosofía, producida en el interior: Notas y Estudios de Filosofía,[4] editada en Tucumán entre 1949 y 1954 por profesores que se desempeñan en universidades nacionales durante el primer peronismo. Este análisis puede permitirnos reconsiderar, al menos en parte, las lecturas que enfatizan la interpretación de esta etapa como de ruptura total con respecto al reformismo universitario,[5] y que tienden a acentuar la idea de una decadencia académica. En esta dirección, proyectamos analizar nef en una doble dimensión: por un lado, atendiendo a los condicionamientos materiales y sociales que posibilitan su emergencia; por otro, considerando la recepción de ideas que la revista despliega, en el marco de su propia construcción de un canon filosófico. En este último sentido, nos detendremos en la gravitación de las filosofías de la existencia que, en la revista, se alejan de la matriz heideggeriana–sartreana que domina el debate de la época, abriéndose en cambio hacia otros autores como Karl Jaspers, Simone Weil y Gabriel Marcel.

 

 

Notas y Estudios de Filosofía en el campo intelectual argentino

 

 

Durante el primer peronismo, el lugar de las revistas editadas es comprendido, en general, como un espacio polarizado entre intelectuales nacionalistas, predominantemente provenientes del espectro católico, que apoyan al gobierno y cuyas instancias de edición corresponden a las revistas Hechos e Ideas, Sexto Continente o Mundo Peronista–, e intelectuales liberales y cosmopolitas, cuyos órganos de expresión son publicaciones periódicas tales como Sur, Ver y Estimar y Liberalis, entre otras.[6]

En torno a la disciplina filosófica, los proyectos editoriales pueden dividirse en revistas académicas laicas[7] (como Cuadernos de Filosofía –primera época, entre 1948 y 1955–, editada en la uba bajo la dirección de Carlos Astrada) y otras en las que conviven intelectuales laicos y católicos (como Philosophia, publicada entre 1944 y 1955, en la unCuyo, a cargo de Juan Ramón Sepich; Arqué. Revista de metafísica, editada entre 1952 y 1956, y Diálogo, que sale entre 1954 y 1955, ambas de la unc, y dirigidas por Nimio de Anquín y Julio Meinvielle respectivamente). A su vez, entre las publicaciones periódicas católicas se encuentran aquellas impulsadas por instituciones privadas como Sapientia, impresa desde 1946 por la Sociedad Tomista Argentina, bajo la dirección de Octavio Nicolás Derisi. En paralelo, se encuentran las revistas culturales publicadas por fuera de las universidades (como Cursos y Conferencias, que sale entre 1931 y 1952, impulsada por los integrantes del Colegio Libre de Estudios Superiores; Realidad, editada entre 1947 y 1949, dirigida por Francisco Romero, e Imago Mundi, publicada entre 1953 y 1956, a cargo de José Luis Romero).

En Tucumán, la primera revista especializada en filosofía es nef.[8] Si bien diez años antes se crea Sustancia (impresa entre 1939 y 1943, a cargo de Alfredo Coviello,[9] como primer intento, por parte de la élite económica provincial, de difundir ideas filosóficas), recién con nef se concreta el proyecto de profesionalizar la filosofía. Además, en esta etapa, en la Universidad de Tucumán se crean Humanitas (1954), dirigida por Diego Pró, e Historia de las ideas (1950),[10] bajo la dirección de Roger Labrousse, así como también, por fuera de la universidad, se publica Norte, entre 1951 y 1955, impulsada por la Comisión Provincial de Bellas Artes.[11]

Aunque nef se presenta de forma independiente con respecto a la unt (pues, según Vázquez,[12] se encuentra atravesada por la tensión que impone el gobierno peronista), parte de su correspondencia demuestra que esta revista cuenta con el apoyo de los colegas del Instituto de Filosofía de la Universidad.[13] Además, el proyecto de crear esta publicación especializada tiene lugar en un marco favorable para este fin, pues bajo el rectorado de Horacio Descole, entre 1946 y 1951, esa casa de altos estudios se encuentra en un proceso de expansión extraordinario, ya que percibe un aumento descomunal de inscriptos, y diversifica su oferta educativa, abriendo nuevas facultades, institutos y escuelas, y creando la ciudad universitaria. Este modelo genera el ambiente propicio para la educación personalizada y para la investigación, pensadas ambas como paradigmas de la excelencia académica.[14] Además, en 1949 se disuelve el profesorado en Filosofía y Letras –creado en 1939, junto con la Facultad de Filosofía y Letras–, y en su lugar se crea la Licenciatura en Filosofía, logrando con ello una relativa autonomía disciplinar.[15]

Si bien varias contribuciones conceptualizan el campo intelectual durante el primer peronismo como sesgado por la vulneración de los principios del reformismo universitario, y definen el mundo impreso como un espacio de resistencia de los intelectuales antiperonistas,[16] en Tucumán, Vázquez, el director de nef, es una de las figuras vinculadas a Francisco Romero que no es cesanteada, manteniendo la cátedra de Metafísica y Gnoseología en la unt. Tampoco la agrupación de la revista –formada por Elisabeth Goguel, Roger Labrousse, Rodolfo Mondolfo y María Eugenia Valentié– es expulsada de la Universidad por falta de lealtad al gobierno, incluso cuando muchos de ellos escriben para la “Página Literaria” del diario opositor La Gaceta.

Como la mayoría de los intelectuales que lo rodean, Vázquez se autodefine antiperonista, y defiende el modelo de cultura que caracteriza al grupo Sur y a los intelectuales asociados a Realidad, ambas publicaciones enfocadas en los paradigmas epistemológicos y estéticos europeos.[17] En este sentido, nef no se presenta como competidora con respecto a las revistas liberales del período –Realidad, Sur, Liberalis y otras–, sino que, al contrario, comparte la impronta cosmopolita y liberal que domina esas publicaciones porteñas. De hecho, a través de este órgano de difusión, Vázquez intenta conservar los vínculos con estas revistas de Buenos Aires, para sostener un proyecto con ideales compartidos en el interior del país. Este apoyo –buscado en publicaciones del mismo estilo– se confirma a lo largo de la edición de nef, en la que, por ejemplo, se publicita Sur,[18] amén de que un gran número de redactores participan tanto de la revista tucumana como de Realidad.[19]

No obstante, nef se diferencia de estas dos publicaciones en la distribución de los géneros que aborda. Mientras que en los espacios de difusión rioplatenses la impronta filosófica de algunas intervenciones es simultánea con respecto a los estudios literarios y artísticos, la revista dirigida por Vázquez se propone un tratamiento estrictamente filosófico; es una publicación para especialistas de filosofía con rasgos marcadamente académicos. Estos dos aspectos –especificidad filosófica y academicismo– diferencian a nef de los espacios de edición antes mencionados, y la acercan a otras publicaciones universitarias del período, como Cuadernos de Filosofía, editada por profesores de la uba, cuyo objetivo es fortalecer la profesionalización de la filosofía en la universidad desde una perspectiva laica, aunque nef y Cuadernos de Filosofía no establecen vasos comunicantes entre sí, excepto en escasas ocasiones.[20]

nef comienza a editarse en enero de 1949 y continúa hasta marzo de 1954. Su periodicidad es trimestral y cuenta con un total de diecisiete números. Al igual que otras publicaciones especializadas de esta etapa (como Philosophia y la Revista de la Facultad de Filosofía y Humanidades), presenta en cada número un índice de contenidos en la portada.[21] Allí, bajo el título de “Sumario”, incluye los artículos principales, y en la sección de “Bibliografía”,[22] las reseñas de libros, las novedades sobre encuentros científicos, un índice de revistas, y “necrológicas”. La homogeneidad en el diseño y su carácter sobrio refuerzan su identidad académica, convocando a lectores capaces de reconocer el valor de sus contenidos.

Para diagramar la estética de nef, la agrupación toma como referencia publicaciones tales como Realidad y la Revista de Occidente.[23] Pero la publicación tucumana no cuenta inicialmente con los recursos necesarios para igualarse con respecto a los espacios de edición que tiene como modelo. De hecho, en un trabajo más “artesanal”, el director recorre varias casas de libros en Córdoba y en Buenos Aires ofreciendo los números, y apela a sus vínculos académicos nacionales e internacionales para la producción de contribuciones editables, así como también acude a lazos personales para que colaboren en su impresión.[24]

Los números 3/4 se publican de forma conjunta y con una tinta azul que los diferencia de los números anteriores. Esto deja entrever las dificultades que atraviesa nef, que se edita apenas con el sustento de sus suscriptores. Por ello, el grupo editor cree conveniente iniciar este número con observaciones sobre la calidad material de la revista: “Finalmente, no fue posible obtener el mismo papel y la misma tinta que se utilizaron en la preparación de los dos primeros números […]. Somos los primeros en deplorarlo y rogamos a los lectores disculpar la molestia que ha de producirles este contratiempo”.[25] Es probable que esta intervención tenga un buen resultado, considerando que en el número 5 la publicación viene acompañada de un cambio sustancial en la impresión, pues mientras hasta los números 3/4 la tipografía es rústica, propia de trabajos mimeografiados, los siguientes son el resultado de un proceso de edición más industrializado. También ocurren otros cambios materiales: mientras los primeros cuatro números presentan un formato grande –29 cm x 22 cm–, los siguientes miden 16,5 cm x 24 cm, asemejándose más a la mayoría de las publicaciones académicas de esta etapa.

 

 

El rol de Vázquez y el de la agrupación de Notas y Estudios de Filosofía

 

 

A continuación apelamos a algunas herramientas teóricas provenientes de la sociología de los intelectuales, para profundizar en el análisis de las condiciones sociales y materiales que posibilitan la producción discursiva de nef, considerando las posiciones tomadas por los miembros de la revista para su autolegitimación en el campo intelectual, el nivel de autonomía y las formas de refracción respecto de las demandas externas, entre otros elementos.

Vázquez proviene de una familia de inmigrantes irlandeses y españoles. Durante su formación, asiste primero al Colegio Nacional de La Plata y luego se inscribe en el Profesorado de Filosofía de la unlp. En este período, se vincula de manera fructífera con Francisco Romero.[26] Gracias a este último, Vázquez socializa con el grupo de intelectuales vinculados a Korn, a tal punto que su paso por esta agrupación se convierte en una experiencia central en su iniciación en el campo intelectual.[27]

El grupo de Korn estimula las inquietudes políticas de Vázquez, quien, en esta etapa, se relaciona con los miembros del diario socialista La Vanguardia, aunque su simpatía por el Partido Socialista no se transforma en militancia, sino que más bien le permite reforzar los vínculos con figuras notables del campo intelectual.[28] Además, si bien no logra trabajar regularmente como periodista, cuenta con el apoyo de profesores como Eugenio Pucciarelli y Aníbal Sánchez Reulet, quienes lo alientan a finalizar su formación superior, con la seguridad de que su titulación le permitirá ejercer la docencia en la unt, lo que deja entrever que, por entonces, Vázquez es percibido por ellos como un cuadro que puede prolongar, en el interior, la profesionalización de la filosofía, una disciplina ya más consolidada en el eje de Buenos Aires y La Plata.[29]

Ni bien se traslada a Tucumán, Vázquez comienza a construir un espacio de sociabilidad nuevo, asumiendo como proyecto propio colaborar en la profesionalización de los estudios filosóficos, probablemente siguiendo el mandato recibido durante su formación en La Plata.[30] La distancia respecto de Buenos Aires le brinda la posibilidad de autolegitimarse como un agente clave en ese campo intelectual en construcción, relacionándose con profesores europeos exiliados residentes en Tucumán, que contribuyen a la consolidación de sus iniciativas editoriales.

En cuanto a los roles cumplidos por los miembros del staff, nef menciona el de Vázquez como director y el de María Eugenia Valentié como secretaria. Si bien no presenta un comité de redacción en sus páginas ni jerarquiza a sus colaboradores de forma explícita, es posible pensar (debido a la cantidad de colaboraciones y a su permanencia) que la revista tiene como agentes claves a la pareja francesa formada por Roger Labrousse y Elisabeth Goguel, y a Rodolfo Mondolfo. Estos profesores constituyen el núcleo estable que permite que este medio adquiera un nivel destacado entre las publicaciones de su tiempo.

El matrimonio de Labrousse y Goguel ingresa a la docencia en las universidades regionales argentinas a fines de la década de 1930. Ambos provienen de familias de la burguesía protestante parisina, habiendo completado su formación en la Sorbona. Si bien ninguno de los dos ostenta un título especializado en Filosofía (Labrousse es licenciado en Letras y doctor en Derecho, mientras que Goguel es licenciada en Letras), en la familia de Goguel hay antecedentes académicos, pues Maurice Goguel, su padre, es profesor de la Sorbona y especialista en cristianismo primitivo,[31] lo cual le permite a su hija tener un contacto temprano y muy fluido con renombradas figuras del campo intelectual parisino, como Etienne Gilson y Émile Bréhier.[32]

Ambos se relacionan –directa o indirectamente– con la revista parisina Esprit, desde su propia formación: mientras Labrousse envía a ese medio artículos históricos y crónicas de política exterior, Goguel conoce a este grupo gracias a su hermano, François Goguel.[33] Al igual que los miembros de Esprit, la asociación Labrousse-Goguel comparte una ideología de izquierda que busca diferenciarse respecto del perfil de las figuras vinculadas a publicaciones políticamente más contestatarias, aunque sin renunciar al compromiso de denunciar los excesos del capitalismo.

Ese matrimonio resulta ser entonces una asociación amorosa y de trabajo que, al menos a priori, les asegura a ambos condiciones privilegiadas para desempeñarse en el ambiente intelectual francés. Pero al estallar la Segunda Guerra Mundial, se ven obligados a reorientar su trayectoria, y se instalan en la Argentina con su único hijo.[34] Aquí, Labrousse inicialmente da clases en el Instituto Argentino de Filosofía Jurídica y Social, dependiente de la Universidad del Litoral, y luego se incorpora al plantel docente de la unc, mientras que Goguel se desempeña como profesora visitante. Luego, gracias a la mediación de Silvio Frondizi (que por entonces se encuentra Tucumán), ambos son contratados por la unt.

Aunque Labrousse y Goguel no presentan exactamente los mismos rasgos que los miembros de la primera generación de Esprit –una publicación periódica vinculada a la burguesía católica del interior de Francia–, ejercitan en nef parte de los valores presentes en esta agrupación: compromiso, competencia, rigurosidad ascética y meritocrática, austeridad y rigor moral. Asimismo, la pareja manifiesta un costado elitista, también presente en la revista francesa, que se evidencia en algunos de sus gustos (como la adquisición de documentos originales y el manejo de lenguas clásicas y modernas) o en su estilo de vida (que incluye la realización de extensos viajes y de reuniones con figuras tales como los agregados culturales de la embajada norteamericana, y con figuras del British Council o de la Alianza Francesa).

También la dimensión política de Esprit –entendida como “tercera fuerza” que acompaña críticamente al Partido Comunista, sin renunciar a un sistema jerárquico, y cuestiona el capitalismo liberal– se traduce en el pensamiento de esta alianza conyugal, llevando a considerar al peronismo como un hecho paradójico: por un lado, ambos reconocen algunos aspectos democratizadores (pues tal como señala Goguel, “la universidad de Perón significó una democracia cultural enorme”),[35] y por otro, señalan algunos componentes ridículos, “como ese colega que había dicho ‘ese bruto de Perón’, y le arrestaron durante cuatro horas”.[36] En cualquier caso, las valoraciones y las actitudes tomadas por la pareja francesa se diferencian respecto de las posiciones de los intelectuales antiperonistas, que en general consideran a ese gobierno como un régimen análogo a los totalitarismos europeos.

Al staff de nef se incorpora Rodolfo Mondolfo, quien proviene de una familia italiana de origen hebreo. Su formación en la Universidad de Florencia –donde obtiene su Doctorado en Filosofía– le permite desempeñarse como profesor en las universidades de Padua, Torino y Bolonia. Asimismo, participa de la revista socialista Critica Sociale, editada entre 1891 y 1926, y dirigida por Filippo Turati.[37] En 1939, a los 62 años, se exilia en la Argentina junto con su mujer y dos de sus tres hijos, debido a las persecuciones raciales. En esta etapa, el intelectual italiano ya es una figura prestigiosa, portadora de un pensamiento maduro, visible en su agudo análisis del mundo antiguo, y con un fuerte compromiso político para con el Partido Socialista Italiano. Como sostiene Oviedo, “Mondolfo no fue solo un profesor investigador, sino un intelectual marxista obsesionado por la relación entre la teoría y una práctica revolucionaria de intención demorradical y nacionalista”.[38] En la Argentina da clases en la unc y la unt. Entre los colaboradores de nef es un autor de referencia, con un enorme capital simbólico, que compromete sus vínculos intelectuales para que envíen contribuciones a la revista desde el exterior. Según alumnos y colegas, Mondolfo resulta un humanista serio y erudito[39] que, durante su estancia en Tucumán, alienta a los profesores a permanecer en la Universidad.[40]

Por su parte, María Eugenia Valentié es una de las primeras egresadas de la carrera de Filosofía de la unt. Nacida en esta provincia, la joven profesora pertenece a una familia burguesa descendiente de franceses, de modo que, al finalizar la carrera de Filosofía y Pedagogía en 1942, ya conoce la lengua francesa, hecho que le permite realizar traducciones para nef. Como docente se incorpora a la cátedra de Metafísica y Gnoseología, cuyo titular es Vázquez. Aunque al momento de contribuir en la revista Valentié es una joven graduada, también se gana rápidamente el respeto de Labrousse, de Goguel y de Vázquez, quienes alientan sus observaciones críticas y valoran su ritmo de trabajo.

Durante el primer peronismo, los hacedores de nef asumen una posición compleja en el campo intelectual, que vuelve particularmente interesante esta publicación periódica: por un lado, la revista conserva su vínculo con intelectuales opositores al gobierno, como los nucleados en Sur; por otro, expresa algunos matices respecto de esta intelectualidad antiperonista, visibles en su valoración del período y en su accionar, ya que sus miembros en general permanecen en la Universidad (e instan a sus alumnos a permanecer en ella); participan del Primer Congreso Nacional de Filosofía de 1949, avalado por el gobierno;[41] crean nuevas publicaciones periódicas; equipan las bibliotecas con colecciones costosas, e impulsan nuevos proyectos educativos de formación superior. Además, siguiendo el ideario de orden y jerarquía propio de Esprit, la agrupación de nef mantiene vínculos con la élite azucarera, que aprueba especialmente el hecho de que la Universidad cuente con figuras extranjeras, porque su gravitación en el medio local promete reforzar sus gustos e intereses de clase, de tal modo que, en definitiva, la revista parece ser concebida, por la clase dirigente local y provincial, como parte de su propia ala cultural.[42]

Pero durante el segundo gobierno de Perón, se producen transformaciones en el staff que modifican las condiciones que habían permitido la creación de la revista: Goguel obtiene una beca de investigación en Europa; Labrousse y Vázquez son separados de sus cargos, y Mondolfo abandona la provincia debido al repentino fallecimiento de su mujer. Aunque nef continúa editándose hasta 1954, la correspondencia del grupo muestra, desde 1952, el gran esfuerzo por dar continuidad a una publicación que ya se sostiene con grandes dificultades debido a la desarticulación del equipo.[43]

Como advierte Anna Boschetti, generalmente las revistas culturales buscan un reconocimiento que no se mide por su éxito comercial, pero que, a la vez, necesitan recursos económicos para sostenerse.[44] Detengámonos en indagar entonces en torno a los vínculos con diferentes espacios de comercialización de libros y de editoriales, para descifrar las estrategias de supervivencia de nef, y consideremos el intercambio con revistas de otros países, para definir el alcance de su circulación.

Según Vázquez, la publicación pretende vehiculizar las investigaciones en torno a la disciplina filosófica, y manifiesta la voluntad de abordar las historias de la filosofía en distintos puntos del mundo, al declarar que “aseguramos a nuestros lectores que nuestra intención primordial es publicar las mejores colaboraciones que podamos obtener, e informar sobre todo lo que tenga interés para la vida de la filosofía, sin otro interés que el de la filosofía misma”.[45] El hecho de que sus hacedores manifiesten un propósito “estrictamente filosófico” puede funcionar como mensaje para los colaboradores locales, ya que se posiciona como un órgano de difusión que exige en su medio local una producción intelectual rigurosa –incluso, podría decirse, con visibilidad internacional– y puede ser una estrategia para mostrarse como una publicación profesional hacia el exterior (interpelando a los autores consagrados pertenecientes a los centros culturales), capaz de superar la condición periférica del campo intelectual argentino, y de asumir “seriamente” la tarea de difusión de ideas. Desde su perspectiva, el campo intelectual en el cual se edita la revista no condiciona la publicación, como tampoco las decisiones políticas de sus agentes. De allí que Vázquez sostenga que “cuando edité la revista nef de 1949 a 1954, mi propósito fundamental no era difundir mis ideas o las de un determinado grupo intelectual sino informar al público lector de la Argentina y, en general, de habla española, acerca del pensamiento filosófico contemporáneo, principalmente el de Europa, pero también el de las Américas”.[46] Aunque en ese pasaje solo queda expresada la intención de profesionalizar los estudios filosóficos, puede pensarse que, indirectamente, esa tendencia a la profesionalización también le permite a la revista evadir la dimensión política, tan compleja por entonces para un grupo como el de nef.

Para reforzar este carácter de profesional apolítico, Vázquez hace alusión a destinatarios que se encuentran interesados en la disciplina filosófica europea y americana, probablemente remitiendo al lectorado académico y, en parte, al público de la oligarquía local, interesada en la revista como marca de distinción (en el sentido de Pierre Bourdieu).[47] Además, llamar la atención sobre una cierta pureza “cultural”, a su vez anclada en la tradición filosófica de los centros culturales del mundo, contribuye a fortalecer los lazos con la intelectualidad extranjera, visibles en la creciente participación de agentes europeos y norteamericanos en nef.[48] La importancia del internacionalismo buscado por la redacción puede deberse, por un lado, al hecho de que la revista cuenta con agentes que participan en publicaciones con este perfil (como la propia Esprit, cuyo subtítulo, Revue internationale, colaboró en su éxito),[49] y por otro lado, al contacto con revistas con esta impronta.[50]

De cara a los posibles lectores locales, Vázquez parece prometer la profesionalización del campo a través de un índice con trabajos de actualidad. Si bien este interés por la especialización del campo filosófico se presenta desde la primera página, el proyecto adquiere mayor apoyo desde los números 7/8, publicados entre julio y diciembre de 1951, cuando la revista empieza a imprimir publicidades comerciales de editoriales como Losada (1938), Sudamericana (1939) e Imán (1934), difundiendo libros de filosofía.[51] Otros avisos remiten a librerías e imprentas.[52] Estos anuncios dejan entrever que nef conserva el vínculo con importantes figuras rioplatenses, como Francisco Romero, quien está a cargo de la Biblioteca Filosófica de Losada y alienta a Vázquez cuando este asume la dirección de la Biblioteca Filosófica de Sudamericana.[53] Estas publicidades suponen una contribución a la solidez material y simbólica de la revista, ya que presentan, en tipografía de gran tamaño, los nombres de los autores de las obras y traducciones realizadas por el staff de nef.

Desde los números 7/8, se promocionan revistas de filosofías europeas y norteamericanas,[54] y de filosofía y cultura.[55] El hecho de que algunas de estas publicaciones periódicas se encuentren en lenguas extranjeras (en inglés, italiano y alemán) enfatiza el sentido profesional de la revista filosófica, y al mismo tiempo subraya la exclusividad (la distinción) de esa reflexión internacional.

En un gesto sintomático de establecimiento de alianzas con la élite económica local, más allá de la publicidad cultural, nef cuenta con anuncios de la compañía azucarera San Antonio, que apoya la publicación quizá gracias a la mediación de Valentié, cuyo padre ejerce un rol significativo como gerente de ese ingenio. También, aunque en menor medida, se encuentran otros avisos comerciales, entre los pocos que promocionan bienes de consumo cotidiano.[56] Finalmente, se publicitan servicios en Buenos Aires, La Plata y Tucumán, probablemente por ser contactos de Vázquez en la provincia y en la capital.[57]

La gran mayoría de las publicidades cuentan con textos dispuestos de forma armónica, donde se despliega información detallada sobre el mundo impreso, poniendo énfasis en las áreas de humanidades y ciencias sociales. Estos elementos confirman la interpelación a un público culto, interesado en el cultivo de cultura europea, como las élites oligárquicas locales comprometidas en el proyecto fundacional de la unt, y sus continuadores reformistas, a saber, las clases medias emergentes, y las élites de Buenos Aires y de los centros culturales del mundo.

Desde el punto de vista económico, inicialmente la suscripción a la revista cuesta 20 pesos argentinos (o 5 dólares), y paulatinamente aumenta a 50 pesos, manteniéndose el precio en dólares.[58] El hecho de que los valores se encuentren en moneda local y extranjera permite inferir que la publicación cuenta (o al menos aspira a contar) con un lectorado tanto dentro como fuera del país. Además, la comercialización de números individuales coincide con la mejora en la calidad de la edición, lo cual puede indicar un relativo éxito comercial. En relación con las revistas de la época, nef tiene un costo superior al de algunos espacios vinculados a la izquierda, como las revistas Centro y Contorno,[59] acercándose al de algunos medios liberales, como Realidad o Liberalis.[60] Esta comparación, sumada a las consideraciones previas, refuerza la idea de que nef apunta a un lectorado similar al de los espacios de difusión cosmopolitas de Buenos Aires (las élites regionales y porteñas, además de los contactos extranjeros), y no al público de masas.

La sección “Índice de revistas” resulta central para ahondar en la trama de vínculos que traza la publicación, aunque no hemos encontrado fuentes que permitan determinar si las publicaciones reseñadas en nef provienen de instancias de donación, de canje o eventualmente de compra. Allí la revista tucumana comenta “publicaciones recibidas” que evidencian un diálogo textualizado con diferentes interlocutores que, si los ordenamos de mayor a menor, según la cantidad de ejemplares reseñados, pueden dividirse en tres grupos: las publicaciones argentinas, las revistas de centros culturales, y las de países latinoamericanos.

En principio, esta circulación de revistas supone una estrategia de legitimación basada en un juego de cooperación y rivalidad[61] que refuerza los apoyos con los que cuenta la revista, dentro y fuera de la provincia, y que le permiten consolidar su lugar en el campo nacional y el internacional.

 

 

La construcción de un canon en Notas y Estudios de Filosofía

 

 

Para los editores de nef, la revista resulta un espacio privilegiado para diagramar un núcleo de figuras, textos y temas claves en la formación filosófica académica. Además, a nivel local, como los estudios filosóficos en Tucumán se encuentran en formación, las investigaciones sobre este tema permiten debatir los contenidos curriculares de la carrera recientemente creada.

nef cuenta con dos tipos de trabajos sobre filosofía antigua: los orientados a considerar autores clásicos,[62] y las contribuciones que abordan tópicos relativos al mundo antiguo. Aunque el lugar de Platón y Aristóteles en el canon de la Antigüedad es hoy indiscutido –en esta etapa, ya están canonizados en los programas de filosofía clásica–, el análisis filosófico presente en la publicación tucumana no gira en torno de estos autores, sino con relación al pensamiento presocrático, al neoplatónico y al de las escuelas helenísticas. Posiblemente la cristalización de ciertas figuras hegemónicas en el canon del mundo antiguo habilita un espacio para el abordaje de temas menos recurrentes, como la religiosidad, la subjetividad o la metodología de análisis, privilegiando la inclusión de trabajos novedosos que permitan la exploración y la crítica.

Entre los especialistas en torno al mundo antiguo, nef cuenta con Mondolfo, cuyas tesis sobre la subjetividad, en esa etapa de la historiografía filosófica, generan polémicas en el ambiente académico italiano[63] que, enraizado en el neoclasicismo,[64] subraya los ideales de armonía, medida y proporción como dominantes en el espíritu griego, invisibilizando la dimensión irracional y religiosa de la Antigüedad.[65] Por la mediación de Nietzsche –quien evidencia los antagonismos entre las tensiones apolíneas y dionisíacas en el pensamiento griego–, Mondolfo aborda el tema de “infinitud subjetiva”[66] en el pensamiento antiguo.[67] Esta concepción de infinito[68] le permite sostener la tesis de una “continuidad histórica”, recuperada en el Renacimiento y en la modernidad europea.[69] Es probable que, como sostienen algunos intérpretes, este cuestionamiento al clasicismo tenga el sello de la lectura crítica de Hegel.[70] Para Mondolfo, el “espíritu objetivo” (el lenguaje, la religión, el arte y la ciencia) mantiene siempre una relación “con el espíritu subjetivo del que procede, ejerciendo, a su vez, sobre este un acción formativa y modeladora”.[71] Además, es posible pensar que en nef, esta perspectiva no se limita solo a Mondolfo, sino que es compartida por algunos interlocutores[72] que coinciden en la recuperación de la dimensión irracional, religiosa y subjetiva del mundo antiguo, y por los estudiantes[73] que envían contribuciones en la misma línea interpretativa.

Si bien la revista cuenta con trabajos en torno al período medieval, no llega a plantear un debate significativo sobre esta etapa de la historia de la filosofía, como el que se sí se presenta en Sapientia, Arqué y Diálogos. La heterogeneidad de temas y autores medievales, en nef, permite pensar que la publicación no está interesada en construir un debate con las figuras del espectro católico en la Argentina, cuya reflexión gira en torno al pensamiento de Tomás de Aquino.[74] Pero las reseñas bibliográficas contienen algunas referencias a figuras que sí entran en contacto con dicha intelectualidad (como Manuel Gonzalo Casas, Arturo García Estrada y Diego Pró). Estas figuras tienen cargos docentes en la unt, y su hegemonía crece durante el segundo gobierno peronista, amén de estar nucleados en torno a la revista Norte, solventada por la Comisión Provincial de Bellas Artes, donde la gravitación de Perón es explícita.

La correspondencia indica que los hacedores de nef y de Norte son adversarios entre sí. Los antagonismos entre ambos grupos se observan en los juicios con respecto al gobierno peronista, el tipo de instituciones en las que socializan, la relación con intelectuales católicos de la capital del país (y con las instituciones religiosas locales), e incluso en el canon filosófico que forjan ambas revistas.

Un punto central en la oposición de estas agrupaciones es la concepción del fenómeno religioso; mientras que en nef este aspecto es estudiado desde una perspectiva filosófica, histórica y social, los miembros de Norte comprenden la religión desde la perspectiva del creyente que –alejado de una comprensión filosófica o racional del fenómeno religioso– se enfoca en el acrecentamiento de la cultura católica en la provincia. Así, desde Córdoba, Vázquez expresa a Valentié la posición del grupo frente a este tema, partiendo de un artículo de esta última para la página del diario La Gaceta, que aborda los estudios sobre demonología:

Pero vuelvo sobre “El príncipe de este mundo” et ses retentissements sociologiques [y sus repercusiones sociológicas]. Si Tucumán no es enteramente paquidérmica, ese estímulo es suficiente y sobra para que te anatematicen definitivamente ¿qué dijo la gente del instituto Santo Tomás de Aquino? Y habrá que seguir, porque eso no puede quedar solo. Cuenta conmigo. Seremos francotiradores. No podemos ser otra cosa. No debemos ser otra cosa.[75]

Sin embargo, durante la edición de ambas publicaciones, la tensión no es total, quizá como estrategia de supervivencia en un medio cultural todavía reducido, que puja en conjunto por la profesionalización filosófica. De hecho, existe un número limitado de contribuciones de Valentié en Norte, y de Pró, Casas y García Estrada en nef, probablemente como prueba de la cooperación entre las dos revistas, en favor de la consolidación disciplinar, junto con (y más allá de) la confrontación política.

Además, nef también edita trabajos sobre filosofía moderna. Como recuerda Dotti (1992), entre los autores modernos más leídos en la Argentina, Kant tiene un rol importante como sintetizador del idealismo de Descartes, Spinoza y Leibniz, y el empirismo de Locke, Berkeley y Hume.[76] Pero la gravitación de la filosofía kantiana es mayor en las universidades rioplatenses, donde la filosofía germana tiene más impacto que en otras regiones del país.[77] En nef la alusión más importante a Kant es una traducción de Hernán Zucchi titulada “¿Qué significa orientarse en materia de pensamiento?”. El hecho de que el traductor proviniera de la unlp explica su interés por el filósofo de Königsberg, pero no hay constancia de un debate sobre su lugar en el canon de la modernidad. Además, en el círculo de intelectuales que participan en la revista, se encuentran dos figuras francesas como Goguel y Labrousse, probablemente formadas en una concepción de la historia de la filosofía en la que Kant no es una figura central. En este sentido, Manzo (2017) afirma que

[…] el canon que impera en el mundo anglosajón y alemán, y es acogido en nuestro país, se estructura en base a la tríada racionalismo, empirismo y criticismo, integrada respectivamente por los “siete grandes”: Descartes, Spinoza y Leibniz; Locke, Berkeley y Hume; Kant. Si bien este esquema ha adquirido gran predominio global, en el mundo francófono manifiesta ciertas variaciones significativas.[78]

Por otra parte, el abordaje de autores de la modernidad no se restringe tampoco a las dimensiones gnoseológicas, que en gran medida llevan a las lecturas que coronan la filosofía kantiana como resultado de la síntesis entre racionalismo y empirismo, tal como se presenta en importantes historias de la filosofía, como las de Víctor Cousin y Wilhelm Windelband.[79] En cambio, aparecen otros estudios que contemplan la dimensión política de los filósofos modernos,[80] trabajos destinados al análisis del elemento religioso en algunas filosofías modernas[81] y traducciones sobre temas afines.[82] La importancia que toma la dimensión religiosa en los análisis de la modernidad europea puede estar relacionada con la formación de base de la pareja y con la sociabilidad intelectual en París antes mencionada. Pero este reconocimiento de la cuestión religiosa alarma a Vázquez, quien expresa cierto temor a que dicho aspecto tome una envergadura excesiva. De allí que le advierta a Valentié que “tendremos que tener cuidado de no convertir nef en una revista teológica”.[83]

En cuanto a la filosofía contemporánea, la publicación recepciona corrientes como las filosofías de la existencia. Ruvituso señala la importancia de Heidegger en la intelectualidad argentina en esta etapa, y su gravitación especialmente en el Primer Congreso Nacional de Filosofía, en donde el pensamiento heideggeriano se convierte en hegemónico, dividiendo el campo de recepciones en dos claves, laicas (liberales e izquierdistas) y católicas.[84] Estas lecturas también gravitan en revistas académicas como Cuadernos de Filosofía y Revista de Filosofía, en las que se renueva el esfuerzo por introducir en la agenda filosófica a figuras consagradas del pensamiento filosófico europeo. Además, en ese Congreso, aunque en menor medida, se presenta una línea de lectores de Sartre, que encuentra espacio en medios como Realidad, Centro y Contorno.[85]

Entre los trabajos sobre filosofías de la existencia editados en nef, cabe mencionar el artículo de Heidegger titulado “La voz del camino”, traducido por Zucchi y publicado en 1951. Es probable que la agrupación no desconozca la importancia de Heidegger, sobre todo si se considera tanto su proximidad con respecto a Sur, que edita una serie de artículos en torno a este pensador alemán, como el lugar central de su filosofía en el mencionado congreso de 1949, en donde se despliegan diferentes lecturas de su obra, amén de difundirse la reciente traducción al español de su obra Sein und Zeit. Además, la publicación cuenta con algunos colaboradores alemanes que median para que se incluya, en la revista, el texto de Heidegger antes mencionado.

Ahora bien, resulta sorprendente que este trabajo de Heidegger sea incorporado en nef sin la interpretación de algunos miembros del staff. Tampoco el intercambio epistolar entre Valentié y Vázquez da cuenta de la polémica que supone la inclusión de un texto de Heidegger. Quizás esta ausencia de preámbulos se debe a una actitud prudente por parte de los hacedores, pues se trata de una figura disputada por diferentes sectores de la intelectualidad argentina y la europea, dadas las controversias que giran en torno al autor en los procesos de desnazificación.[86] Sin embargo, el debate por la apropiación entre sectores políticamente confrontados en la Argentina permite pensar que el filósofo constituye una “figura conceptual”[87] –por medio de la cual buscan legitimarse algunos intelectuales afines al sector peronista–, mientras que sus opositores de izquierda y de derecha apelan a la figura de Sartre.[88] Para estos últimos, el filósofo francés es pensado como una herramienta que permite edificar un existencialismo al margen (e incluso en contra) del peronismo.

Por otro lado, los hacedores de nef comparten cierto rechazo por la figura de Sartre, visible sobre todo en las posiciones de Labrousse y Goguel, en lo que podría considerarse como una suerte de prolongación local de la oposición –clave en el campo intelectual francés– de Esprit con respecto a la revista Les Temps Modernes, editada por la formación intelectual nucleada en torno a Sartre.[89] La afinidad con Esprit (revista que defiende una serie de valores morales –como la prudencia, la competencia y la disciplina– y una serie de valores políticos –como la aspiración al orden, el respeto por las jerarquías, o la crítica moderada a la anarquía del capitalismo liberal y al parlamentarismo corrupto) quizás ayude a explicar por qué la pareja rechaza al filósofo francés. De hecho, la pareja de Goguel y Labrousse, además, adhiere a una perspectiva política de corte socialista demoliberal (como sostiene Babot, “un régimen liberal con las rectificaciones sociales de la democracia, donde pueden convivir la libertad con la justicia”).[90] De allí que Goguel en 1957 le exprese a Valentié, desde París, que

[…] esta mañana al salir para comprar pan y leche hice dos encuentros: 1° una rata enorme (eran las 11 de la mañana, pero este es un barrio viejísimo)... 2° Jean Paul Sartre (que vive en la esquina y reconocí por las fotos) tiene el pelo más tirando al rubio de lo que me imaginaba, es tuerto espantosamente, estaba honradamente despeinado y vestido con negligencia, y tenía un áurea cansada y preocupada: un parisien. Pienso si no debería avisar a l’Humanité (el diario comunista) de mis encuentros sucesivos, sin duda llenos de significados simbólicos.[91]

Sartre es un agente central en la posguerra, mientras Goguel, por el contrario, retorna por entonces a su país sin ninguna garantía de visibilización en ese campo intelectual, con su padre y su marido fallecidos durante su exilio en la Argentina, y adhiriendo a los valores de una agrupación como Esprit, desplazada por la hegemonía de Sartre, todos elementos que permiten explicar el rechazo que le produce ese encuentro.[92]

Aunque Goguel y Labrousse son los que despliegan con mayor énfasis sus críticas hacia Sartre, también Vázquez parece hacerse eco de este rechazo, cuestionando a los intelectuales franceses que desacreditan a los autores que tienen alguna adhesión cristiana. En la correspondencia, el director le dice a Valentié que “parece que últimamente en Francia hay una ola de marxismo en filosofía que decreta tabú cualquier examen benévolo o siquiera imparcial de los autores cristianos”.[93]

Por otra parte, si bien el campo filosófico argentino se encuentra dividido entre sartreanos y heideggerianos –y la revista dirigida por Vázquez incluye un texto de Heidegger–, no es posible concluir que los intelectuales de nef se inscriban en la línea de los heideggerianos. Más bien, sus miembros principales se aproximan al pensamiento de figuras vinculadas al denominado “existencialismo cristiano”, como Kierkegaard, Weil y Marcel. Así, Vázquez sostiene que

[…] otro rasgo decisivo de la ontología actual se desprende del planteamiento existencialista cuando destaca la índole peculiarísima del modo del ser humano como situación radical del ser. Este requerimiento del existencialismo no contradice los rasgos esenciales de las corrientes antes mencionadas si se considera no ya la posición de Heidegger (aún incompleta) ni la de Sartre (aparentemente cerrada) sino la del espiritualismo francés contemporáneo. Como lo señalan los filósofos rusos orientados en la línea del espiritualismo cristiano, el conocimiento del ser supone no solo una gnoseología en el sentido tradicional, sino una analítica de la existencia humana en un sentido más amplio, porque el ser no es conocido por un sujeto humano abstracto, sino por un sujeto que no es un ente cualquiera, uno más en el mundo, sino un ente espiritual capaz de infinitas posibilidades en su acto de trascendencia.[94]

Vázquez apela a las filosofías de la existencia para retornar a un modelo antropológico presente en el espiritualismo francés previo a la Segunda Guerra Mundial, cuyo principal representante es Bergson. Este retorno al bergsonismo –mediado por las lecturas de filósofos rusos cristianos– le permite organizar una concepción del “hombre” que reflexiona sobre la existencia humana y busca conectarse con un principio trascendente. La recuperación del pensamiento bergsoniano le da la posibilidad de conciliar la crítica al positivismo (a la que alude con la expresión “desborda la formulación científica naturalista”,[95] clave en la formación del propio Vázquez)[96] con el debate más actual en torno al problema de la existencia, aunque sin renunciar al tratamiento de la experiencia religiosa.

Las marcas de las lecturas del existencialismo cristiano son compartidas por Labrousse, Goguel y Valentié. Tanto en las publicaciones individuales[97] –que resultan de las clases brindadas en la Universidad– como en los artículos y en las reseñas de nef, se observa la gravitación del existencialismo cristiano de Kierkegaard, Marcel, Weil y Jaspers, poniendo evidencia en qué medida la recepción de estos filósofos es compartida, convirtiéndose en una vía superadora de las limitaciones presentes en el existencialismo heideggeriano/sartreano, que se articula con los valores de la agrupación.

 

 

Consideraciones finales

 

 

Si bien los hacedores de nef se presentan como antiperonistas, en la práctica desarrollan una serie de actividades que parecen contradecir la idea de que el campo académico se ve arrasado por agentes cuyos principios se oponen al reformismo universitario, mostrando en cambio que existen grupos que pugnan por la profesionalización de la disciplina, por fuera del núcleo católico, y que se sostienen en la Universidad.

Desde la sociología de los intelectuales, analizamos la agrupación que edita nef, teniendo en cuenta sus condicionamientos sociales y materiales en el marco de un proceso de circulación intelectual complejo a nivel nacional e internacional; además, mostramos que la agrupación cuenta con un escenario favorable, gracias no solo a los recursos destinados al área educativa, para mejorar tanto la docencia como la investigación, sino también al apoyo de sectores antiperonistas en la provincia (como algunas figuras de la élite local), y fuera de ella (tal como ocurre con los apoyos de Sudamericana, Losada y Sur). El plantel docente europeo, heterogéneo, le permite a la revista contar con contribuciones de distintas partes del mundo, sin depender exclusivamente de la mediación de las universidades rioplatenses. Estos elementos se articulan con la consigna romeriana –apropiada por Vázquez– de “normalizar” la disciplina filosófica, incluyendo la reivindicación de la “seriedad” y de la “disciplina”, presentes entre los valores de Esprit, con los cuales se identifican Labrousse y Goguel. Estos elementos convergen en un exitoso despliegue hacia la profesionalización del campo filosófico local.

Aunque no sea el foco de este trabajo, el apoyo de la élite regional a semejante proyecto de profesionalización intelectual, entrevisto a partir de la publicidad que promociona la revista, permite preguntarnos hasta dónde llega el vínculo entre clases dirigentes y élites intelectuales del interior, qué elementos vuelven divergentes sus intereses y los “usos” de los posibles apoyos recíprocos, probablemente coyunturales.

Con respecto al contenido filosófico difundido por nef, abordamos la recepción de algunos modelos centrales, en el marco de la propia construcción de un canon filosófico. nef recupera el debate en torno a la filosofía contemporánea –al igual que Cuadernos de Filosofía–, relegando a un segundo plano las polémicas sobre filosofía antigua, medieval (presentes en publicaciones como Arqué, Sapientia y Diálogos, dirigidas por intelectuales católicos) y moderna. En especial, observamos el rol de las filosofías de la existencia en el debate internacional, y su repercusión en los principales miembros de la revista, quienes intentan superar el antagonismo entre heideggerianos –como los editores de Cuadernos de Filosofía y sartreanos –como los hacedores de Centro y Contorno valiéndose del denominado “existencialismo cristiano”, que posibilita la reunión del “hombre” con un principio trascendente y organiza un retorno al período previo a la guerra en Europa. Esta vuelta al pasado supone un esfuerzo por recuperar estilos de vida y formas de sociabilidad de la preguerra, para restituir el orden perdido, algo que también buscan los integrantes de Esprit, bajo la figura de un principio trascendente que restablece jerarquías y evoca esa “tercera fuerza” moderada, alejada de los radicalismos políticos y filosóficos, y que nef parece adaptar como alternativa ante un contexto argentino tan polarizado.

 

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[1] Federico Neiburg, Los intelectuales y la invención del peronismo, Buenos Aires, Alianza, 1998; Silvia Sigal, “Intelectuales y peronismo”, en J. C. Torre (dir.), Los años peronistas (1943-1955), Buenos Aires, Sudamericana, 2002, pp. 481-522; Oscar Terán, Historia de las ideas en la Argentina: diez lecciones iniciales, 1810-1980, Buenos Aires, Siglo XXI, 2008, pp. 257-304; Flavia Fiorucci, Intelectuales y peronismo, 1945-1955, Buenos Aires, Biblos, 2011; Carlos Altamirano, Bajo el signo de las masas, 1943-1973, Buenos Aires, Ariel, 2001.

[2] Fiorucci, Intelectuales; Silvia Sigal y Eliseo Verón, Perón o muerte. Los fundamentos discursivos del fenómeno peronista, Buenos Aires, Legasa, 1986; Oscar Terán, Historia.

[3] Pablo Buchbinder, Historia de las universidades argentinas, Buenos Aires, Sudamericana, 2005; German Soprano y Sabina Frederic (comps.), Política y variaciones de escalas en el análisis de la Argentina, Buenos Aires, Prometeo, 2009; Clara Ruvituso, Diálogos existenciales. La filosofía alemana en la Argentina peronista (1946-1955), Madrid, Iberoamericana, 2015.

[4] En adelante nos referiremos a Notas y Estudios de Filosofía con la sigla nef.

[5] En esta línea se encuentran las siguientes contribuciones: Tulio Halperin Donghi, Historia de la Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Eudeba, 1962; Carlos Mangone y Jorge Warley, Universidad y peronismo, Buenos Aires, ceal, 1984; Marcela Alejandra Pronko, El peronismo en la Universidad, Buenos Aires, Eudeba, 2000 y otros.

[6] Véase Fiorucci, Intelectuales.

[7] En adelante, la Universidad de Buenos Aires será referenciada con la sigla uba, la Universidad Nacional de la Plata con la sigla unlp, la de Tucumán con la sigla unt, la de Córdoba con la sigla unc, y la de Cuyo con la sigla unCuyo.

[8] Véase Paula Jimena Sosa, “El debate intelectual en los años de fundación de la Facultad de Filosofía y Letras (unt). Una aproximación a los momentos filosóficos a través del análisis de las revistas y publicaciones de la época”, Tesis doctoral, Universidad Nacional de Tucumán, 2019.

[9] Véase Soledad Martínez Zuccardi, En busca de un campo cultural propio: literatura, vida intelectual y revistas culturales en Tucumán (1904-1944), Buenos Aires, Corregidor, 2012.

[10] Solo hemos encontrado datos de un número de la revista Historia de las Ideas, correspondiente a 1950.

[11] Norte cuenta con algunos profesores de la carrera de Filosofía, como Manuel Gonzalo Casas, Diego Pró, Luis Farré y otros.

[12] Véase Graciela Corbalán, “Entrevista con Juan Adolfo Vázquez”, en J. Schobinger (comp.), Humanismo del siglo xx, San Juan, Universidad de San Juan, 1995, pp. 17-30.

[13] Parte de la correspondencia sobre el período de publicación de nef se encuentra en el archivo privado de María Eugenia Valentié.

[14] Véase María Celia Bravo, “El proyecto universitario de Descole y el desarrollo regional, 1946-1951”, en F. Gutiérrez y G. Rubinstein (comps.), El primer peronismo en Tucumán. Avances y nuevas perspectivas, Tucumán, edunt, 2012, pp. 217-247.

[15] El otro título que la universidad otorga es el de profesor/a en Filosofía y Pedagogía. Véase Hilda Naessens y Atilio Santillán, Testimonios de vida universitaria en el 60 aniversario de la creación de la Facultad en Filosofía y Letras de la unt, Tucumán, unt, 1999.

[16] Véase Fiorucci, Intelectuales.

[17] Véase Sérgio Miceli, Sueños de la periferia. Intelectualidad argentina y mecenazgo privado, Buenos Aires, Prometeo, 2017.

[18] Sur, editada desde 1931 por Victoria Ocampo, se publicita en nef en los números 14, 15 y 16.

[19] Por ejemplo, José Ferrater Mora, Luis Farré, Enrique Anderson Imbert, Francisco Ayala y otros.

[20] Véase Luis Farré, “Introducción a cincuenta años de filosofía en Argentina”, Cuadernos de Filosofía, vol. 5/6, n° 10-11-12, 1953, pp. 19-26; y Horacio Pintos, “Rodolfo Mondolfo: ‘El infinito en el pensamiento de la antigüedad clásica’”, Cuadernos de Filosofía, vol. 5/6, n° 10/11/12, 1953, pp. 77-81.

[21] En la tapa, el título se encuentra impreso en rojo con letras grandes, y las secciones “Sumario” y “Bibliografía” se anuncian en negro y con letra más pequeña.

[22] A partir del número 5 la sección “Bibliografía” crece, y desde el número 9 se dividen las secciones “Noticias” y “Bibliografía”.

[23] Véase Vázquez a Valentié, 22 de enero de 1951, Santa Catalina, Córdoba (Archivo Valentié).

[24] La correspondencia con Valentié evidencia el importante rol que ejerce el padre de Vázquez desde Buenos Aires para apoyar la edición de nef.

[25] “Nota de la redacción”, nef, vol. 1, n° 3/4, julio-diciembre de 1949, p. 1.

[26] Corbalán, “Entrevista”, p. 20.

[27] Ibid.

[28] Véase Juan Adolfo Vázquez, “Memorias de un editor de revistas: un diálogo con Juan Adolfo Vázquez”, Hispanic Journal, vol. 6, n° 1, 1984, pp. 177-188.

[29] Ibid.

[30] Probablemente el viaje a Tucumán sea el resultado de la sugerencia de Pucciarelli y Sánchez Reulet.

[31] Esto puede haber reforzado el interés de Goguel por una perspectiva política, sociohistórica y religiosa.

[32] Véase Juan Adolfo Vázquez, “Recuerdos de Elisabeth”, Humanitas, vol. 22, n° 29, 1999, pp. 31-36.

[33] Véase Anna Boschetti, Sartre yLes Temps Modernes’. Una empresa intelectual, Buenos Aires, Nueva Visión, 1990.

[34] No hemos encontrado fuentes que expliciten las razones por las cuales Labrousse y Goguel eligen trasladarse a la Argentina, pero algunos estudios vinculan su exilio al estallido de la Segunda Guerra Mundial. Véase Liliana Vanella, “El exilio europeo en la Universidad Nacional de Tucumán en las décadas de 1930 y 1940”, tesis doctoral, Universidad de Córdoba, 2008.

[35] Ofelia Wyngaard, “Conversación con Elisabeth Goguel de Labrousse”, Humanitas, vol. 22, n° 29, 1999, p. 38.

[36] Ibid., p. 41.

[37] Véase Guillermina Garmendia, “Rodolfo Mondolfo. Un filósofo entre dos mundos”, Humanitas, vol. 22, n° 29, 1999, pp. 61-76.

[38] Gerardo Oviedo, “Rodolfo Mondolfo, humanista de izquierda”, Cuyo. Anuario de Filosofía Argentina y Americana, nº 23, 2006, p. 157.

[39] Véase María Eugenia Valentié, “Recuerdos de mis maestros”, Humanitas, vol. 22, n° 29, 1999, pp. 88-89.

[40] Algunos docentes universitarios logran mantener sus cargos apelando al principio de autonomía universitaria ante el Ministerio de Educación. Véase María Eugenia Valentié, “Recuerdos”.

[41] Véase Ruvituso, Diálogos.

[42] Véase Eduardo Rosenzvaig, Historia crítica de la cultura de Tucumán. Amantes y locos, Tucumán, unt, 2010.

[43] Véase Goguel a Valentié, 29 de noviembre de 1952, París (Archivo Valentié).

[44] Véase Boschetti, Sartre.

[45] “Nota de la redacción”, nef, vol. 1, n° 2, abril-junio de 1949, p. 1.

[46] Corbalán, “Entrevista”, p. 24.

[47] Véase Pierre Bourdieu, La distinción. Criterios y bases sociales del gusto, Madrid, Taurus, 1988.

[48] En nef se observa un importante número de artículos, noticias y reseñas de libros y revistas.

[49] Véase Jacqueline Pluet-Despatin, “Contribución a la historia de los intelectuales. Las revistas”, Américalee, 2017, p. 6. Disponible en: <https://americalee.cedinci.org/wp-content/uploads/2017/11/Pluet-Despatin_Contribucion-a-la-historia.pdf>.

[50] Por ejemplo, la revista Philosophy and Phenomenological Research, cuyo subtítulo evidencia la aspiración internacional: “An international quarterly edited by Marvin Farber”. Esta última se posiciona como independiente de toda escuela filosófica específica, y alienta el envío de artículos de distintos países. Véase anuncio en nef, vol. 2, n° 7/8, julio-diciembre de 1951, p. 248.

[51] Los anuncios de Losada, Sudamericana e Imán ocupan página completa (lo que hace suponer el pago de tarifas elevadas).

[52] Entre las librerías se publicita Harrods –único anuncio que presenta ilustración, impreso a página completa–, y entre las imprentas se promocionan “López” y “Miguel Violeto”.

[53] Véase Gregorio Weinberg, “Recordando a Francisco Romero”, en José Luis Speroni, El pensamiento de Francisco Romero, Buenos Aires, Edivern, 2001.

[54] Por ejemplo, The Philosopher, editada en Londres desde 1923, a cargo Ada Sheridan.

[55] Por ejemplo, Aut Aut, Rivista di filosofia e di cultura, publicada en Milán desde 1951, a cargo de Enzo Paci.

[56] Por ejemplo, la casa de modas Anita y el Vivero Doña Ana.

[57] En especial, abogados, contadores y procuradores.

[58] Los pagos de la suscripción deben realizarse por adelantado y los números atrasados valen más.

[59] Contorno tiene inicialmente un valor de 2 pesos por ejemplar y crece paulatinamente hasta los números 5/6, cuando la revista comienza a publicar números dobles.

[60] Realidad tiene un costo anual de 18 pesos y el número suelto vale 3,50 (en moneda extranjera: 5 dólares la suscripción y 1 dólar el ejemplar).

[61] nef reseña y promociona revistas argentinas oficiales, laicas y católicas, cuyas figuras centrales hegemonizan el campo filosófico en universidades nacionales, a cambio de publicidad de obras del propio grupo. Por ejemplo, nef reseña Sapientia, a cambio de la publicidad en esta de La razón y la fe, de Labrousse.

[62] Véase “Sobre una interpretación reciente de Anaxágoras y los eleatas”, de Mondolfo; “La significación real del mundo inteligible de Plotino”, de Arthur Hilary Armstron y otros.

[63] Por ejemplo, con Zeller. Véase Rodolfo Mondolfo, “Eduardo Zeller y la historia de la filosofía”, nef, vol. 3, n° 12, octubre-diciembre de 1952, pp. 369-380.

[64] Los principales representantes son Lessing, Winckelmann, Goethe y Schiller, entre otros.

[65] Véase Garmendia, “Rodolfo Mondolfo”.

[66] Véase Rodolfo Mondolfo, “Lo humano y lo subjetivo en el pensamiento griego”, nef, vol. 2, n° 6, abril-junio de 1951, pp. 111-122.

[67] Roberto Rojo, “Rodolfo Mondolfo: un investigador del pensamiento clásico en Tucumán”, Humanitas, vol. 22, n° 29, p. 82.

[68] Según Mondolfo, las tesis sobre el infinito en la Antigüedad se observan por ejemplo en los números irracionales.

[69] Mondolfo indaga los puntos de contacto entre el mundo antiguo y el pensamiento de Ficino, Campanella, Bruno y otros.

[70] Véase Garmendia, “Rodolfo Mondolfo”.

[71] Ibid, p. 70.

[72] Véase Werner Jaeger, “El estudio de la filosofía griega”, nef, vol. 3, n° 9, enero-marzo de 1952, pp. 1-23; Benjamin Farrington, “La amistad epicúrea”, nef, vol. 3, n° 10, abril-junio de 1951, pp. 105-113.

[73] Véase Giuseppino Pernice, “Cuestiones morales y religiosas en Eurípides”, nef, vol. 1, n° 3/4, octubre-diciembre de 1949, pp. 269-275; y Guillermina Garmendia, “El infinito en el pensamiento antiguo”, nef, vol. 3, n° 12, octubre-diciembre de 1952, pp. 391-395.

[74] En 1948 se funda la Sociedad Tomista, en Buenos Aires, y el Instituto Tomás de Aquino, en Tucumán.

[75] Vázquez a Valentié, 1° de octubre de 1957, Santa Catalina, Córdoba (Archivo Valentié).

[76] Véase Jorge Dotti, La letra gótica: recepción de Kant en Argentina, desde el romanticismo hasta el treinta, Buenos Aires, uba, 1992.

[77] Véase Ruvituso, Diálogos.

[78] Silvia Manzo, “Piezas de un modelo para armar, desarmar y rearmar: autores, textos y temas en la construcción de los cánones filosóficos”, en S. Maidana y M. M. Risco (comps.), La Modernidad ayer y hoy, Tucumán, unt, 2017, p. 117.

[79] Véase Knud Haakonssen, “The idea of early modern philosophy”, en J. Schneewind (comp.), Teaching New Histories of Philosophy, Princeton, University Center for Human Values, 2004, pp. 99-121.

[80] Por ejemplo, “Nota sobre el concepto de voluntad general en Rousseau”, de Labrousse.

[81] Por ejemplo, “Sobre el ‘misticismo’ de Leibniz”, de Valentié.

[82] Por ejemplo, “Notas contra el programa filosófico de Regius”, de Descartes, traducida por Goguel.

[83] Vázquez a Valentié, 18 de enero de 1951, Santa Catalina, Córdoba (Archivo Valentié).

[84] Véase Ruvituso, Diálogos.

[85] Véase Oscar Terán, “La cultura en el primer peronismo”, La Nación, 19 de septiembre de 2004.

[86] Véase Ruvituso, Diálogos.

[87] Ibid., p. 37.

[88] Véase Alan Savignano, “La recepción del pensamiento de Jean-Paul Sartre en Argentina: la generación existencialista del 25 y la nueva izquierda de ‘Contorno’”, Ideas, nº 4, 2016, pp. 34-61.

[89] Para la confrontación entre ambas publicaciones periódicas véase Boschetti, Sartre.

[90] Judith Babot, “Un precursor de una innovadora historia de las ideas en Tucumán. Democracia, ciudadanía y totalitarismo en la producción historiográfica de Roger Labrousse”, en M. C. Vera de Flachs y F. Borja (comps.), Reformas universitarias y movimientos estudiantiles en América y Europa, Córdoba, Báez, 2006, p. 20.

[91] Goguel a Valentié, 5 de marzo de 1957, París (Archivo Valentié).

[92] Maurice Goguel muere en 1955, y Labrousse fallece en Santa Catalina, en 1956, de un ataque cerebral.

[93] Vázquez a Valentié, 10 de febrero de 1948, Santa Catalina, Córdoba (Archivo Valentié).

[94] Juan Adolfo Vázquez, Ensayos Metafísicos, Tucumán, unt, 1951, pp. 17-18.

[95] Ibid., p. 21

[96] Vázquez se forma en la unlp con docentes que asocian el nacimiento de la filosofía argentina con la refutación del positivismo. Véase Ruvituso, Diálogos.

[97] Véase Elisabeth Goguel, El mal, Buenos Aires, Raigal, 1956; Roger Labrousse, Del mago al burócrata, Buenos Aires, Raigal, 1955.